Improvisaciones sobre el «Diario de amor de Anahí» (2021), de Hugo Gola

 

Por Luis Verdejo*

Crédito de la foto (izq.) Ed. Komorebi /

(der.) www.ellitoral.com.ar

 

 

Un regalo para el futuro:

Improvisaciones sobre el Diario de amor de Anahí (2021),

de Hugo Gola

 

 

La simplicidad no es un fin en arte, pero se llega a ella, sin proponérselo,

cuando uno se aproxima al sentido real de las cosas.

Brancusi

 

 

Uno

Con el Diario de amor Anahí, el lector se enfrenta a un poema largo, construido por 50 fragmentos numerados. Imposible saber qué pensará el lector que no ha leído otros libros de Hugo Gola cuando se enfrenta a este libro que el poeta argentino, dejó inédito.

¿Por qué no lo publicó Gola si lo escribió a finales de 2008 y posiblemente en el transcurso de 2009, si murió en 2015? No lo sabemos.

Recordemos que Gola publicó Resonancias renuentes en 2011. Esto quiere decir que lo podría haber publicado en vida.

¿Pensaba que era un poema “fallido”? Por supuesto que no: Hugo lo leía con gran entusiasmo. Lo que puedo decir es que cuando tuve la fortuna de que me leyera en 2008 algunos poemas que actualmente constituyen el Diario de amor Anahí, no tenía título aún.

¿Cómo llegó a ese título? Tampoco lo sabemos.

Pero, de nuevo, si a Hugo le entusiasmaba el libro, ¿por qué no lo publicó? ¿Pensaba que era mejor que se publicara después de su muerte, como un regalo para el futuro “nuestro”?

Como no lo sabemos, diremos que sí, y que lo que realmente importa ahora es que lo podemos leer en una edición muy cuidada hecha por Komorebi Ediciones.

 

El Poeta Hugo Gola

 

Dos (Sobre la despersonalización)

a) En Prosas, (libro que no ha tenido la difusión latinoamericana que se requiere para este texto de una agudeza de pensamiento y reflexión sobre el hecho poético y artístico), Gola dice:

Todo verdadero poema es una composición que contiene, preserva y trasmite la energía que le dio origen, sin permitir que ésta se derrame, se destruya o se pierda. Mientras se lo escribe, el poema va evolucionando, desplegándose, con el fin de cumplir esa finalidad, incierta pero inevitable. Al desarrollarse el poema, configura su propia forma, una forma que no existía antes de la escritura, sino que es engendrada por el juego de la mente, el lenguaje y el silencio.

 

Si tomamos el comienzo de esta cita para relacionarlo con el Diario de amor Anahí, nos damos cuenta que este poema largo contiene, preserva y trasmite la energía que le dio origen sin permitir que ésta se derrame, se destruya o se pierda. Lo único que no sabemos es cuál fue la energía que le dio origen (y en general, también lo desconocemos en la mayoría de los poemas que leemos), si un hecho vivido, si una lectura, si una reflexión, si algo que vio o algo distinto para comenzar a escribirlo. Sabemos que mientras lo escribía, Hugo tenía en la mesa (al lado de su sillón donde se sentaba a leer y escribir), donde ponía sus cuadernos, mate, pavita, plumas, etc., el libro de Keneth Rexroth Los poemas de amor de Marichiko, y que, en 2001, en la revista El poeta y su trabajo número 5, habían aparecido fragmentos de ese libro traducidos por Gloria Gervitz.

¿Fue el libro de Rexroth el impulso para que Gola asumiera voz de mujer para escribir el Diario de amor Anahí, al igual que Rexroth Los poemas de amor de Marichiko? No lo sabemos y tampoco es importante saberlo.

Lo que sí se puede afirmar es algo: que cierta energía fue el origen para que Gola comenzara a escribirlo y que no dejó que esta energía se derramara y que se contuviera, evolucionando, desplegándose, configurando su propia forma, engendrada por el juego de la mente, el lenguaje y el silencio.

Y otra pregunta, pensando en Pessoa: ¿está la poesía y la poética, la voz, diremos, de Gola en el Diario de amor Anahí, o es un heterónimo, una obra que podría ser paralela a su obra?

El Diario de amor Anahí mantiene prácticamente todas las constantes de la poesía de Gola: condensación, forma zigzagueante, economía de recursos, éxtasis, un yo hablante que ha sido tocado por el fuego (verso de Gola) y que tiene que dar cuenta de ese “estado poético que ha tenido la fortuna de recibir.”

