Rilke, Bachelard y Spinetta una aproximación sonora

 

Por Ray Paz Quesquén*

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Rilke, Bachelard y Spinetta

una aproximación sonora

 

 

“La respiración es la cuna del ritmo”, afirma Kippenberg, amigo y editor de Rilke: “¿Quién, si yo gritase, me oiría desde los coros celestiales?”. Así, inicia su primera elegía, anteponiendo a la sonoridad; como pregunta y respuesta de su metáfora, cuestionando la inspiración iónica de Platón (“El poeta es un ser alado”); con un grito, que desde luego debe aturdir a los ángeles, que dejan de serlo al pensar en la belleza, convirtiéndose en “seres terribles”. Rilke atisba la cuestión sonora desde la metáfora en un primer momento pero, sin duda, si leemos las elegías completas, nos daremos cuenta que las palabras respiran su propio ritmo.

Gastón Bachelard en El aire y los Sueños. Ensayo sobre la imaginación y el movimiento, prefiere acudir a la poesía desde su sonoridad: “Tales son al menos las poesías que respiran bien, los poemas que son bellos esquemas dinámicos de respiración” (p.294), pero, a diferencia de Rilke, vuelve a lo platónico al aseverarlo como puente o médium de los dioses: “El hombre es un tubo sonoro, el hombre es un junco parlante” (p.295). “El verso es una realidad neumática” (pág. 298). El concepto pneumático o de aliento, es perseguido por Platón, Aristóteles y la medicina Hipocrática de los siglos V al IV a.C.

 

El Poeta Rainer Maria Rilke

 

Spinetta, en muchas de sus composiciones, a diferencia del poeta y el ensayista, aborda la materia poética desde la música, por la intención del presente, nos quedaremos con la canción “Parlante” del álbum Téster de Violencia: “Todas las palabras son los hombres, por todas partes voy buscando un parlante”, aquí pareciera más una aproximación de dos textos similares por la temática, pero que abordan a la palabra como ente de esquematización del hombre y por ende de la civilización. “Las palabras y las cosas” de Foucault y “Las palabras” de Sartre, más bien una suerte de diario de infancia, donde se vislumbra a la palabra y su obsesión por lo que ella implica y nombra; como la quintaescencia de las cosas. Spinetta vuelve a la búsqueda de Rilke, renunciando a ser mero medio de las frecuencias divinas, por la búsqueda imperante del parlante, que no es el sonido divino, sino el humano, terrestre y mortal, radiofónico:

Ni la luz del amor ni el dinero ni la revisión… loco amor, vives junto a la radio. No creo en un cuerpo sin sonido, por todas partes voy buscando un parlante, no me despierto sin el son de un parlante.

 

Para Spinetta, todos los cuerpos están llamados al sonido, a la búsqueda del parlante, no solo el aedo alado, y en esto atisbo una intertextualidad con la Elegía de Rilke: “Pero escucha siquiera el soplo, la noticia constante que se forma del silencio”. Que Spinetta entiende: “en el silencio se oye un inmenso parlante”.

 

El Músico Luis Alberto Spinetta.
Crédito de la foto: Dante Cosenza

 

Tal vez en esta antojadiza triada aproximativa, donde no abordo el silencio, por ser más ontológico que el sonido, por ser primero como el caos, pero más vale advertir lo explicado por Bachelard citando a Paul Valéry:

Un poema es una duración en el curso de la cual, lector, respiro una ley que fue preparada, yo doy mi aliento y las máquinas de mi voz; o solamente su poder, que se concilia con el silencio.

 

 

 

 

 

*(Chepén-Perú, 1993). Poeta. Estudió Lengua y Literatura en la Universidad Nacional de Trujillo (Perú) y cursos de Simbología antigua (Universidad de Barcelona) y Arteterapia para el trabajo con niños y adultos (Instituto Europeo de Integración Sensorial). En la actualidad, dirige la editorial Reinos, el Programa virtual de filosofía y poesía Pensar en no pensar y el Programa integral de Lectura leo veloz. Obtuvo el Premio de los Juegos Florales de la Universidad Nacional de Trujillo (Perú, 2015).  Ha publicado en poesía Cartas a una reina (2014), Armonía musical de las esferas (2015), Porn art (2017), El niño y la luna (2018), Progressio harmónica (2019) y No moderno artificio (2020).