Por Valerio Magrelli*
Traducción y nota por Roberto Bernal
Crédito de la foto www.lestroverso.it
21+1 escritos de Cuatro cuadernos inéditos (1985-2016),
de Valerio Magrelli
Los escritos que se recogieron en esta selección proceden de cuatro cuadernos de Valerio Magrelli, numerados 11, 12, 13 y 14. El cuaderno no. 11 se redactó del 9 de abril de 1985 al 23 de mayo de 1989; el cuaderno no. 12, del 20 de junio de 1989 al 7 de septiembre de 1994; el cuaderno no. 13, del 12 de julio de 1994 al 24 de noviembre de 2006; y el cuaderno no. 14, del 24 de noviembre de 2006 al 30 de julio de 2016.
El carácter heterogéneo de estos textos pretende presentar el ejercicio de una escritura en progreso. Muchos de los puntos de partida permanecen como se registraron en los cuadernos; otros, desde el estado embrionario, han sido reescritos y publicados de diversas formas: la prosa se reorganizó en versos, y los versos, por otra parte, acogieron variantes, alteraciones, extensiones y, en algunos casos, han sido transformados en prosa.
Los textos suceden respetando el orden cronológico de redacción; los números indican, respectivamente, el cuaderno y la página de la que fueron extraídos. Algunos apuntes dialogan entre sí a distancia; para mostrar su continuidad, se colocaron uno seguido de otro.
Agradecemos al autor la revisión de estas versiones.
21 +1 textos de Cuatro cuadernos inéditos (1985-2016)
[11, 11]
La mujer que sonríe después de saludar a alguien sigue arrastrando por un momento lo que queda de su expresión y sin ningún destinatario.
[12, 17]
La sonrisa se expande como las ondas producidas por una piedra en el agua estática. Surge del rostro y se ondula alrededor del cuerpo, radiante, y esos labios, esa curva, le hacen una reverencia.
[11, 22]
La poesía es un hecho personal, íntimo, “aprisionado”, ni más ni menos como las pesadillas. El poeta está entre el sacerdote y el enigmista. La poesía es una pesadilla artesanal, artificio artesanal, pero pesadilla.
[11, 23]
Llegó el verano, infinito, inoportuno,
con todas las promesas
destinadas a permanecer inacabadas.
Es un patrimonio que no se devuelve
el regalo que aflige y decepciona
el más grande arrepentimiento,
porque pactado
que ya transcurrió el futuro,
conclusión del tiempo.

[11, 26]
Tal vez la poesía es el revestimiento que se produce de la oxidación en una superficie hasta entonces cubierta, protegida dentro de un tejido corporal. En esos primeros momentos de dolor, hay algo nuevo que ya anuncia una nueva defensa: la piel vuelve a crecer, el vello, la capa que se reforma sobre la abrasión. En esto, la escritura es siempre tatuaje, decoración, dibujo, que sólo puede nacer sobre una cicatriz. Como si el engaño ocultara siempre la herida.
[11, 50]
De reliquia a la clonación.
Por tanto, el corazón estaba en lo cierto
cuando rogaba conservar
el fragmento del ser amado.
Aquí, con el tiempo, transformamos
la devoción en química
y a la pobre mecha de cabello,
en objeto de recuerdos que se incendian
en texto vivo, en delgada palabra:
proyecto de renacimiento […] y aurora.
[11, 81]
Fui sacado de la nada,
sorteado del azar,
formado por un encuentro
convocado desde la posible
alineación y virtual
extracción de la suerte
[12, 60]
Soy literalmente un hombre de pocas palabras. Siempre uso las mismas (material de rastreo). Prefiero recurrir a una cita mía (o a las citas en general) en lugar de re-decir. Economía autárquica. Régimen de autosuficiencia emocional.
[12, 154]
Es mi sueño enfermizo y frustrado envolverme en una manta del no-ser, enrollarme en los cultivos de la nada, alejándome, yéndome.
[13, 18-19]
Cada proyecto culmina como Apolo y Dafne. Como en la estatua de Bernini, apenas me acerco a la presa, ésta se transforma en una corteza dura, la carne en una rígida cáscara bibliográfica. El placer desaparece, y, en lugar de una mujer, me encuentro abrazando un deber, un trabajo.
