El Surrealismo en el Perú: las tesis de Abril, por Ricardo Falla Barreda

 

La presente nota fue publicada en el libro Actas del coloquio internacional César Moro y el Surrealismo en América Latina, del Fondo Editorial de la UNMSM – Centro Cultural de España, Lima, 2005.

 

Por: Ricardo Falla Barreda

Crédito de la foto: Archivo MP

 

El Surrealismo en el Perú:

las tesis de Abril

 

1. Introducción

El presente año está conmemorando el centenario del poeta César Moro, y la Escuela de Literatura, el Departamento de Literatura y el Instituto de Investigaciones Humanísticas de San Marcos han organizado un Coloquio destinado a revalorar el papel que éste jugara en la difusión del surrealismo en el Perú.  La decisión de la Escuela y otros nos parece justa, oportuna, porque permite analizar, debatir, sobre uno de los capítulos más apasionantes de la historia de la literatura peruana del siglo veinte, como es la vanguardia y, sobre todo, ver a los protagonistas, a los poetas y sus obras, y de todos aquellos que intervinieron con su voz escrita, hablando, o formalizando expedientes sobre una de las tradiciones peruanas de mayor significación artística y estética como es el surrealismo. Es aquí, y sin menoscabar la obra de Moro, que nos parece oportuno introducir en la agenda del coloquio el tema Xavier Abril y el significado de su obra en la difusión del surrealismo en América Latina, en particular en el Perú.

En un artículo periodístico el poeta, crítico y profesor universitario Ricardo González Vigil[1], comentando la Obra poética de César Moro que el Instituto Nacional de Cultura editara en 1980, describe las características del libro, pondera la opción del poeta de escribir en francés, el desprecio al castellano, enaltece las opiniones de Westphalen, Vargas Llosa, André Coyné, además de elaborar un puñado de conjeturas sobre el surrealismo en el Perú e Hispanoamérica, se mencionan nombres como el de Marín Adán, pero inexplicablemente guarda silencio sobre Xavier Abril, su obra, las páginas de la revista Amauta, Mariátegui, y otros aspectos indispensables para mostrar la visión del surrealismo peruano.

Lamentablemente resulta lugar común en las páginas de la crítica literaria peruana soslayar el nombre de Xavier Abril, su obra poética y ensayística, el sentido de su participación en la difusión del surrealismo. Esta conducta que viene desde hace mucho tiempo, ha convertido el error en verdad, y la mezquindad en virtud. La exclusión – por razones extrahistóricas y extraliterarias – ha terminado por imponer sus criterios, condenando la existencia de Abril en simple acápite de una época quebrantada por el drama y la comedia

 

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El poeta César Moro (Seud. Alfredo Quípez-Asín Más)

 

2. El Surrealismo y Abril

 

        “Nuestro amigo Xavier Abril ha dado un salto al arte puro con los arrebatos de mar que tiene su adolescencia. Recuerda la manera de los iluminados: Rimbaud, Alfred Jerry, Launtreamont. El viene desde el Perú, país que nos asombrara en el liceaum, con el canto de los pájaros, selvas, y cordilleras de su historia. Yo pienso que nos trae ese misterio de Jauja en sus poemas. Paul Eluard se llevó de la exposición una emoción de valentía americana. Ya en la calle de La Madelaine, me decía Eluard, ¡Oh, esos americanos son terribles!” (firmado) André Bretón[2].

 

