Sobre «El grito en el cielo» (2025), de Enrique Solinas + 7 poemas

 

Poemas por Enrique Solinas*

Texto por María Lucía Puppo

Texto por Liliana Díaz Mindurry

Crédito de la foto (izq.) Betina Dibbon /

(der.) Ed. Pre-Textos

 

 

Sobre El grito en el cielo (2025),

de Enrique Solinas

 

 

A veces nuestro mundo conocido zozobra. La muerte se lleva a un ser que amamos, el sentido se desvanece, el reencuentro esperado resulta imposible. ¿Cómo articular un lenguaje con restos de sangre y astillas punzantes? La poesía de El grito en el cielo de Enrique Solinas busca reencender el mund0 desde sus escombros. Apuesta a contar el dolor de existir, recordarnos que somos “tan sólo reflejos/ del espejo total/ que es nuestro miedo” (14). Todo habla desde su fondo inconmensurable: la lluvia, los recuerdos, el aroma del silencio.

En la tradición del verso breve y filoso de Paul Celan, las palabras relumbran como amapolas en llamas. El corazón se abre desde los pliegues más íntimos y entonces, bañada en sabiduría, la poesía renace “como forma/ de plegaria” (42).

 

María Lucía Puppo

Buenos Aires, abril de 2025

 

El poeta Enrique Solinas.
Crédito de la foto:©Daniel-González

 

Un clamor que ocurre entre un principio y un final que tienen que ver con la tarea de escribir para reconstruir un mundo que se disgrega por la desaparición del ser amado: es necesario reparar la herida, soltar el pasado y que el poema asuma la hondura de la plegaria.

Exquisitamente lírico El grito en el cielo, en su sencillez profunda, es un poemario místico como todos los libros de Enrique Solinas, esta vez unido a un registro onírico donde se vive el encuentro imposible. El recuerdo del día de la desaparición retorna- con su dramatismo hasta lograr la detención del tiempo: es un illo tempore, un tiempo sagrado, desvinculado de la cronología y del mundo vacío de la cotidianeidad. Advierte Hölderlin que allí donde está el peligro crece también lo que salva, y pienso en Solinas que crea belleza atravesada de calma, una gran calma que consigue, paradojalmente, la succión de los remolinos. Y también salva. Como la gran poesía.

 

                                       Liliana Díaz Mindurry

Madrid, abril de 2025

 

 

7 poemas de El grito en el cielo (2025),

de Enrique Solinas

 

 

El comienzo

 

Es posible

que en un rato llueva

porque el olor

a tierra mojada                                                       

invade el aire

 

y a lo lejos

el eco de un trueno

se escucha,

 

como si se tratase

de los pasos

que nos llevan

hacia el porvenir.

 

Este instante

se ha repetido

tantas veces

a lo largo

de la historia,

 

de manera

distinta y distante,

 

porque no somos

los que fuimos

cada vez,

 

y cada uno

de nosotros,

 

volvemos

a escribirnos.

 

¿Qué música, qué poema,

qué idea, qué concepto,

 

surgirá de este instante

de penumbra,

 

donde todo es propicio

para nuestra

desaparición?

 

Suena un tambor lejano

con su ritmo creciente.

 

(Aquí todo es tristeza.)

 

Crece cada vez más

el corazón del trueno.

 

Ya no hay tiempo

para explicar,

 

es hora de partir.

 

Ya no es tiempo

de hablar,

 

la lluvia

ha comenzado.

 

 

 

Esa mañana

 

Nadie hubiera pensado

en lo que iba a suceder.

 

Los autos

atravesaban

la ciudad

y los caballos

 

recorrían

el corazón del tiempo.

 

Esa mañana,

nadie hubiera pensado

en lo que iba a suceder.

 

El gorro

con cabeza de perro,

nuestro constante

abrazo,

el cuadro del amigo,

las fotos y las risas,

luego

 

una siesta

y la noche que llega

con su boca feroz,

 

y la salvaje tormenta

del silencio,

que lo arrebata todo.

 

Porque esa mañana

–nadie hubiera pensado

en lo que iba a suceder

más tarde– 

 

aconteció

la alegría

del desconocimiento.

 

Porque esa mañana

fue la última

mañana del mundo.

 

Luego comenzó

tu muerte,

 

la pesadilla

del fin de los tiempos

 

que no tiene fin.

 

 

 

La muerte de las palabras

 

El sol cuando asoma

es espléndido,

 

revela

todo lo conocido,

 

y oculta

mi interioridad.

 

Han muerto

las palabras,

 

ahora

 

son el alma

de lo que ya

no está,

 

el recuerdo

de esta memoria

del olvido.

