La presente muestra de poemas fue publicada, originalmente, en el ebook bilingüe Inventar la felicidad. Muestra de poesía brasileña reciente (2016) con selección y notas de los poetas Tarso de Melo y Fabrício Marques y publicada por Vallejo & Co.
Por Casé Lontra Marques*
Traducción del portugués al español por
Rafaela Scardino y Sebastián Huber
Selección y curaduría por Tarso de Melo y Fabrício Marques
Texto por Tarso de Melo
Crédito de la foto archivo del autor
La extensión de nuestra insuficiencia.
5 poemas de Casé Lontra Marques
Sobre la poesía de Casé Lontra Marques
Casé Lontra Marques, en sus varios libros y poemas aquí presentados, tiene como marca común la sucesión de imágenes resbaladizas, que parecen deshacerse a la vista del lector mientras este se acerca, como una imagen que se deshiciera en el aire o en el agua para huir entre los dedos. El poeta maneja “los objetos que alargan el cuerpo,/ las letras/ que pueblan// la página, los segundos// que preceden/ al sueño”, y revela los límites tenues entre el cuerpo, el hogar, la ciudad y el lenguaje, sin temer a los momentos en los que se rompen esos límites. Más bien, el lenguaje del poeta parece buscar precisamente en los errores de las fronteras (del espacio, del tiempo, de la sensibilidad) lo que tiene a decir, lo que quiere decir, lo que le importa decir — “acepto el silencio que se dispersa (que nos esparce)/ siempre/ por las paredes — en las escaleras; en las laderas —/ del/ diafragma”. Y es allí, en el “vano de la voz” al que él nos invita, que vive su poesía.
Poemas
MIENTRAS PERDER sea habitar con exactitud:
esta
voluntad de habla — nuestro gesto ninguno —
nos seguirá impulsando: (nos seguirá oprimiendo):
¿manteniendo
los ruidos abiertos?
preparo otros márgenes
para
la incomodidad
que dejé descansar bajo
la
anemia
— aún insistir es principalmente una amenaza —
nuestras sedes
no
alcanzan a secuestrar
siempre
las mismas
pantomimas:
nadamos (y nadamos y nadamos)
con
la tensión que antecede
— otra vez —
el reconocimiento
del
lapso donde encajar
(donde
enclavar)
un cuerpo;
aun
sin extinguir
esa
impaciencia:
¿por
qué yo no soportaría anochecer
también?
CUERPOS DONDE la cuidad se repite:
(después
de chorrear antiguas bocas sobre otra agua):
¿casi
suprimen algunos órganos alarmados
— en medio del fierrerío —
en
el capullo del calendario?
contaminamos
un
espejo con la casa que nos propaga:
(bajo
su soledad):
contaminamos
un
deseo con el habla que nos excava
— cotidianamente —
acostarse
entre las horas
en
la arena del iris:
cubriendo
las fisuras que infestan mis asfixias:
acepto el silencio que se dispersa (que nos esparce)
siempre
por las paredes — en las escaleras; en las laderas —
del
diafragma: hasta que un ritmo me reciba:
también
quién sabe, por fuera — sobretodo por fuera —
de
esta última inexistencia

SOBREVIVIMOS AL CALOR de despertar cerca de los ojos
porque
algunas ausencias se agravan
— aun sin ostensiva pérdida ósea —
logramos diluir
un
sueño encendido
en
el susto cuyas arcadas
alinean
nuestras
fallas:
(exponiendo el reposo
todavía
difuso de la vocal que aviva
la
lluvia
desenvuelta
por
la memoria
inhumana):
el tiempo regresa a la frase
hasta
ahora clavada
como
una branquia en la calma
inhóspita
de
la casa:
junto al resto
de
rostro que arrastro por el espanto: (¿anónimamente?):