Esta carta del fundador del surrealismo – Bretón – remitida a José Carlos Mariátegui   es, pues, concluyente. En ella fácilmente se advierte no sólo el vínculo existente entre ambos poetas, sino la presencia de Xavier dentro del cuadro de los surrealistas. Veamos algunas consideraciones cronológicas. En 1925, Abril radicaba en París en momentos que tenía lugar el debate fraguado por Bretón en 1924. A esta época pertenecen sus primeros experimentos literarios y su primer descubrimiento del marxismo, el mismo que lo ubicaría en la actitud estética de la realidad en movimiento y cambio, y que más tarde aparecería en el concepto de poesía acuñado en uno de sus ensayos, como una totalidad nutrida por nociones suprareales. La amistad con Bretón, Aragón, Eluard y su participación en el debate surrealista dejaría una profunda huella en su ser poético. La aparición en 1926 de Taquicardia, escrito en 1925, le significaría no sólo mostrar la alta calidad literaria de su poesía, sino inaugurar la corriente surrealista en América Latina. En 1928 retornó al Perú y José Carlos Mariátegui lo integró a la plana de redacción de Amauta. Es aquí donde publicará los poemas Taquicardia, Hollywood, Chaplín, Poema surrealista, el hermoso ensayo sobre Eguren, entre otros. Así, el primer encuentro con el surrealismo que tuvieron los poetas Martín Adán, Emilio Adolfo Westphalen, César Moro, así como otros poetas latinoamericanos entre los que se encuentra el propio Pablo Neruda (de los poemas iniciales de  Residencia en la tierra), fue con la poesía de Xavier Abril, y lo que él escribiera sobre Bretón y el surrealismo. Sobre este periodo, escribió Xavier:

yo he traído a la poesía sudamericana el surmenage, la taquicardia (1926), el phatos, “el terrenal espacio” (1927). Después de mis primeros ensayos y experimentos literarios (1923 – 24) hice un viaje a Europa. Asistí al debate del surrealismo; pero a mi vuelta al Perú (1928) me ganó la revolución, el marxismo en la prédica de Mariátegui[3].

 

La adhesión de Abril al surrealismo, de ninguna manera hace suponer que fue una toma de posiciones, a fardo cerrado, de los postulados de Bretón. Como es ampliamente conocido, el surrealismo tuvo tres manifiestos. Abril suscribió el de 1925, caracterizado por la adhesión al marxismo y al psicoanálisis. Los manifiestos, el de 1928 donde Bretón suscribió los postulados trotskistas, y del 37 donde éste abandonó el marxismo, antes bien motivaron el alejamiento de Abril (al igual que el de Aragón y Eluard, quienes ingresarían a militar en el Partido Comunista Francés) y explica de alguna manera su silencio editorial.

Así, el surrealismo – el del manifiesto de 1937 – fue asumido como corriente estética en el Perú desde posiciones conservadoras, motivando el surgimiento de la neovanguardia a fines de los años treinta. Es a esta corriente que se adhirieron Westphalen y Moro. Asimismo, dio origen durante el primer lustro de los años cuarenta al movimiento poético neovanguardista conformado por Jorge Eduardo Eielson, Javier Sologuren, Sebastián Salazar Bondy, Antenor Samaniego, entre otros más, quienes se expresaron en la revista Mar del Sur, reivindicando como paradigma poético a Emilio Adolfo Westphalen.  Este grupo de poetas se presentó en términos de malcontentos  contra los llamados Poetas del pueblo (vinculados al partido aprista), conformado por Gustavo Valcárcel, Mario Florián, Manuel Scorza, Ignacio Campos, Julio Garrido Malaver, y otros, quienes reclamaron como paradigma poético precisamente a César Vallejo – al que descubrieron gracias al precursor trabajo de Abril -.

Xavier Abril, pues, no obstante haber sido el primer difusor en el Perú y América Latina de la Obra de Vallejo a la muerte de éste – a través de Estimativa y universalidad de César Vallejo, Aula Vallejo, Universidad de Córdova, Argentina, 1942 (el primero de los cuatro estudios críticos sobre la poesía de Vallejo), libro que abrió a las nuevas generaciones (a los poetas del pueblo y a quienes integrarían el contingente de la generación del cincuenta) la poesía de esa cumbre de la lengua castellana del siglo veinte como es Vallejo – quedó solo. Nada podía esperar del partido fundado por Mariátegui que a inicios del treinta se había entregado a los brazos del estalinismo, y Amauta había dejado de circular. Abril sólo tenía en el corazón y la razón las clases de marxismo que José Carlos Mariátegui le enseñara. A la muerte de su maestro y amigo en 1930 había escrito desde Madrid:

