Una poética del montaje. Entrevista a Silvana Franzetti

 

Por Augusto Munaro

Crédito de la foto (izq.) Periódica Ed. /

(der.) la autora

 

 

Una poética del montaje.

Entrevista a Silvana Franzetti

 

Notas al pie (2016), es el último libro de la poeta Silvana Franzetti*. En un principio, es un texto donde se recuperan mensajes radiales. Una serie de emisiones radiales destinadas a transmitir mensajes entre los pobladores del interior de la provincia de Chubut. No obstante, es mucho más que eso, por ejemplo, se puede leer como una obra con doble trama narrativa. Así, su poesía se resiste a cualquier intento de clasificación. En Notas al pie, no hay metáforas, es decir profundidad de significación. Sólo procedimiento, una meticulosa construcción. Atenta, profundamente reflexiva en torno a la plasticidad y alcance de las palabras, los avances formales realizados por Franzetti son relevantes ya que introduce el problema de la significación, creando, de este modo, otros recursos para construir sentido.

 

Entrevista

 

Augusto Munaro [AM]: ¿Cómo escribiste Notas al pie?

Silvana Franzetti [SF]: Es un libro en el que me centré en el montaje de dos textos disímiles en busca de un nuevo sentido que se iba dando en el contacto entre esos dos materiales, que hasta entonces no se me hubiera ocurrido. Durante un par de años hice un trabajo casi antropológico, grabé unas diez horas de emisiones de mensajes al poblador rural ―cada emisión se repite durante el día y no dura más de diez minutos― y las transcribí. Luego hice una selección. Y después vino un largo proceso de montaje entre esos textos y una serie de poemas que en su mayor parte ya tenía escritos. A medida que los iba poniendo en contacto, el mismo material exigía cambios, me marcaba por donde seguir. Por último, reconstruí la secuencia de una emisión radial, cambié todos los nombres propios de personas con el fin de restarle peso documental y reemplacé los topónimos de la versión original según mi afinidad por ciertos nombres de lugares. Y agregué un poema donde aparece el teléfono celular.

 

 

[AM]: ¿De qué modo Notas al pie cuestiona los límites de la página?, ¿de qué forma el lenguaje fue una excusa para explorar el soporte del papel, su espacio en blanco?

[SF]: En Notas al pie no exploré el soporte papel. En Telegrafías, —un libro-objeto que escribí en colaboración con Mariana Bustelo— sí hicimos una exploración consciente no solo del soporte papel, sino también de la clase de texto telegrama y de la trasposición del texto poético a esa clase textual. Telegrafías, por ejemplo, en soporte digital no tendría ningún sentido. En cambio, Notas al pie y también Edición bilingüe, mi segundo libro, podrían funcionar perfectamente en soporte digital, porque en estos libros no rige el soporte papel. Ahora sí respondo a tu primera pregunta. Notas al pie cuestiona los límites de lo que se espera que sea una página de un libro de poesía. El lector se encuentra con un poema al que, por montaje, se le sumó otro texto, a pie de página, que en principio tiene algo de informativo, de instructivo, y que es un mensaje al poblador rural emitido por radio y transcripto. Por más que a mí, personalmente, pasajes como Para Manuel (…), se le pide que lleve un viaje de agua a lo de Raúl (…) me parezcan sumamente poéticos, eso no significa que lo sean. Porque en última instancia fueron escritos para comunicar cuestiones útiles o necesarias de la vida cotidiana. Con la trasposición de esos textos a un libro de poesía se produce una disociación de la función del mensaje, la comunicación deja de ser instrumento, porque esos elementos ya no informan, fueron transformados.

Entonces el cuestionamiento pasó por otro lado, por preguntarme cuál es el límite entre lenguaje poético y el no poético, y para eso puse en juego el valor del montaje. La segunda versión del proyecto Notas al pie es una intervención sonora donde realicé la operación inversa. Fui personalmente a la radio, simulé que quería transmitir un mensaje como tantos otros, y en cambio presenté fragmentos de poemas del libro en forma de mensajes. Durante tres días pudieron escucharse al aire, por dos radios de Trelew, mensajes como este: Para Berta Elorriaga, en Los Altares, su hermana le comunica que ella siempre vuelve sobre sus pasos, en un sentido o en otro, le da mil vueltas al desierto. Firma: Ana Elorriaga. O este, entre otros: Para Araceli Cifuentes, en El Hoyo, Ricardo Lerner le comunica que después de un corte de luz irrumpe una de las clases de silencio. En esta segunda versión del proyecto, entonces, el ensayo consistió en que el lenguaje poético irrumpiera en un contexto no poético. El proyecto tiene una primera versión: la performance de la lectura en vivo, donde puede escucharse la reproducción sonora de los mensajes radiales intercalada con mi propia voz, en vivo, de la lectura de los poemas. La tercera versión es el libro y la cuarta versión es un poema fílmico que todavía está en crudo.

 

La poeta Silvana Franzetti

 

[AM]: ¿De qué modo elaborás el sentido en un poema?