distribuir
los
titubeos sintácticos
del
trauma
El calendario de los peces
Solamente retengo, en un vano de voz,
el calor
— invertebrado — que nos rememora:
sin
detener sus residuos;
retengo — porque repeler
sería
una manera de reduplicar —
el calor
que nos rememora, irradiando
miasmas
de otro diafragma:
aun aquí, temo la urgencia
del gesto
al que retorno, sin embargo,
con exhaustiva,
inconveniente exactitud;
aunque haya devuelto
al dolor
los sedimentos de una minuciosa anemia,
permanezco
entre los ruidos
de nuestro rejuvenecimiento:
no lejos
de las preguntas
— todavía irascibles — que el tiempo,
cuando
desatento, recrudece:
como
parte de la noche — del bulbo de la noche —
cuyas
toxinas activan
— desequilibrando —
la potencia
(hoy inaudible)
del
estupor
(es paciente su desprecio)
De las áreas más claras de la casa
Porque en el momento en el que me recoges
soy solamente
un ruido que aprende a respirar
bajo tus órganos;
una forma — violenta — de incandescencia:
¿como
a condensar las edades
de las áreas más claras
de la casa
donde
recibimos la extensión de nuestra
insuficiencia? Desparramo las frutas
por el piso
de las horas futuras — lo que no significa
que sus alas (vueltas hacia el agua)
sean
únicas: los perros que retornan, calmamente,
forman una memoria
húmeda. Por
entre mapas, — reaccionando, — traspasa
la impaciencia: la lenta
permanencia
de la impaciencia cuyo esqueleto
excede el habla:
en torno
a
la taza vacía — mientras
la cara
— súbita — vibra:
los objetos que alargan el cuerpo,
las letras
que pueblan
la página, los segundos
que preceden
al sueño
reviven, indefiniéndonos
el riesgo
de una risa nítida.
———————————————————————————————–
(poemas en su idioma original, portugués)

A extensão da nossa insuficiência?
5 poemas do Casé Lontra Marques
Sobre a poesia de Casé Lontra Marques
Casé Lontra Marques, em seus diversos livros e nos poemas aqui apresentados, tem como marca comum a sucessão de imagens escorregadias, que parecem se desfazer à vista do leitor quando ele se aproxima, como uma imagem que se desfizesse no ar ou a água a escapar entre os dedos. O poeta maneja “os objetos que prolongam o corpo,/ as letras/ que povoam// a página, os segundos// que precedem/ o sono”, e revela os limites tênues entre corpo, casa, cidade e linguagem, sem temer os momentos em que tais limites se rompem. Ao contrário, a linguagem do poeta parece buscar justamente nas falhas de quaisquer fronteiras (do espaço, do tempo, da sensibilidade) o que tem a dizer, o que quer dizer, o que lhe importa dizer – “aceito o silêncio que se dispersa (que nos espalha)/ sempre/ pelas paredes – nas escadas; nas encostas –/ do/ diafragma”. E é ali, no “vão da voz” a que ele nos convida, que sua poesia mora.
Poemas
ENQUANTO PERDER for habitar com exatidão:
esta
vontade de fala — nosso gesto nenhum —
continuará a nos impelir: (continuará a nos oprimir):
mantendo
os ruídos abertos?
preparo outras margens
para
o incômodo
que deixarei descansar debaixo
da
anemia
— ainda insistir é principalmente uma ameaça —
nossas sedes
não
conseguem sequestrar
sempre
as mesmas
mímicas:
nadamos (e nadamos e nadamos)
com
a tensão que antecede
— de novo —
o reconhecimento
do
lapso onde encaixar
(onde
encravar)
um corpo;
mesmo
sem extinguir
essa
impaciência:
por
que eu não toleraria anoitecer
também?
