Por Christina Castillo*
Crédito de la foto (izq.) ICPNA /
(der.) archivo de la autora
5 poemas de Thunderbird (2024),
de Christina Castillo
(Hola y adiós, Nina)
Quería llenar mi elegía con diferentes tipos de
luz. Pero la muerte nos hace mezquinos.
Anne Carson
Anne Carson, habla en Nox sobre el poema 101 de Catulo, y lo difícil que es traducirlo. Cómo se traduce el sufrimiento de Catulo cuando llega a la tumba de su hermano en la Tróade. Él llega con ofrendas y ritos funerarios, y se marcha con un sentido ave atque vale, que le precede hasta hoy. Yo llegué a Norteamérica y no encontré ninguna tumba, no encontré ninguna ceniza en el viento, los ritos funerarios se hicieron a lo lejos, los cantos y rezos no cesaban de sonar a kilómetros de tu cuerpo, la muerte me guardó la mayor distancia, se mofaba de mí y de la disposición de acercarme, si el viento se hubiere compadecido podría haberme llevado algún canto o quejido; sin embargo, creo que cada agitación de las hojas que ahora siento, tiene tu aliento, cada calle y huella de la tierra tiene tus pasos y tu aroma. Todos los caminos han sido tuyos y los he ido reconstruyendo, así como construyes el espacio que ahora te encuentra, como un hogar hecho de tus cenizas.
Detrás de escena – (arranque del T bird o arranque del final)
(v)
Mi madre es cenizas. Yo la busco en algunas cuevas,
en agujeros de mi propio cuerpo.
Victoria Guerrero
Nos encontramos una aguja
una silueta disuelta en el asfalto
un mechón de cabello parecido al tuyo
sombras similares
miradas similares
voces semejantes
una sonrisa
mil sonrisas unidas
pero no la tuya
quiero decir que he perdido
que se ha desprendido de mí, tu roce y tu calor
no encuentro paz en mis ojos
que todo lo absorben
esta muchedumbre no comprende
de atardeceres ni llantos
mi pared da sombra
retiene el calor y entrega la frescura de un recuerdo
almacena las nostalgias
a veces quiero encontrar tus iguales
y la ciudad me rebota con ausencias
esta vía expresa que no expresa nada
sino silbidos ensordecedores
motores chirriantes que me callan
que anulan mis recuerdos
motociclistas zumban su desdén
las almas caminantes que se amontonan a subir
y pelear por un espacio vacío
y yo que solo quiero encontrarte
en alguna mirada
busco una voz que se te parezca
trato de reconocerte
esperando el día en que vengas convertida
en distancia
convertida en lluvia, en espacio, en voz
ven siquiera convertida en fuego
ven
me entregaré a tu furia
ven como manantial
como ráfaga inacabable
como tus risas como tu destino
ven
he dejado preguntas en el aire para ti
tómalas con esas alas
que seguro adornan todas tus espaldas
respóndeme en gélidos abrazos
voy seguido al malecón
para encontrar tus respuestas
el olor salado me tranquiliza
pero cada vez hace más frío
no demores en encontrarme
la razón se me va a acabar y luego quizás
vaya en busca de adornar
siluetas parecidas a las tuyas
o pida que detengan los relojes
buscando funerales
no lleguemos a tanto
no dejes pasar mucho tiempo
solo quiero
saber de ti.
Sin escenas – (cumpleaños / el tiempo)
Hay una canción poderosa que todas las tardes se encierra conmigo a llorar y
se me abre la piel como la garganta de un animal hambriento.
Hay una línea de tiempo entre la canción y mis oídos que permite desplazar el sufrimiento a mis manos y bailan bailan inmortales esperando mi reacción a su ritmo
No hay ladrido que detenga este sonido incandescente esta canción que se prolonga y prolonga sin la más mínima compasión, sin dejarme crecer como un árbol atrapado en un patio a su gusto buscando su propia luz buscando sus propios asesinos sus propias inclemencias de tiempo.
Hay una canción que entra a mi cuarto por las tardes y se marcha dejándome sólo una porción de vida para seguir cayendo y creyendo con las melodías avejentadas con un cuerpo que no da más que se siente pesado y vacío como un jarrón en la esquina de la casa.
No hay ecos que clonen el sonido de una voz más amarga que esta canción que pasa por mi vida por mi cabeza a punto de estallar por mis ojos que se cierran porque este sonido pesadísimo se agarra de mis espaldas y me hace arrodillar este sonido esta canción me hace descubrir un color alejado distinto que viene a mí y me pinta me decora me engaña con eternidad.
(x)
así que aun en el error
nos parecimos mucho.
José Carlos Agüero
Tú y yo hemos saltado a este gran hoyo
este gran cañón que nos une y nos separa
es el punto en el que acabamos y nacimos
ahora yacemos juntas en la oscuridad
en esta tierra ya no queda nada sino el recuerdo
sino las memorias que hemos trazado
allá
pasando las montañas
los sufrimientos
estás tú
aguardando por mí
unidas por ese salto
por la valentía de querer ser eternas
y permanecer unidas en un T-Bird del 66
suspendidas
como mi corazón
como el tuyo.

En escena, última toma – (Ford Thunderbird celeste del 66 contra el gran cañón de nuestra vida)
Yo me sostengo desde este tiempo con la mano aferrada a la demencia
el camino languidece y se empina
cerramos los ojos y sólo la idea del abismo nos ata a la cordura de morir
como si la muerte fuera la espina dorsal que nos sostiene
como este camino empinado
que da al futuro
la paradoja de la vida o la muerte nos arranca de cuadro
y nos trae la conciencia de sentir o de aplaudir este show que nos remece
mi mano se aferra a este pavimento
la tierra se mece y sacude la distancia que poseemos
es acaso la distancia la que más nos ha unido
es acaso este mapa en mi cabeza
el que nos impide un salto
trasladarnos y estar juntas más allá de la latitud
dime dónde encuentro el auto
el cañón
el arma
calibre 38
la vida
tu corazón.
*(Trujillo-Perú, 1990). Poeta y abogada. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía ICPNA (Perú, 2024). Ha publicado en poesía Contrahemisferios (2023) y Thunderbird (2024).