 

Entre estas cosas

y otras,

 

se debate

mi pensamiento,

 

en la mañana

 

de este

domingo mudo.

 

Y existo

en la esperanza

de lo que vendrá,

 

Y existo

en la tristeza

 

simple

 

de lo que ya

se ha ido.

 

El poeta Enrique Solinas en China

 

Mira mi corazón

 

Mira mi corazón,

se ha vuelto noche

en medio del incendio.

 

Quiere beber la vida,

 

quiere latir

como pájaro en vuelo.

 

Pero lo cierto es

 

que estoy dentro de mí,

que todo

 

es lejos

y es tarde.

 

Pero lo cierto es

 

que ya nadie

mira

 

el corazón

 

dispuesto

 

de quien ama.

 

 

 

Sentir que me deshojo

 

Sentir que me deshojo

como las hojas

del último libro

que leí,

 

como un adjetivo

que se desvanece

en medio de la lluvia,

 

o se transforma

en el humo

de tu incendio.

 

Estoy

 

en la selva

de las palabras,

 

a merced de

voces hostiles,

 

que irrumpen

como un rayo de luz

 

y profanan

la oscuridad.

 

Sentir

 

que fluyo

como un rio,

 

que soy un rio

y que la sangre

corre,

 

y me demuestra

que nací para vivir

 

en la tristeza

del adiós,

 

en el recuerdo.

 

Sentir

 

que me voy

cada vez,

 

que persigo

 

el silencio

de tu voz,

 

arrojada

hasta el cielo.

 

Sentir

tu grito

 

en medio

de la noche;

 

saber

saber que nunca más

 

volveré

a encontrarte.

 

 

 

Transformación

 

Aquellas cosas,

terribles y espléndidas,

han tenido

su razón de ser.

 

Mi cuerpo,

partido y

recuperado,

soportó

 

toda el agua del mundo,

todo el fuego del mar.

 

Pasen y vean,

encontrarán

lo que resta:

 

ésta es mi casa,

 

éste es mi corazón

en soledad.

 

Yo vi la muerte,

 

la muerte vi la muerte,

la muerte vi la muerte,

 

vi la muerte a los ojos.

 

Y desde entonces

todo se fue

desvaneciendo.

 

Y desde entonces,

 

sólo desde entonces,

 

he dejado

de ser

 

el que he sido.

 

El poeta Enrique Solinas.
Crédito de la foto: ©Betina Dibbon

 

Presente

 

Desde que ya no estás,

amigo mío,

el mundo se ha vuelto

demasiado extraño.

 

Quién hubiera imaginado

tu partida.

 

Quién hubiera dicho

que el silencio

 

iba a sellar

tu decir.

 

Yo prefiero pensar

que tu alma

está aquí

 

como una estrella

invisible

que guía mi camino,

 

en medio

de la noche oscura.

 

Yo prefiero pensar

 

que no te has ido

 

con tu maleta

de muerte y alegría.

 

Nunca vendrás

porque siempre

estarás presente.

 

Nunca te irás

de aquí,

porque siempre

estarás conmigo.

 

 

 

 

 

*(Buenos Aires, 1969). Poeta, narrador, traductor e investigador. Se desempeña como docente. Como investigador se especializa en Poesia latinoamericana, Antologías poéticas y en Poesía y Mística. Por su labor literaria obtuvo varios premios, entre ellos, el 1er. Premio Nacional Iniciación Bienio 1992/1993 (Argentina), 1er. Premio Dirección General de Bibliotecas Municipales de Buenos Aires (Argentina, 1993), 1er. Premio Estímulo a la Creación (2000), la Beca de Residencia Shanghai Writing Program (China, 2014). Ha publicado en poesía Signos Oscuros (1995), El Gruñido (1997), El Lugar del Principio (1998), Jardín en Movimiento (2003), Noche de San Juan (2008), El gruñido y otros poemas (2011), Corazón Sagrado (2014), Barcas sobre la zarza ardiente (2016), El Libro de las Plegarias (2019), El pozo y la cima (2022); El grito en el cielo (2025); The way time goes and others poems/ La manera en que el tiempo se va (Antología poética inglés-español, 2017), 时光就这样流逝 (traducción al chino de la antología poética The way time goes – La manera en que el tiempo se va, 2017), Le grognement  (traducción al francés, 2021); y en narrativa La muerte y su conversación (cuentos, 2007).

 

 

Vallejo & Co. | Revista Cultural - POESÍA - FOTOGRAFÍA - NARRATIVA - CINE - MÚSICA - TEATRO - ARTES - PLÁSTICAS - CREACIÓN - CAJÓN DE SASTRE