He pensado que en ese número histórico que Amauta dedicará a Mariátegui, debe estar presente mi vida, mi pensamiento y mi fe, que a él, solamente a él, debo en lo más profundo de mi realidad biológica. Un hombre que debe su salvación a otro hombre ¿qué puede decir que sea verdad y Vida?”[4]

 

La actitud de Abril de tomar distancia de las posiciones trotskystas  y estalinistas, de un lado, mas el conflicto estético y político sostenido contra los grupos conservadores del Perú, de otro lado, en momentos que la imagen de Mariátegui era desfigurada por la mano férrea de Eudocio Ravines,  constituyen un conjunto ―increíblemente― de situaciones que hicieron que esta página de la historia de la literatura peruana ―al igual que otras― aparezca escrita sin visión de historia., es decir, nutrida de medias verdades u omisiones deliberadas. La conspiración de encerrar a Xavier en las celdas del silencio, pues,  se había impuesto.

 

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El pensador político y crítico social y literario, periodista y fundador de «Amauta» José Carlos Mariátegui.
C. 1928

 

3. Abril en las letras

La presencia de Abril en las letras peruanas ―que la mano aviesa de alguien quiso evitar―, fue saludada desde siempre por la preclaridad de la naturaleza poética. César Vallejo, máximo poeta peruano, comentando Descubrimiento del alba, escribió:

el conjunto es tan vital, tan humano, tan poético. ¡Una gran fuerza pulmonar circula por cada verso, una fuerza natural, sanguínea, desbordante del calor material de la vida! ¡Qué amplitud! ¡Qué prepotencia! Tonifica y enciende, exalta y hace bien. Desborda en la salud, encrespada y tranquila al mismo tiempo, de los aedas primitivos[5].

 

De otro lado, Jorge Eduardo Eielson, poeta vinculado a la neovanguardia de los cuarenta, luego de una minuciosa lectura de Difícil trabajo (antología, 1926 – 1930, con prólogo E. A. Westphalen), concluye: “no encuentro escritos más bellos y profundos que éstos donde al lado de la más alta poesía la enunciación alcanza toda la dignidad, hondamente meditada y comprendida por el autor, de los clásicos del idioma”[6].

En este camino de agitación literaria por la obra de Xavier, Alejandro Romualdo, acaso el más alto representante poético de la generación del cincuenta, en el propósito de rendirle homenaje, encuentra que la poesía de Abril es una

canción fértil de la vitalidad que empieza a reconocerse ya como la más intensa y viril desde la de César Vallejo(…)razona como poeta, pero a diferencia de los “prosetas” usuales no hace razonamientos sino poesía. Nos convence con imágenes cuya icasticidad es de una cartesiana clarividencia(…)La voz de Abril es la voz del hombre”[7].Y, Alberto Escobar, con meridiana claridad, añadió: “Xavier Abril es uno de los fundadores de la estancia contemporánea de la Poesía del Perú[8].

 

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El poeta Jorge Eduardo Eielson.
C. 1955
Crédito: Centro Studi Jorge Eielson

Pero, ha sido en el extranjero ―¡cuándo, no!― donde la obra de Abril ha tenido mayor reconocimiento. Precisamente, el día que la Universidad de la República del Uruguay le concediera el grado de Doctor Honoris Causa, en el discurso de orden Carlos Alberto Garibaldi, dijo

La obra poética de Abril Descubrimiento del alba, mereció el alto galardón de ser seleccionada y estimada por James Joyce – La Vie – son ouvre – son Rayonnement, La Hume, París, 1949, figura la mención bibliográfica bajo el número 454 – Joyce, con Valery Larbaud, Jean Cassou, Marcel Brion, Jules Superville, César Vallejo y muchos otros han exaltado al poeta que surgiera en los inolvidables días de la Revista Amauta de José Carlos Mariátegui(…)Es entonces este poeta peruano, el ser de las íntimas convivencias con la literatura en su más jerarquizadas categorías, en sus más vastos panoramas(..)”[9]

 

El tiempo reduce al espacio, sin embargo creemos que las palabras de Carlos Alberto Garibaldi son lo suficientemente extensas y esclarecedoras, que nos obvian presentar a este Coloquio sobre el surrealismo mayores comentarios emitidos en el extranjero sobre la obra de nuestro insigne poeta.