[13, 30]
Odio intentar dormir. Esperar dormir es como esperar al autobús (pero que no aparece).
[13, 41]
Esperar el sueño como a un autobús. En la parada. Paciente.
[14, 19]
Debió ocurrir cuando las raíces tocaron la corteza: el veneno comenzó a circular, subiendo por el tronco, hasta las ramas y las hojas. Ahora soy un cadáver atravesado por la nada. Rezo mal, quedé inutilizable, excepto para decir que, una vez que te toca, aunque sea con un rasguño, para la enfermedad no hay defensa.
[14, 35]
El antidepresivo es el cable delgado
que me pone en órbita,
suspendido en el espacio,
finalmente, lejos
de la cápsula de la muerte
de una vida aprisionada.
Déjenme, por fin, pasear
ligero y
vacío por el vacío sideral,
augurio de un mundo libre de cargas.
[14, 40]
Para mí, la mirada de quien escribe es la de un hombre que está a punto de ser arrollado.
[14, 43]
Muerte, terrible dragón
que resguarda el tesoro
del no-ser,
tan terrible como grande
el don que protege,
el sueño de una morfina eterna
que finalmente detendrá
la punción-incendio-llaga
de la conciencia.
Conciencia es sufrimiento.
Por eso el golpe se llama “de gracia”.

[14, 62]
Despertar después del sedante y volver a mi celda en la prisión. “¡¿Por qué me trajeron aquí!?”. (Más tarde esta sensación se desvanece; pero una vez allí, lloré.)
[14, 64]
Mientras continúe blasfemando, no puedo decir que no soy cristiano. No puedo convertirme en laico, no puedo liberarme de la sombra que el Padre echó sobre mi vida. Una vida a la sombra de la Culpa, una vida en el signo del Castigo. ¿Cuándo creceré? ¿Cuándo podré finalmente convertirme en Ateo? ¿Cuándo dejaré de creer en mi verdugo?
[14, 69]
Quisiera estar muerto, pero no se puede tener todo en la vida.
[14, 90]
Incompetencia, plagio, estupidez = incapacidad de encomendar cualquier cosa. La mía será la única tumba con clavos martillados desde dentro, en la imposibilidad de confiar en alguien que pueda hacerlo desde fuera.
[14, 105]
Hijo = murciélago que avanza en la oscuridad haciendo rebotar ondas-radio en la figura opuesta de su padre. Para no estrellarse contra él.
[14, 135]
No me considero post-moderno, pero propongo una post-poética, que nazca después y no antes de la escritura (que no la guíen las explicaciones y las interrogantes).
—————————————————————————————————————–
(textos en su idioma original, italiano)

21+1 testi di Quattro quaderni inediti (1985-2016),
da Valerio Magrelli
[11, 11]
La donna che ha sorriso a qualcuno, dopo il saluto continua per un po’ a trainare la propria espressione residua e senza più alcun destinatario.
[12, 17]
Il sorriso si allarga come le onde prodotte da un sasso nell’acqua ferma. Viene dal viso e increspa il corpo, intorno, a raggiera, e quelle labbra, quell’arco, e ne fa un ostensorio.
[11, 22]
La poetica è un fatto personale, privato, “recluso”, né più né meno degli incubi. Il poeta sta tra il sacerdote e l’enigmista. La poesia è un incubo artigianale, artefatto, artigianale: ma incubo.
[11, 23]
L’estate arriva, infinita, illegale,
con tutte le promesse
destinate a restare incompiute.
È un capitale che non sarà investito
il regalo che addolora e delude
il rimpianto supremo
perché già pattuito
l’eccesso di futuro,
tempo del tempo.
[11, 26]
E forse la poesia è proprio quella patina prodotta dall’ossidarsi di una superficie fino allora coperta, protetta all’interno di un tessuto corporeo. In quei primi momenti di dolore c’è qualcosa di nuovo che già annuncia una nuova difesa, la pelle che ricresce, l’erba, il velo che si riforma sopra l’abrasione. In questo la scrittura è sempre tatuaggio, decorazione, disegno, che può nascere solo sopra una cicatrice. Come se il fregio sempre nascondesse lo sfregio.
[11, 50]
Dalla reliquia alla clonazione,
il cuore dunque aveva ragione
quando esortava a conservare
il frammento dell’essere amato.