Entonces, ¿por qué asumir la voz de mujer? Posiblemente para despojarse del yo, para abarcar otro territorio de sensibilidad, para, como Keats y Juan L. Ortiz querían (y Tania Favela lo apunta en la contraportada del libro), “perder la misma identidad para que el poema, deseablemente anónimo…” se reencuentre “sobre el vértigo” de la existencia.

Hay otra referencia que nos podría ayudar a resolver lo anterior (la necesidad de despojarse del yo).

Hugo publicó en la revista Poesía y poética, esculturas y reflexiones de Brancusi.

El escultor rumano dice: “Hay un fin en todas las cosas. Para alcanzarlo hay que liberarse de sí mismo.”

 

Foto de (izq. a der.) Juan Saer, Juan L. Ortiz y Hugo Gola

 

b) Continuando con la despersonalización, en Diario de amor… es interesante señalar lo siguiente: cuando Hugo era maestro en la Universidad Iberoamericana, allá por 1990, contó en una clase la siguiente anécdota: dijo que, en una lectura, un poeta (no recuerdo el nombre del poeta) leyó un poema cuyo motivo era la muerte de un amigo. Al terminar la lectura, una señora se le acercó y le dijo que el poema “la había conmovido”, y que debió haber sido muy duro para él, haber perdido a su amigo.

El poeta, dijo Hugo, le contestó: “¿De qué muerte me habla? Ningún amigo mío murió así”. A partir de esa anécdota, Hugo señaló que el poema también se construía con la imaginación. Y podemos pensar, con Saer, que también la poesía lírica (no sólo la prosa) surge a partir de una especulación antropológica realizada por el poeta.

 

c) Releyendo Prosas, encontramos un fragmento en el que Gola se refiere a la traducción que hace de un poema de Paul Celan, sobre Mandelstam. Toda su reflexión se centra en la despersonalización de Celan, en “la identificación de ambos”, en que el destino de los dos “se vuelve uno”.

Escribe Hugo:

Diría que Mandelstam es el objeto y el centro del poema, pero en un momento de la escritura el poema gira y se abre hacia Celan. Es de él y ya no de Mandelstam de quien habla. ¿Es acaso por que Celan se identifica con el objeto inicial del poema? Creo que a cierta altura Mandelstam y él son intercambiables, pero no sólo por la identificación del autor con su materia, sino porque Celan pierde identidad para convertirse en Mandesltam y el destino de los dos poetas se vuelve uno.

 

La cita continúa, pero con el fragmento anterior nos interesa señalar que, aunque Anahí sea posiblemente un personaje “ficticio” o un motivo que fue el motor del origen para escribir Diario de amor… (un poco como el amigo muerto del poeta en el inciso anterior), Gola y Anahí son intercambiables, Gola “ha perdido la identidad para convertirse” en Anahí  “y el destino de los dos poetas se vuelve uno”.

Podemos especular, inferir, que el personaje Anahí, después de la “terrible experiencia” del amor, del ser abandonada por su amante, se vuelve poeta. No se señala explícitamente, pero se sugiere, ya que, en Diario de amor de Anahí, encontramos una serie de referencias a la “palabra” como potencia latente, diremos, no como “simples palabras” sino como palabras que se refieren a un destino de poeta.

Por otra parte, pensamos en las Cartas sobre Cézanne de Rilke y en su epílogo a Cartas de la Monja portuguesa, como referencias implícitas en el texto de Gola: cuánto de lo que hay en esos textos lo podríamos trasladar íntegro para hablar sobre Diario de amor de Anahí, en cuanto a la energía que recibe y transforma a la amante abandonada que de pronto observa lo cotidiano con extrañeza, y lo cercano adquiere para ella cierto matiz de lejanía, motivos que se repiten también en Las elegías del Duino.

Citemos un fragmento de Cartas sobre Cézanne:

Sí, tan asentados estamos en la base de toda transformación, nosotros, los más movedizos, los que nos movemos con el ansia de comprenderlo todo, los que (siempre que no lo entendemos) hacemos de lo inmenso la tarea de nuestro corazón, para que no nos destruya.

