Por Angela Melim*
Traducción del portugués al español por Galo Alfredo Torres Palchisaca
Universidad de Cuenca (Ecuador);
Teresa Arijón y Bárbara Belloc
Curaduría por Fabrício Marques y Camila do Valle
Crédito de la foto www.musicararablog.wordpress.com
Los buenos poemas son los últimos.
7 poemas de Angela Melim
En Argentina encontré
a mi viejo yo
tan divertido como un nuevo amor.
Con gracia me dijo que los aires
son de verdad buenos en la capital.
Con su bufanda azul me guiñó un ojo.
Basta de pobreza, la intelectual también disfruta
envolverse
en una buena sábana de algodón
y un malbec!
A pesar que vivimos tiempos dolorosos
de lucha de clases en América Latina,
frívola y grave,
de tacón alto y labial
me dice:
al lugar que accedemos a través de las palabras
es extraño a ellas
apenas las conoce.
Mas no hay otro acceso.
(Esa pelusa
rosa
del pasto
que ablanda al iris.
El lazo
de cinta de organdí
de la nube
que envuelve la cima.)
¡Tantos recuerdos!
En un fuerte abrazo
nos fundimos.
Por lo menos y en lo que nos atañe (en un bello día de lluvia por la subida de Santa Teresa)
me siento contenta con esa montaña
esponjada de cenizas
con sus copas oscuras de agua sólida en forma de hojas
los cables eléctricos
las cajas de los transformadores eléctricos
los invasivos edificios
agresivos
en cuya humedad habitan
familias
˗hombres y mujeres
asmáticos, neuróticos
niños con ojeras
y la nariz acatarrada
ancianos de toses secas˗
lo acepto
por inevitables.
Raza depredadora
de todas las cadenas alimenticias
y de todos los lazos.
Mientras la nube blanca baja apasionada
y agarra
ya la piedra
la ladera intocada
los primeros bloques blancos de las moradas humanas
˗¡y cómo planea el buitre entre la bruma!˗
Conjuro
a la inteligencia de la especie
˗la parte de la naturaleza que se refleja˗
responsable hasta aquí
por la sobrevivencia
a imponerse
sobre los egoístas
del Lucro
y preservar el futuro
para Todos:
Belleza y Vida.
29/9/2019

Crédito de la foto Maria de Andrade
Los buenos poemas son
prosa abrupta
y cortante.
Inmediatamente se comprende
la furia
o la calma imperturbable
que hay en ellos.
En el estrépito está
el juego de las palabras˗
choque y balanceo de vagones enganchados.
Detrás de los vidrios se deslizan los paisajes
que la multitud apretada no avista:
devastaciones ritmadas tan sonámbulas
como aceleradas.
Nada es difícil en el aire acondicionado
pero la prisa horizontal del raíl
urge
y dentro de ella
nadie cede el asiento a las mujeres
ni a los ancianos.
Los buenos poemas son
los últimos.
Lo que todavía se tiene fuerza de buscar.
De allí donde se llegó
˗el fin del mar˗
avanzar
entre el brillo
o el fondo
sin marearse.
(traducciones por Galo Alfredo Torres P.)
Poema romántico I
A veces siento sólo nostalgia
de tus pocos cariños
entibiados a la luz amarilla
de la tarde y las tazas de té
otras recuerdo el abandono
del paisaje desde la ventana donde
el sol moría a tu espera
sin verte.
Cítara
Habla con tus azules
rasgados
grandes paisajes
claros
donde caben palmas
datileras
y velos
misteriosas almas
presos por pulseras
de oro y plata.
De estos paisajes
vastos
cascabeles y hechizos
que cautivan
al que pasa,
habla,
tus dos ojos azules
recortan mapas
en dos pedazos
cielo y océano.
A orillas
Cómo
planean
los buitres en la bruma
entre pedazos de pared que la misma piedra alta deja ver al
fondo
y el pasto
cercado de canteros pobres
de flores pobres
donde esa mujer pequeña sin edad
donde esa mujer de pañuelo en la cabeza
hincó bambúes tendederos de manteles pobres
verde palta y descolor de calabaza
también
a orillas de la ciudad
el humo
la fábrica textil o de jabón fabrica y complica
el sol que se pone más rojo y quizá más lindo.