Ecco che a lungo andare
la devozione si trasforma in
chimica e la povera ciocca di capelli
da oggetto di ricordo si accende
in testo vivo, magra parola,
progetto di rinascita […] e d’aurora.
[11, 81]
Sono estratto dal nulla,
sorteggiato dal caso,
composto da un incontro
chiamato dal possibile
vocato e virtuale
estratto dalla sorte
[12, 60]
Sono letteralmente un uomo di poche parole. Uso sempre le stesse (materiale da riporto). Preferisco ricorrere a una mia citazione (o alla citaz. in genere) piuttosto che ri-dire. Economia autarchica. Regime di autarchia emotiva.
[12, 154]
È il mio sogno malato e ferito avvolgermi in una coperta di non-essere, rimboccarmi le coltri del nulla, andarsene, andarsene, andarsene.
[13, 18-19]
Ogni progetto fa la fine di Apollo e Dafne. Come nella statua di Bernini, appena mi avvicino la preda si trasforma in dura scorza, la carne in rigida corteccia bibliografica. Il piacere scompare, e invece di una donna mi ritrovo ad abbracciare un dovere, un lavoro.

[13, 30]
Odio prendere sonno. Aspettare d’addormentarsi è come attendere l’autobus (ma che non arriva).
[13, 41]
Aspetto il sonno come un autobus. Alla fermata. Paziente.
[14, 19]
Deve essere stato quando le radici hanno toccato le falde: il veleno ha cominciato a circolare, salendo su per il tronco, fino ai rami, alle foglie. Adesso sono una carcassa attraversata dal nulla. Trasudo male, resto inutilizzabile, se non per dire che al male non c’è difesa, una volta toccato, anche solo di striscio.
[14, 35]
Lo psicofarmaco è il cavo sottile
che mi lascia orbitante
e sospeso nello spazio,
finalmente lontano
dalla capsula di morte
di una vita reclusa.
Lasciami passeggiare finalmente
leggero e
vuoto nel vuoto siderale,
nunzio di un mondo libero dal peso.
[14, 40]
Per me lo sguardo di chi scrive resta quello di un uomo che sta per essere investito.
[14, 43]
Morte, tremendo drago
che fa la guardia al tesoro
del non-essere,
tanto tremendo quanto grande
il dono che custodisce,
il sogno d’una morfina eterna
che finalmente spenga
l’aculeo-fiamma-piaga
della coscienza.
Coscienza è sofferenza.
Per questo il colpo si chiama “di grazia”.
[14, 62]
Risveglio ilare dalla sedazione, e ritorno nel carcere in cella: “perché mi avete riportato qui!”. (Poi questa sensazione è svanita, ma lì per lì ho pianto)
[14, 64]
Finché continuo a bestemmiare, non posso non dirmi cristiano. Io non riesco a diventare laico, non riesco a liberarmi dall’ombra gettata dal Padre sulla mia vita. Una vita all’ombra della Colpa, una vita nel segno della Punizione. Quando crescerò? Quando potrò finalmente diventare Ateo? Quando smetterò di credere nel mio carnefice?
[14, 69]
Vorrei essere morto, ma non si può avere tutto dalla vita.
[14, 90]
Incompetenza, furti, idiozia = impossibilità di delegare alcunché. La mia sarà l’unica tomba con le viti avvitate dall’interno, nell’impossibilità di dovermi fidare di qualcuno capace di farlo da fuori.
[14, 105]
Figlio = pipistrello: avanza al buio facendo rimbalzare onde-radio sulla figura contrastiva del padre. Per non sbatterci contro.
[14, 135]
Non mi ritengo post-moderno, ma propongo una post-poetica – che venga dopo, non prima, dei testi (li commenti e li interroghi, non li diriga).
*(Milán-Italia, 1951). Poeta, crítico literario y traductor. Ha obtenido el Premio Viareggio Poesía y el Premio Brancati. Fundador de la revista literaria Niebo (1977-1980). Ha publicado en poesía Somiglianze (1976), Millimetri (1983), Terra del viso (1985), Distante un padre (1989), Tema dell’Addio (2005), Quell’andarsene nel buio dei cortili (2010), Incontri e agguati (2015), Linea intera, linea spezzata (2021), entre otros.