 

Tomemos ahora dos párrafos del epílogo de Rilke a Cartas de la monja portuguesa:

Pues ¿cómo resistirnos a la admiración que se apodera de nosotros cada vez que leemos esas cartas? Este fluir de reproches y esperanzas, dudas y decepciones se precipita cada vez con idéntica potencia sobre nosotros y carecemos de fuerza para detenerlo. Cada vez se nos vienen encima las mismas preguntas, los mismos reproches y las promesas habituales del amor…

 

Lo presentíamos, no obstante, pero tal vez nunca se nos ha mostrado con tanta evidencia que lo esencial del amor no residía en lo compartido, sino en esto: en que uno fuerza al otro a transformarse en algo, a transformarse infinitamente, a transformarse en lo más extremo que sus fuerzas sean capaces de alcanzar.

 

En cuanto a “los reproches y esperanzas, dudas y decepciones…” éstas también abundan en Diario de amor de Anahí.

Cito algunos fragmentos:

vino/ un tiempo/ de rabia/ de odio concentrado// salí de él/ después/ de años// y sigo aún/ rodeada/ de sombras

 

para/ nosotros/ no quedó/ en pie// ni la/ esperanza/ de un/ retorno

 

con mi/ furia/ y mi/ fuego/ defraudados/ habría// incendiado/ la/ ciudad

 

al principio/ después/ de tu partida/ hubo furia/ y maldición

 

Y en cuanto a la sugerencia de la transformación operada por el amor primero, y después, por el abandono, cito tres fragmentos del Diario de amor de Anahí:

 siempre/ fui/ débil// la pérdida/ de tu/ amor/ el abandono/ me dieron/ fortaleza

 

sentí/ que éramos/ piedra// que el mundo y yo/ éramos piedras/ rodantes// que yo/ era sólo/ piedra/ girando/ bajo un/ cielo/ indiferente

 

Por último, en cuanto a la percepción del paisaje percibido por la amante (o poeta), veamos en Cartas sobre Cézanne lo que señala Rilke:

Nubes, nubes errantes, viento, rápidos aguaceros, y de pronto, desde un elevado claro, el sol proyectado como desde un reflector, intenso, concentrado, raudo, sobre una personita mojada, blanquísima en el resplandor, y todas las ventanas se llenan de luz y cielo.

 

En Diario de amor de Anahí, encontramos:

los árboles/ tan/ queridos/ no eran/ sólo/ árboles// las hojas/ al moverse/ me decían/ tu nombre// las ramas/ agitadas/ por el/ viento/ anunciaban/ tu llegada.

 

en tardes/ de verano/ escuché/ el canto/ interminable/ de las chicharras// su lamento/ monótono/ estremecía/ mi piel// recuerdo/ ahora/ que su chirrido/ constante/ pudo/ un día/ consolarme/ de tu ausencia

 

(En cuanto a la referencia a las nubes de Rilke, citaremos un fragmento del poema largo Vacilación de Gola, que publicó en 2001, ya que pensamos que, en toda la obra del poeta argentino, es el poema que más relación tiene con Diario de Amor de Anahí, sobre todo en lo relacionado a la poética de la escritura:

sauce    eucalipto   fresno/ pino     ciprés     jacarandá/ nubes ligeras/ en un cielo verde/ nubes oscuras/ nubes    nubes    navegando/ indiferentes por los cielos/ y los mares/ llevan sonidos     murmullos/ intensidades/ los mezclan     los difunden/ los derraman/ pájaros blancos/ en un cielo gris/ nubes   gaviotas incansables/ nubes   ligeras reposan/ sobre la tierra escarpada/ dejan su sombra)

 

d) Por último, podríamos pensar esa despersonalización que se encarna en el Diario de amor de Anahí, como un parlamento teatral de una mujer, asumimos vieja (en una estancia, prácticamente vacía, con un sillón y una mesa) que rememora su juventud, los años pasados, a partir de un soliloquio lleno de pausas y silencios, que casi son el verdadero argumento. Leamos así, el primer fragmento del Diario:

                                                    tu partida 

                                                         quiero decir

                                                    tu partida

                                                             de mí

                                                       me dejó

                                                     desalentada

 

                                                  las noches

                                                     quedaron vacías

 

                                                 no me

                                                      auxilió

                                                el alcohol

 

                                             ese fue

                                                un tiempo

                                                    de desprecio

                                                   y abandono

 

                                                     aunque

                                                        siempre

                                                     presentí

                                                             el final

 

                                                   la memoria

                                                      suele

                                                          dejarnos

                                                          indefensa

 

El poeta Hugo Gola. Crédito de la foto: Tania Favela

 

Tres

Hablemos ahora del amor que, desde su título, inunda todo el libro. Elegiremos solamente los fragmentos en donde se utiliza la palabra amor, ya que el amor y su pérdida y lo que genera esa pérdida (un destino, quizás de poeta de la voz hablante, Anahí), lo veremos más adelante.

