7 poemas de «Espiga de los días» (2024), de Raquel Jaduszliwer

 

Los poemas difundidos en esta nota, pertenecen al libro Espiga de los días (2024), de Raquel Jaduszliwer, ganador del Premio Flor de Jara (Cáceres-España, 2024).

 

 

Poemas y texto por Raquel Jaduszliwer*

Crédito de la foto (izq.) Publicaciones de la diputación de Cáceres /

(der.) archivo de la autora

 

 

Se trata del Premio otorgado por la Diputación provincial de Cáceres. Se presentaron 922 poemarios de 34 países distintos. El premio consiste en una importante dotación de dinero y la publicación del libro en España. El presidente del jurado fue Jordi Doce, poeta, ensayista, y traductor español. Me encontré con la noticia por mail el jueves por la noche. Me tomó por sorpresa, no tenía presente la fecha en que el jurado se iba a expedir así que fue una alegría que me tomó por asalto, completamente desprevenida. El libro reúne poemas ―gavillas de espigas de los días― que fui escribiendo a lo largo de estos dos últimos años, no podría recortar una temática determinada que los reúna, sí posiblemente un tono general y una atmósfera que los hace resonar unos con otros. Y también ciertas constelaciones de imágenes recurrentes y ciertas ideas-fuerza que, si bien remiten en parte a libros anteriores, tienen una impronta diferente, seguramente la otorgada por lo vivido en este transcurrir. Que entre otras cosas coincide con haber cerrado el ciclo de años de dedicación exclusiva a la clínica, lo que me da la posibilidad de darle otro lugar a la escritura, absolutamente postergada hasta estos últimos años.

 

 

De todas formas, encuentro en mi manera de situarme en la experiencia poética todo lo que la formación en psicoanálisis me dio en relación a lo que se tensa entre el ser hablados por el lenguaje y el acto de tomar la palabra. Respecto al panorama de la poesía actual, veo luces y sombras. Inmersos como estamos en un fenómeno de achatamiento generalizado del pensamiento, es entendible que este achatamiento también se manifieste en lo que se escribe en poesía. Por otra parte, y justamente por ese motivo, cada vez que emerge una voz singular, única, se produce un efecto de claroscuro intenso, una zona iluminada emergiendo de la oscuridad. Esa luz que nos despierta y nos recuerda que seguimos siendo humanos y no máquinas. Podría agregar que el estado de las cosas a las que me refiero también se refleja en las pocas propuestas para concursar que se nos ofrecen en nuestro país, tanto en lo estatal como en lo privado. Ahora que estoy ante un premio recibido, tengo el registro vivencial del estímulo y del valor agregado que estas propuestas ofrecen cuando son de noble hechura.

(compuesto por fragmentos dados en una entrevista a

Daniel Gigena para el diario La Nación, junio – 2024)

 

 

7 poemas de Espiga de los días (2024),

de Raquel Jaduszliwer

 

 

De cuando las palabras aun no eran palabras.

De cuando el aire a través de unas cuerdas vocales

aún no te nombraba. Había una vez y aún no lo sabías.

El ritmo de un tambor expandido se tensaba

en tu futura interioridad. Pero eso fue antes,

mucho antes. Ningún vestigio queda.

Nadie en Babel hablaba así,

nadie de entre los agolpados en el Pentecostés

escuchó de esa lengua toda hecha de inicio.

Y allí estabas como la criatura que eras,

aguardando. Ya llegaría el tiempo,

ya saldrías un día a recoger palabras,

algunas como lirios del campo,

otras como animales dibujados

de especies aún no conocidas.

 

 

 

SI pensabas que mirar hacia atrás significa reencuentro,

hallazgo de la sombra que al mediodía se perdió,

en vano buscarás. Verás, harás de cuenta

que una de las estrellas venideras te será destinada,

A cambio de su guía le darás tu ofrenda:

puede ser aquel pez que se arrebató al agua,

o el temblor del venado, el ciervo esquivo.

O también esa flor que ha quedado incrustada

en la corona oscura de hierro de los días.

O simplemente aquello, la sombra que perdiste

a mitad de camino.

 

 

 

Cuando me hablabas yo recuperaba mi lugar en el mundo.

Cuando me retirabas la palabra, me convertía en piedra.

 

Mucho aprendí acerca de los estados del alma:

la hojarasca en el viento tiene más consistencia,

menos exposición al soplo del azar

que esa fragilidad de los estados del alma.

 

Así hemos sido hechos. Atados al lenguaje.

Atados a quien nos sale al cruce

como su portavoz.

 

 

 

Preferible sería concentrarse

en la existencia amable de esa lámpara

-ya quisieran los soles tanta virtud difusa y tan volcada.

 

Como si se tratara de una joven aldeana bajando la colina

así se ve su gracia, la pendiente menguante de su brillo,

la suavidad que hace de la caída un bello adiós

cuando toma la forma de un descendimiento.

 

La poeta Raquel Jaduszliwer

 

En el sueño le digo: te he soñado.

La escena es en penumbra. Los ojos van de a pares,

se encienden como cirios. Todo sucede en calma,

como una embarcación que no está obligada a nada.

 

¿Y si la vida se quedara allí, flotante,

lejos de todo despertar?

 

¿Y si se pudiera ver crecer el árbol

como una flor radiante

de la altura de un árbol,

así, fuera de escala?

 

 

 

Hora de las retiraciones. Hay una propensión general

al movimiento, a todo se le asignó una dirección.

 

Aquí dicen que tengo un aire de contemplación

y que mi nombre es el nombre de la inmovilidad,

del acto inmóvil ante lo que se va.

 

Con una perspectiva de anticipación

a lo ausentado le diré regreso, le diré buena

nueva, noticia le diré, encuentro, anunciación.

 

 

 

La hormiga peregrina nada sabe,

no se ve defraudada, nada teme.

Avanza como una miniatura de la fe.

No piensa en el futuro que aplasta a las hormigas.

No vive precavida. Casi nada recuerda, no equivoca

el camino.

Puede que cargue sin saberlo los pecados del mundo

-hojitas, ramas secas, menudencias que sueña caídas

de una naturaleza que imagina imbatible

y de la que es arte y parte.

 

 

 

 

 

*(Buenos Aires-Argentina). Psicóloga y narradora. Obtuvo el Primer Premio Poesía Ed. De Los Cuatro Vientos, el Primer Premio Poesía Ed. Fundación Victoria Ocampo, el Premio Edición Ed. Ruinas Circulares, el Primer Premio Rubén Reches, el Premio de Poesía “Flor de Jara” (2024, España) y el Premio Latinoamericano de Poesía Ciro Mendía (2024, Colombia). Ha publicado en poesía: Los panes y los peces (2012), La noche con su lámpara (2014), Persistencia de lo imposible (2015), Las razones del tiempo (2018). En el bosque (2018), Ángel de la enunciación (2020), El árbol de las especies (2022), Los diagramas radiantes (2022), Todos los lugares se llamaban promesa (2023), Canción natal (2024) y Espiga de los días (2024).

 

 

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