 

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El poeta Xavier Abril de Vivero
C. 1975
Crédito: Archivo MP

 

4. Abril y el Premio Nacional de Literatura

El Instituto Nacional de Cultura convocó en 1980 a las postulaciones al Premio Nacional de Literatura, creado a finales del gobierno del General Velasco Alvarado y suprimido durante el segundo gobierno de Fernando Belaunde. El poeta, crítico y profesor universitario, Marco Martos, en un extenso artículo periodístico – donde reflexiona sobre el valor de la literatura peruana, así como en torno a los premios de fomento a la cultura y critica la sustitución del premio nacional de poesía por el de premio nacional de literatura – da cuenta de los postulados aquel año en los siguientes términos Para este año han sido postulados Xavier Abril, Francisco Izquierdo Ríos, Juan Gonzalo Rose, Javier Sologuren y Augusto Tamayo Vargas[10]. Cabe señalar, que la mayor parte de los postulados fueron propuestos mediante solicitud acompañada por una extensa lista de adherentes, donde por igual se anotaban instituciones representativas de la cultura así como personalidades vinculadas al quehacer artístico y literario del Perú,  con excepción de Xavier Abril.

Aquí, permítanme un testimonio de parte. En febrero del ochenta publiqué en el  diario La Prensa[11](hoy desaparecido), un artículo donde anotaba aspectos sustantivos de la vida y obra de Xavier Abril, en el propósito de mostrar a los nuevos poetas y público en general, a una de las columnas básicas que sostienen el edificio de la poesía peruana del siglo veinte, como es el autor de Difícil trabajo. Aquel artículo finalizaba en los siguientes términos “El Perú tiene contraída una voluminosa deuda interna con uno de sus más importantes artistas, la que en parte puede ser cancelada otorgándole el Premio Nacional de Literatura, y publicando su obra poética completa”. Al ser convocado el premio por el INC, redacté la solicitud, la firmé, y adjunté no sólo mi artículo, sino la opinión crítica de nuestro mayor poeta como es César Vallejo. Es decir, la solicitud sólo fue firmada por el suscrito. Y, el jurado conformado por Luis Alberto Sánchez, Francisco Bendezú, Emilio Armaza, José Bravo y Willy Pinto, por unanimidad acordó conferir el Premio Nacional de Literatura a Xavier Abril. Según testimonio de Francisco Bendezú y Luis Alberto Sánchez vertidos al suscrito, la deliberación tan sólo demoró cinco minutos. Lamentablemente, el otorgamiento del premio ―que demoró dos largos años―, estuvo teñido por el prejuicio político de carácter macartista. Así, consciente que los sentimientos antimarxista eran la causa de tan lamentable demora, conversé con el entonces senador Sandro Mariátegui, a la sazón elegido presidente de la Cámara de Senadores, quien tuvo que presionar a la autoridades del INC para que procedan a entregarle el premio a quien fuera permanente colaborador de la revista de su muy ilustre padre, José Carlos Mariátegui.

Han transcurrido veintidós dilatados años de aquel episodio, Xavier Abril murió en Montevideo a inicios de los noventa, y jamás recibió del Perú el homenaje que merecía. Pero, es en el extranjero donde nuestro poeta recibió las honras por el premio recibido. En nota de prensa de la agencia española EFE que El Diario de Marka (hoy desaparecido) publicara en su sección cultural, se registra lo siguiente:

Homenaje a Xavier Abril en Uruguay. Los intelectuales uruguayos rindieron homenaje al poeta peruano Xavier Abril, que recientemente recibió el Premio Nacional de Literatura de su país. El ofrecimiento lo hizo el novelista y poeta uruguayo Enrique Estrazulas, que resaltó la personalidad del homenajeado y analizó su obra literaria(…)”[12]