Lo primero que sobresale es que hay muchos fragmentos en los que Gola ha omitido el artículo el para referirse al amor. El poema, a partir de lo anterior, genera en el lector la sensación de que está escrito en una especie de presente perenne que traspasara cualquier época, diríamos, ya que en cualquier época el ser abandonado por un amante es terrible, doloroso. Por supuesto que Gola centra su poema en nuestra época (a partir de las referencias a bares y a un parque de suburbio), pero aún así el lector siente una especie de intemporalidad en Diario amor de Anahí. Leamos los fragmentos:

el amor/ es/ compañía

 

el amor/ es/ un perfume/ volátil// y/ aunque/ pase// es la única/ prueba/ de que/ e/ mundo existe

 

la pérdida/ de tu/ amor/ el abandono/ me dieron fortaleza

 

la muerte/ del amor/ me resultaba/ inexplicable

 

no hubo/ cartas de/ amor/ entre/ nosotros

 

yo también/ sentí/ más de/ una vez/ que hacer/ el amor/ no era/ alcanzar/ un/ punto de/ llegada// sino/ diluirse/ sin más/ en un/ misterio

 

amor/ es el secreto// amor/ la ciencia y/ el saber// la certeza/ y la duda// de él/ provienen// el deseo/ y el goce// amor/ tiene el/ cuerpo/ de un dios// amor/ circula/ por las/ celdas de/ mi sangre// indefensa/ me rindo/ a sus asaltos/ y sus furias

 

supe luego/ que el amor/ no se pide// mientras dura/ se da/ cuando parte/ nada puede/ detenerlo

 

nadie/ procura/ el desamor/ ni añora/ el desamparo

 

no se/ piensa/ en la vida// no se piensa/ en la/ muerte// no se/ piensa/ nomás// cuando existe/ el amor/ no hay/ pensamiento/ alguno/ él solo/ llena/ todos/ los espacios

 

amor/ descubre/ revela/ moviliza los/ imanes// construye/ confluencias

 

Tomando en cuenta la última cita es interesante señalar que está podría ser una frase o reflexión de Gola sobre la palabra poética, solamente sustituyendo amor, por palabra o por poema:

El poema/ descubre/ revela/ moviliza los/ imanes// construye/ confluencias

 

Decía Rilke (a quien Hugo consideraba el mayor poeta de todos) en Las Cartas a un joven poeta, que los “grandes temas”, el amor, la muerte, tendrían que dejarse para la vejez; que “¡Los versos significan tan poco cuando se han escrito joven!”, como dice en Los cuadernos de Malte Laurids Brigge y que para que surja un verso, “es necesario haber visto muchas ciudades, hombres y cosas… Es necesario tener recuerdos de muchas noches de amor, en las que ninguna se parece a la otra; de gritos de parturientas, y de leves, blancas, durmientes paridas, que se cierran. Es necesario aún haber estado al lado de los moribundos, haber permanecido sentado junto a los muertos, en la habitación, con la ventana abierta y los ruidos que vienen a golpes” y todo ese maravilloso magma que continúa Rilke nombrando, para que “en una hora muy rara, se eleve la primera palabra de un verso.”

Es oportuno también recordar que Gola, en su vida cotidiana pensaba y creía, en el Amor como algo fundamental en la vida de los seres humanos.

En El rumor de lo real (conversaciones con Hugo Gola) el poeta argentino hace estas reflexiones:

Lo que a uno lo salva es el amor. Si uno está dispuesto, todo se da naturalmente. El amor lo vuelve a uno bueno. Cuando uno ama, quiere que el mundo sea bueno. Aunque esto no se logre —se ríe—. ¡Qué alegría me da cuando surge el encuentro entre dos personas! En el amor, lo esencial es compartir y dar con buena voluntad. Esto que vemos, estos edificios, el cielo, las avenidas, los árboles, puede no ser real; quién dice que lo es. Cuando uno tiene a otro, cuando uno está con otro ser completo que es igual a uno, todo se vuelve real. Es por la persona a la que se ama que uno no siente que vaga como fantasma por el mundo.