Un minuto por reloj —connubio— en algún punto
un delantal impuro abate un buey.
(traducciones por Teresa Arijón y Bárbara Belloc)
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(poemas en su idioma original, portugués)

Os bons poemas são os últimos.
3+1 poemas da Angela Melim
Na Argentina encontrei
meu velho eu
tão jovial qual um novo amor.
Com graça me falou que os aires
são mesmo buenos na capital.
De cachecol azul me piscou um olho só.
Chega de pobreza, intelectual também gosta
que se enrosca
de um bom lençol de algodão
de um malbec!
Apesar de vivermos momentos lancinantes
da luta de classes na América Latina,
fútil e grave
de sapato alto e batom
me diz:
o lugar a que chegamos através das palavras
é estranho a elas
sequer as conhece.
Mas não há outro acesso.
(Essa pelúcia
rosa
do capim
que amacia a íris.
O laço
de fita de organdi
da nuvem
envolvendo o pico.)
Saudades de você!
E num abraço apertado
nos fundimos.
Pelo menos no que depender de nós (num belo dia de chuva na subida de Santa Tereza)
Eu me contento com esta montanha
esfiapada de cinzas
com suas copas escuras de água sólida no formato de folhas
os cabos elétricos
as caixas de transmissão de energia
os invasivos edifícios
agressivos
em que habitam na umidade
as famílias
– homens e mulheres
asmáticos, neuróticos
crianças com olheiras
e nariz escorrendo
velhos da tosse seca –
aceito
por inevitáveis.
Raça de predadores
de todas as cadeias alimentares
e todos os laços.
Enquanto a nuvem branca desce apaixonada
e toma
já a pedra
a encosta intocada
os primeiros blocos brancos de moradas humanas
– e como plana um urubu na bruma! –
conjuro
a inteligência da espécie
– a parte da natureza que se reflete –
responsável pela sobrevivência
até aqui
a se sobrepor aos egoístas
do Lucro
e preservar para Todos
o futuro:
Belleza e Vida.
29/9/2019
Os bons poemas são
prosa abrupta
cortante.
Imediatamente se entende
a fúria
ou a calma imperturbável
deles.
No estrépito está
o jogo das palavras –
choque e sacolejo de vagões engatados.
Atrás dos vidros deslizam as paisagens
que a turba comprimida não avista:
devastações ritmadas tão sonâmbulas
quanto aceleradas.
Nada é difícil no ar condicionado
mas uma pressa horizontal de trilho
urge
e dentro dela
ninguém cede o assento a mulheres
nem velhos.
Os bons poemas são
os últimos.
O que ainda se tem força de buscar.
Dali onde se chegou
– o fim do mar –
avançar
no brilho
ou fundo
sem marear.
Poema romântico I
Às vezes sinto só a saudade
dos seus poucos carinhos
aquecidos na luz amarela
da tarde e das xícaras de chá
outras lembro o abandono
da paisagem da janela onde
o sol morria a sua espera
sem lhe ver.
Cítara
Fala com teus azuis
rasgados
grandes paisagens
claras
onde cabem palmas
tamareiras
e véus
misteriosas almas
presos por pulseiras
de ouro e prata.
Destas paisagens
vastas
guizos e feitiços
que cativam
quem por elas passa,
fala,
teus dois olhos azuis
recortam mapas
em dois pedaços
céu e oceano.
À beira
Como
planam
os urubus na bruma
entre pedaços de parede que a mesma pedra alta deixa ver ao fundo
e a grama
cercada de canteiros pobres
de flores pobres
em que essa mulher pequena sem idade
em que essa mulher de pano na cabeça
fincou bambus varais de panos pobres
verde abacate e descor de abóbora
também
à beira da cidade
o fumo
a fábrica de têxteis ou sabões fabrica e complica
o sol que se põe mais vermelho e talvez mais bonito.
Minuto de relógio exato – conluio – nalgum ponto
um avental impuro abate um boi.
*(Porto Alegre-Brasil). Escritora y traductora. Reside en Río de Janeiro (Brasil). Ha publicado O Vidro o Nome (1974), Das Tripas Coração (1978), As Mulheres Gostam Muito (1979), Possibilidades (2006) y Como Quem Não Quer Nada — Uma Autobibliografia (2022), entre otros; así como Día más, día menos (poesía reunida en español, 2017).