 

Situaciones semejantes a la acontecida en Uruguay, se produjo en Francia, España, Italia, Cuba, Chile, México. Sin embargo, en el Perú Xavier Abril continuó increíble e inexplicablemente encerrado en el getto del silencio, situación que de alguna manera llega hasta el presente. Por ello, y en el contexto del Coloquio de homenaje a César Moro y de estudio al surrealismo, propongo finalmente que la Facultad de Letras organice una actividad destinada a valorar y revalorar a la obra de uno de los más ilustres sanmarquinos del siglo veinte como es Xavier Abril. Y, de esta manera, contribuir al esclarecimiento de una de las páginas de la historia de las letras peruanas que aún se mantiene teñida por la oscuridad y el desconcierto.

 

 

 

 

 

* (Lima, 1949). Poeta y profesor en la facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Además, ha sido profesor visitante en universidades francesas, italianas y españolas. Fundo la extinta revista Gleba y el cartel de arte y literatura Carta Abierta. Ha publicado los poemarios Pequeña historia de conciencia (1971), Contra viento y marea  (1973),  Mi Capital  (1979),  Poesía abierta  (1982) e  Interludios  (2006); y los ensayos Breve ensayo sobre estética (1981), Curso de realidad: proceso poético 1945 – 1980 (1988), Fondo de fuego, la generación del 70 (1990), Lo peruano en la literatura virreinal; el caso de Lima fundada de Pedro de Peralta (1999), El goce de la razón: el Perú del XVII (2000) y Sobre lo bello y sus formas del Reino del Perú indiano: la voz testimonial del XVII (2004).

 

 

 


[1] González Vigil, Ricardo. “César Moro y el surrealismo”. En: Suplemento Dominical, diario El Comercio; Lima, 13 de julio de 1980; p. 16.

[2] Bretón, André. “Carta” a José Carlos Mariátegui. En: Revista Amauta, No. 18, octubre, 1928; p. 84.

[3] Abril, Xavier. “Discursos sobre Mariátegui”. En: Revista Amauta, No. 30, Lima, 1930.

[4] Abril, Xavier. Poemas a Mariátegui. Empresa Editora Amauta, Lima, 1976; p. 159.

[5] Vallejo, César. Reseña sobre Descubrimiento del alba. En: Revista Bolívar, Caracas, s/n, 1937.

[6] Eielson, Jorge Eduardo. “Noticia crítica”. En: La poesía contemporánea del Perú, Cultura Antártica, Lima, 1946; pp. 103 – 106.,

[7] Romualdo, Alejandro. “Descubrimiento de Abril”. En: Cartel  Creación Heroica, Che, No. 4, Lima, 1971.

[8] Escobar, Alberto. Antología de la poesía peruana. Editorial PEISA, Lima, 1973; t. I, p. 73.

[9] Garibaldi, Carlos Alberto. “Bienvenida a Xavier Abril”. En: Revista Alfar, Año XXX, No. 90, Montevideo, 1952 – 53.

[10] Martos, Marco. “El Premio Nacional de Literatura”. En El Caballo Rojo, Suplemento Dominical de El Diario de Marka, Lima,  Año I,  domingo 6 de junio de 1980.

[11] Falla Barreda, Ricardo. “Xavier Abril: un campo de concentración poética”. En: Diario La Prensa, Lima, 26 de febrero de 1080. C/f. Falla Barreda, Ricardo. “Xavier Abril, Premio Nacional”. En Suplemento El Caballo Rojo,, El Diario de Marka, Lima,  Año III, No. 110; 26 de junio de 1982. C/f. Falla, Ricardo. “Xavier Abril: una jornada de vida”. En: El Diario de Marka, Lima, 3 de abril de 1981. C/f. Ramírez Ruiz, Juan. “Abril: silencio, poesía y exilio”. En: El Diario de Marka, Lima, 20 de septiembre de 1982.

[12] “Homenaje a Xavier Abril en Uruguay”. En: El Diario de Marka, Lima, 17 de noviembre de 1982.