 

En el amor uno se siente agradecido. Agradece, no sabe a quién, pero agradece. Como decía Maiakovski (pero al revés): ‘Que la barca del amor (no) se estrelle contra la vida cotidiana’.

 

La experiencia amorosa, la experiencia mística y poética son de la misma naturaleza. El amor casi siempre despierta en uno la escritura. La soledad sólo se rompe con la experiencia amorosa.

 

Una pareja es para aprender juntos, para compartir. Cuando uno está solo, está solo. No hay nada que hacer.

 

El amor se puede encontrar en cualquier parte.

 

Por otra parte, desde su primer libro, Veinticinco poemas, Gola construye un entretejido poético entre éxtasis, erotismo y amor que está presente también en Diario de amor de Anahí.

Hugo creía en la inspiración, no como soplo divino, sino como “estado poético” (psicológico, imaginativo, sensual), que había sido movilizado por algún hecho, casi siempre exterior, y que el poeta tendría que darle forma “sin que se derramara” ese estado para construir un poema. Por eso continuamente citaba a Brancusi: “No es difícil hacer cosas, lo difícil es alcanzar el estado que permite hacerlas.”

Se podría hacer, al igual que como se hizo con la palabra amor, un recorrido en su obra rescatando palabras y frases que dan cuenta de ese éxtasis, erotismo y amor.

En Diario de amor de Anahí, la palabra sexo, cuerpo y piernas se repite muchas veces.

 

El Poeta y Maestro, don Hugo Gola.
Crédito de la foto: Luis Verdejo y Tania Favela Bustillo.

 

Cuatro

También se podría ver el Diario de amor Anahí como un homenaje de Gola a muchos de los poemas que leyó, publicó y amo, a lo largo de toda su vida como editor.

Encontramos en este libro ecos o el tono de ciertos poemas, al igual que reapropiaciones.

En cuanto a los ecos o tonos de poemas que respiran en Diario de amor de Anahí, citaremos a “El Cantar de los cantares” con su: Qué me bese con besos de su boca; a Catulo con su Pobre Catulo, deja de hacer locuras; a Cavafis con: Esta habitación, qué bien me la conozco…Aquí, cerca de la puerta había un sofá…; a Luis A. Cabrales con: ¿Estaré contigo, estarás conmigo, cuando pase de nuevo/ entre la luna y las nubes?; a Pound con: Árbol eres,/ musgo eres,/ … una niña -¡tan alta! eres tú;/ y todo esto es locura para el mundo; a H. D. con Llévame dondequiera, dondequiera;/…/ toda mi hacienda eres tú, me escondería en tu cabeza como un niño en un ático; a Goethe, (vía Haroldo de Campos) con: Y viene El errante, El-Que-/Ama. Y toca en este/ sitio, todo el cuerpo/ le tiembla… Y despierta, tu cuerpo se estremece; al Neruda del Canto del viudo con: Oh, maligna; a Gottfried Benn con su: Carne, que anduvo desnuda./ Hasta la boca, bronceada por el mar…// ¡Oh¡ ¡Y luego estar-con-uno-mismo! ¡Estos enmudecimientos! ¡Este andar a la deriva!; a Michaux con su Aire del fuego/ no supiste jugar, a Sologuren con: Fue la primera escala en ese ardiente viaje… seguí tras las oscuras/ yerbas de otros cuerpos; a Pavese con: Hay una tierra muda/ pero esa no es tu tierra…// es una tierra ansiosa que no dice palabra; a Montale con: He bajado, de tu brazo, por lo menos un millón de escaleras/ y ahora que ya no estás hay un vacío en cada peldaño; al Yannis Ritsos de laSonata al claro de luna”: Déjame ir contigo. Qué luna la de esta noche…// Cuando hay luna las sombras crecen dentro de la casa; a Rafael Cadenas en “Amante”: Cuanto hiciste/ fue para propiciar el encuentro…// Sólo hay// aquí,// ya,// un aquí embriagado/ en un ya de oro; a César Moro con su Pienso en las holoturias angustiosas que nos rodeaban al acercarse el alba/ cuando tus pies más cálidos que nidos ardían en la noche, y por supuesto, entre muchos otros, a Juan L. Ortiz, con su: Muchachas de ojos de flores y de labios de flores… Arde de abejas el aguaribay, arde de abejas.

