11 poemas de «Semillas desterradas» (2022), de Tania Pleitez Vela

 

Por Tania Pleitez Vela*

Crédito de la foto (izq.) Eds. Sin Fin /

(der.) www.casabukowski.com

 

 

11 poemas de Semillas desterradas (2022)

de Tania Pleitez Vela

 

 

Sondeo

 

El olor de la luz me anima a limpiar

las escamas de la pérdida

y converso con fósiles y piedras

apoyada, curiosa y en puntillas,

en el brocal tambaleante del pozo.

 

 

 

Tentación

 

Seducida

por un color que es lluvia

un caracol que es fuego

un beso de agua que es carne de almendra.

Por un coral solitario

que no termina de nacer.

 

 

Color

 

Deja morir esa flor en tu mano

para que crezca otra de color infinito:

el color del beso que la brisa insiste en darle a la ola

antes de morir en lengua de sal.

 

 

 

Servidumbre

 

Es un jardín ecléctico

bien cuidado por el jardinero

y allí está el señor de la casa con chaqueta y corbata

la señora perfectamente maquillada,

los cinco hijos sonríen.

Miro la fotografía

y advierto una figura entre las plantas.

Es la empleada que se esconde y nos observa,

y yo soy una ingrata porque no recuerdo su nombre.

 

(de Nostalgia del presente, 2014)

 

La poeta Tania Pleitez Vela

 

Pesquisa

 

Animal. Olfateas la rotura.

Pequeña, estás en el umbral

y encuentras párpados donde había flores,

ojos donde había infancia.

Rondas la frontera.

Quizás es eso lo que te salva, mientras yo me nutro de ti.

Quieres un sorbo de mi agua y yo busco tus vocablos.

 

Juntas miramos la agitación de la esfera,

la preguerra que hierve en su eje, en su filo,

a esa hora de la tarde en que las ventanas graznan

una remota y negra transparencia.

 

 

 

Tu casa es mi casa

 

Mi rotura es larga pero no lloro.

La angustia gatea en mí

pero no estoy sola. Estás tú,

pequeña en el umbral,

en el escándalo de mi sangre.

Nuestra casa,

la esfera abatida de la preguerra.

 

 

 

Compañero de escuela, 1977

 

A la hora del té no aparece Alicia y el conejo.

Como si fuera Londres, las señoras del trópico mueven la cucharilla.

Elegantes, sin sonar la fina taza. Comentan el último secuestro.

Los niños escuchan, la preguerra les punza el juego con su bruma.

 

En el patio de recreo él no sube al columpio.

El zumbido de sus chacos espanta el silencio. Bailan macabros.

Un lado, luego el otro, y en medio se alza ese familiar torso de niño.

Dice que quiere dar palizas a comunistas y mariquitas.

Torso hilvanado, huesos y ADN.

Torso tan cercano y conocido que te aterra.

Un pequeño cuervo picotea tu corazón.

 

Los chacos rechinan como cigarras de infierno.

Calla, no preguntes. El silencio también es un estamento.

 

 

Fiesta de toque a toque

 

Los hombres hablan de política.

Las mujeres visten deseo trasnochado, fuman y escuchan a sus hombres.

Alcohol y tabaco apaciguan el miedo, lo disfrazan de odio.

Pinta sus labios de palabras marrones.

Es agua de charco, su miedo. Turbia, les quita la sed.

 

La empleada está atenta a la campanilla que pide hielo, sus pies parecen tronco viejo.

Oyes el andar de sus termitas. Escondida entre manteles y vasos

tragas madera carcomida. Desmenuzas la aurora entre gritos de borrachos.

 

(de Preguerra, 2017)

 

 

 

rifugio emilio questa a 2388 m.s.n.m.

 

el lago portette

ahoga

los últimos trozos de hielo

 

la tarde es

engullida

por el vino

 

el aroma a polenta se

engarza

en el cuenco

 

el canto de alpinistas

materializa

al partisano

 

montículos de piedras

átomos

entraña de alpes marítimos

pólvora & guerra

 

la mujer caminante hospeda

moléculas

de otra guerra que

corroe

la tarde que el vino

engulle

su cuerpo es estallido de

laberintos

 

piedra espesa

niebla sinuosa

 

La poeta Tania Pleitez Vela

 

pausa

 

dos caminantes

leen

bajo densas ramas

tropicales

hilos de sol

tierra seca & erosión

alguien quema

basura

polietileno cabalga el

aire

dos caminantes leen

& habitan un

paréntesis

antes de ser

devorados

por la quieta

zozobra

del camino

 

 

 

alimento

 

el sendero es el

pan

de dos caminantes

 

emoción de

antílope

vibrante sílaba

 

juntos habitan

fragmentos

& se quedan

en el planeo

existencial

 

sin llegar a tierra

sin añorar la nube

 

(de cables polvo verde, 2022)

 

 

 

 

 

*(San Salvador-El Salvador, 1969). Licenciada en Relaciones Internacionales, magíster en Diplomacia y doctora en Filología hispánica por la Universidad de Barcelona (España). Residió en Barcelona (España) por veintidós años, donde se desempañó como profesora de Literatura Latinoamericana. Obtuvo una residencia artística en Homer (Alaska-EE.UU., 2023). Desde 2022 reside en Abbadia Lariana (Italia). En la actualidad, es catedrática de Culturas y Literaturas hispanoamericanas en la Universidad de Milán (Italia), es directora editorial de Formarti, editorial que difunde la poesía latinoamericana en Italia y es coordinadora de la Red de Investigación de las Literaturas de Mujeres de América Central-RILMAC. Ha publicado en poesía Ha publicado Nostalgia del presente (2014), Preguerra | Prewar (2017), cables polvo verde (2022) y Semillas desterradas (2022).

 

 

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