CORPOS ONDE a cidade se repete:
(depois
de derramar antigas bocas sobre outra água):
quase
elidem alguns órgãos alarmados
— em meio às ferragens —
no
casulo do calendário?
contaminamos
um
espelho com a casa que nos propaga:
(sob
sua solidão):
contaminamos
um
desejo com a fala que nos escava
— cotidianamente —
deitar
entre as horas
na
areia da íris:
forrando
as fissuras que infestam minhas asfixias:
aceito o silêncio que se dispersa (que nos espalha)
sempre
pelas paredes — nas escadas; nas encostas —
do
diafragma: até um ritmo me receber:
também
quem sabe ao largo — sobretudo ao largo —
desta
última inexistencia
SOBREVIVEMOS AO CALOR de acordar perto dos olhos
porque
algumas ausências se agravam
— mesmo sem ostensiva perda óssea —
conseguimos diluir
um
sono aceso
no
susto cujas arcadas
alinham
nossas
lacunas:
(expondo o repouso
ainda
difuso da vogal que aviva
a
chuva
desembrulhada
pela
memoria
inumana):
o tempo regressa à frase
até
agora fincada
como
uma guelra na calma
inóspita
da
casa;
junto ao resto
de
rosto que arrasto pelo espanto: (anonimamente?):
distribuir
as
hesitações sintáticas
do
trauma
O calendário dos peixes
Apenas retenho, num vão de voz,
o calor
— invertebrado — que nos rememora:
sem
deter seus resíduos;
retenho — porque repelir
seria
uma forma de reduplicar —
o calor
que nos rememora, irradiando
miasmas
de outro diafragma:
mesmo aqui, temo a urgência
do gesto
a que retorno, no entanto,
com exaustiva,
inconveniente exatidão;
apesar de ter devolvido
à dor
os sedimentos de uma minuciosa anemia,
permaneço
entre os ruídos
do nosso rejuvenescimento:
não distante
das perguntas
— ainda irascíveis — que o tempo,
quando
desatento, recrudesce:
como
parte da noite — do bulbo da noite —
cujas
toxinas ativam
— desequilibrando —
a potência
(hoje inaudível)
do
estupor
(é paciente o seu desprezo)
Das áreas mais claras da casa
Porque no momento em que me recolhe
sou somente
um ruído que aprende a respirar
sob seus órgãos;
uma forma — violenta — de incandescência:
como
a condensar as idades
das áreas mais claras
da casa
onde
recebemos a extensão da nossa
insuficiência? Espalho as frutas
pelo assoalho
das horas futuras — o que não significa
que suas alas (voltadas para a água)
sejam
únicas: os cães que retornam, calmamente,
formam uma memória
úmida. Por
entre mapas, — reagindo, — ultrapassa
a impaciência: a lenta
permanência
da impaciência cuja ossatura
excede a fala:
em torno
da
xícara vazia — enquanto
a face
— súbita — vibra:
os objetos que prolongam o corpo,
as letras
que povoam
a página, os segundos
que precedem
o sono
revivem, indefinindo-nos,
o risco
de um riso nítido.
*(Río de Janeiro-Brasil, 1985). Poeta. Reside en Vitória (Espírito Santo). Ha publicado Indícios do dia (2011), Movo as mãos queimadas sob a água (2011), Saber o sol do esquecimento (2010), Quando apenas se aproximam os rumores de chuva (2009), A densidade do céu sobre a demoli-ção (2009), Campo de ampliação (2009) y Mares inacabados (2008). Sus libros están disponibles electrónicamente en: www.caselontramarques.blogspot.com.br
————————————–
*(Rio de Janeiro-Brasil, 1985). Poeta. Mora em Vitória (Espírito Santo). Publicou Indícios do dia (2011), Movo as mãos queimadas sob a água (2011), Saber o sol do esquecimento (2010), Quando apenas se aproximam os rumores de chuva (2009), A densidade do céu sobre a demolição (2009), Campo de ampliação (2009) e Mares inacabados (2008). Disponibiliza seus livros eletronicamente em: www.caselontramarques.blogspot.com.br