 

En cuanto a reapropiaciones, tenemos los siguientes fragmentos en Diario de amor Anahí:

De San Juan de la Cruz:

fui/ como un ciervo joven/… fui presa/ es cierto/ pero/ altiva/ y plena

 

no me/ veo nunca/ animal/ acorralado

 

 y mi/ cuerpo/ entero/ fue campo/ abierto/ a todos los/ retozos

 

De Sei Shonagon:

me gusta/ el sol/ amo/ también/ la sombra/ la intemperie

(Y hay aquí también, un posible guiño a Juan L. Ortiz, ya que cuando se lee o escucha la palabra “intemperie”, inmediatamente se piensa en Ortiz.)

 

De Macedonio Fernández:

supe luego/ que el amor/ no se pide// mientras dura/ se da// cuando parte/ nada puede detenerlo

 

De Henri Michaux:

y de nuevo/ te entregas/ al pulso/ de los días

 

Sin embargo, el poema que probablemente está en la base de Diario de amor de Anahí, en cuanto a la visión del amor como arrebato corporal, sensitivo, mental, lo encontramos en el poema de Safo que Gola publicó en Antología de literatura para jóvenes, en 1984.  

Lo citaremos completo para ver algunas similitudes con Diario de amor de Anahí:

Me parece el igual que un dios, el hombre

que frente a ti se sienta, y tan de cerca

te escucha absorto hablarle con dulzura

y reírte con amor.

 

Eso, no miento, no, me sobresalta

dentro del pecho el corazón: pues cuando

te miro un solo instante, ya no puedo

decir ni una palabra,

 

la lengua se me hiela, y un sutil

fuego no tarda en recorrer mi piel

 mis ojos no ven nada, y el oído

me zumba, y un sudor

 

frío me cubre, y un temblor me agita

todo el cuerpo, y estoy, más que la hierba,

pálida, y siento que me falta poco

para quedarme muerta.

 

En el Diario de amor de Anahí encontramos estos versos que nos remiten a ese poema en particular “amor/ tiene el/ cuerpo/ de un dios” y a ese desorden sensorial que genera el arrobamiento del amor, que se encuentra en Safo.

de pronto/ suprimió/ mi miedo/ un/ arrebato/ imprevisible// con los ojos/ abiertos/ andaba/ enceguecida/ fue un/ desorden/ general/ un fugaz/ deslumbramiento//

¿quién logra/ resistir/ ese fuego/ de la entraña?

 

amor/ circula/ por las/ celdas de/ mi sangre// indefensa/ me rindo/ a sus asaltos/ y sus furias

 

El poeta Hugo Gola.
Crédito de la foto: Tania Favela

 

Cinco

Es importante ahora referirnos directamente a la poesía lírica. Hugo Gola fue un poeta lírico. Diario de amor de Anahí, al igual que Vacilación, Filtraciones (obra reunida), Retomas, Resonancias renuentes, están llenos de lírica, de “expresión interior” y en todos ellos la memoria, la recuperación de la memoria, de la vida vivida, es fundamental.

En Prosas, Gola continuamente se refiere a la lírica, qué es, qué es lo que la moviliza o posibilita (no la voluntad, insiste una y otra vez), cómo se encuentra engarzada en el sonido, sobre todo, más que en el sentido (o de manera conjunta) y también la compara o contrasta con la prosa: así reflexiona sobre la capacidad y planeación de Saer para escribir una novela de 400 páginas, y la imposibilidad del mismo para escribir, en ciertos momentos de su vida, un poema de 20 palabras.

Dice, por ejemplo: “Cuando el poeta siente el deseo de escribir, un intenso deseo de hacerlo, va al encuentro de las palabras, intenta capturarlas y someterlas a ese deseo[1], para construir con ellas un objeto verbal que transporte a la vez la carga afectiva, de donde el deseo proviene, y la objetividad que también se requiere en esa construcción en el lenguaje”.

Debemos afirmar, entonces,  que no es casual que, también en Prosas, Gola, se detenga a reflexionar en “el regreso de Haroldo de Campos a la poesía lírica, al final de su vida”, (pero no un “regreso sin más” afirma) como si estuviera diciendo que si de Campos regresó a escribir poemas líricos es porque en el centro o vórtice, en “la intensidad y altura” de la poesía vive el poema lírico. La reflexión de Gola es de tal lucidez que la transcribiremos:

¿Qué significado tiene -si es que tiene alguno- el regreso de Haroldo de Campos a la poesía lírica, en su etapa final? Después de haberse alejado de ella durante años, después de haber teorizado sobre la necesidad de devolverle a la palabra su total materialidad, su dimensión visual, sonora, espacial, desplazando la significación subjetiva, emocional, íntima, excluyendo la lírica, al fin, ¿qué lo lleva, a esta altura de su obra, a recuperar la palabra como posibilidad expresiva interior, como sucede en muchos de los poemas de Crisantempo (1998)? ¿Consideró superadas aquellas conquistas del comienzo? ¿O pensó, en estos últimos años, que la tarea de limpieza y ajuste, que el concretismo instauró en la poesía del Brasil, había concluido? Lo que si se puede comprobar es que estos poemas líricos de Haroldo no suponen un retorno sin más a la poesía que se escribía antes de la experiencia concreta. Hay más bien, en estos textos, un cabal y libre aprovechamiento de sus postulados iniciales. Una conciencia nueva insobornable en el uso de la palabra.

 

El Poeta Hugo Gola. 2011

 

Seis

La primera vez que leí completo Diario de amor de Anahí en la publicación de Komorebi, me pregunté si en el siglo XXI algún poeta había escrito un poema de amor como éste. Y no recordé ninguno. Seguramente los hay. Sin embargo, hay una sensación de que la poesía contemporánea eludiera a priori el “motivo” amor.

De tal suerte, este libro “simple (y al mismo tiempo “sofisticado, en el sentido que aprehende las necesidades y pasiones contemporáneas (o mejor, intemporales) reafirmando la continuidad de la vida”), nos aproxima al sentido real de las cosas.

 

 

 

Bibliografía consultada

 

Gola, Hugo. Antología de literatura para jóvenes, UIA, México, 1984.

_________. Vacilación, Editorial Filodecaballos (Cuadernos de Filodecaballos), México, 2003.

_________. Filtraciones, FCE, México, 2004.

_________. Prosas, Editorial Alción, Argentina, 2007.

_________. Diario de amor de Anahí, Komorebi Ediciones, Chile, 2021.

Rilke, Rainer María. Cartas sobre Cézanne, (Traducción de Nicanor Ancochea), Paidós estética, Barcelona, 1985.

_________________. Cartas de la Monja portuguesa, Mariana Alcoforado. (Traducción y prólogo de Francisco Castaño. Epílogo de Rainer Maria Rilke), Editorial Hiperión, Madrid, 1987. 

__________________. Los cuadernos de Malte Laurids Brigge, (Traducción de Pedro Tanagra), Premiá Editora, México, 1990.

Saer, Juan José. El concepto de ficción, Editorial Planeta, México, 1999.

Verdejo, Luis. El rumor de lo real (conversaciones con Hugo Gola), Editorial Matadero, México, 2018.

Revistas editadas por Hugo Gola: “El poeta y su trabajo” II, III y IV, UAP, Puebla (1983-1985), “Poesía y poética UIA” (1990-2000) y “El poeta y su trabajo” (2000-2010).

 

 

 

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[1] Esta frase nos remite a alguna carta de Van Gogh, cuando decía: “Hay que constreñir a las cosas a ser bellas”.

 

 

 

 

 

*(Tijuana-México, 1967). Pintor, escultor y poeta. Ha publicado en poesía Poemas de la mano izquierda (2008), Los poemas de la musa negra (2016) y El ojo de Chile (2020).

 

 

 

**(Santa Fe-Argentina, 1927 – Argentina, 2015). Poeta, ensayista, traductor y editor. Abogado por la Universidad Nacional del Litoral (Argentina). En 1975 emigró para residir en Londres (Reino Unido) y en 1976 se estableció en México, donde vivió por más de 35 años. Se desempeñó como maestro de la Universidad Iberoamericana (México). Dirigió la colección El poeta y su trabajo (para la Universidad de Puebla – México, 1982-1986); en 1988 fundó y dirigió la revista Poesía y poética, hasta 1999, y en el 2000 fundó la revista El poeta y su trabajo que dirigió hasta el 2010. Obtuvo el Premio de Poesía de la Fundación Konex (2004) y el Premio Nacional de Poesía de Argentina (2011). Publicó en poesía Jugar con fuego. Poemas 1956-1984, Filtraciones (1996), Filtraciones. Poemas reunidos (2004), Retomas (2010) y Resonancias renuentes (2011); en prosa Prosas (2007); y las antologías El poeta y su trabajo II, III y IV, Antología de literatura para jóvenes, entre otros.