[SF]: Está claro que el eje de mi escritura no pasa por la metáfora. Aunque seguramente otros lectores van a encontrar alguna, por ejemplo, en Notas al pie puede pensarse el desierto como metáfora de lo extranjero. La pregunta que se me presenta es qué otros recursos están disponibles en el campo poético para construir sentido, y que operen ya no “a imagen y semejanza”, sino por fricción o por contraste o hasta por encastre. En esa línea trabajo para construir el sentido de un libro de poemas. Ahora, cuán profundo es, si recorre la superficie como las raíces del roble, si llega al fondo de una tumba o si alcanza el magma de la Tierra, no lo sé.

 

 

[AM]: Me gustaría, te refieras al recorrido de la voz en este libro. La erosión de esa voz entre el texto y paratexto.

[SF]: En la transcripción por escrito de los mensajes hay tantas voces como firmantes o emisores. A su vez, estas voces, curiosamente, están mediatizadas por la voz de una locutora de radio de amplitud modulada. Esta voz y el sonido con interferencias, característico de la am, claramente se perdieron en el registro escrito o a lo sumo queda una resonancia. Entonces, en rigor de verdad, pueden distinguirse la voz del sujeto lírico, otras voces insertas en el poema en itálica, la voz de la locutora y las diversas voces de los emisores de cada mensaje. En síntesis, no hay una sola voz. Ahora, es interesante tu observación acerca de la erosión. Podríamos preguntarnos hasta qué punto se establece entre estas diversas voces un diálogo o si el conjunto de voces erosiona, desgasta, la voz del sujeto lírico o viceversa. Respuesta que claramente queda en manos de cada lector.

 

 

[AM]: El uso de las itálicas en este libro, ¿qué código de registro cumplen?

[SF]: Ninguno que exija una decodificación extra convencional. La itálica la usé para introducir citas en el texto poético ―aun cuando algunas sean ficcionales― o el título de un diario o como marca de metalenguaje. Y aunque dudé, decidí no usar itálica en las notas al pie, porque las intervine, ya no son citas textuales.

 

 

[AM]: El texto está dedicado a la memoria de tu padre. ¿Gan Gan como un espacio de origen?

[SF]: Como tantos otros topónimos de este libro, Gan Gan para mí no significa tanto un espacio, sino el sonido de una palabra de mi infancia. Quise nombrar algunos nombres de lugares de la infancia. Aun cuando nunca los haya pisado, son nombres que escuchaba cuando era chica, cuando vivía en Trelew.

 

 

[AM]: El paisaje en Notas al pie inspira una poética de desolación. La aridez patagónica a través de una descripción distante, objetiva de su ruralidad. Leemos: “Desde la ruta se salía a un camino que continuaba en senda y se llegaba hasta una costa de arcilla petrificada, color lapa. No había ni una sola casa, ni siquiera rodante”. ¿Hasta qué instancia el libro es un trabajo vinculable a la memoria como procedimiento asociativo?

[SF]: En este libro me interesó construir una perspectiva del territorio que se opusiera a la del paisaje como postal, que la perplejidad llegara como resultado de una mirada extrañada y no de una mirada de la naturaleza como algo imponente, armónico e intocable que opera sobre el olvido de que el ser humano mantiene relaciones sociales de lo más complejas y conflictivas con la naturaleza. En esta perspectiva no hay paisaje armónico, entonces el punto de vista se invierte. Al mismo tiempo, tanto como sustrato visual de la puesta en página, pero también como sustrato que resuena del registro oral, los textos de las notas al pie constituyen uno de los paisajes sonoros posibles de ese territorio. Y en otro nivel, en este libro también se fue entrelazando la materia ficcional con la autobiográfica. Cuando entró en juego el paisaje de la propia historia, se fue armando cierta estratificación y un paisaje fue descubriendo al otro. En ese sentido, si el montaje pone junto lo que estaba separado espacialmente, la memoria vendría a hacer la misma operación, pero en el plano temporal.

 

 

[AM]: Notas al pie, como en varios de tus libros, introduce el problema de la significación de manera permanente. Por ejemplo, los asteriscos no aparecen sobre cualquier palabra. Debe esconderse un significado en el vocablo seleccionado, ¿o no?

[SF]: No, no hay ningún significado escondido en las palabras que envían al pie de página. En varios casos intervine la palabra del poema o la de la nota al pie para terminar de realizar el montaje. Los asteriscos son claramente el nexo entre estos dos textos disímiles. Hice uso de las llamadas como en cualquier otro texto, la diferencia es que usé la convención formal para hacer circular otro material en la nota al pie.

 

 

 

[AM]: ¿Qué relevancia tiene el azar y la intuición en tu obra?

[SF]: Al comienzo de la escritura el azar está muy presente y un poco durante el proceso de escritura también, porque al menos una parte del proceso de montaje ―cuando lo dejo y no me gana la necesidad― obedece a las leyes del azar. La reflexión se me pone más en juego que la intuición, casi nada se me aparece en instantáneo, a veces me tomo, y otras me lleva, bastante tiempo, cambio las cosas de lugar, tiro bastante.

 

 

[AM]: Por cierto, Silvana, en tu poética, ¿qué valor tiene el significante?

[SF]: Hasta el elemento más ínfimo, como la puntuación, tiene el valor de significante. De todos modos, el significante también opera a mi pesar, no tengo todo bajo control. Y esto es así porque escribo en el siglo xxi con todo el peso del siglo anterior.

 

 

[AM]: Michel Butor, un escritor también con una fuerte vocación por lo experimental, alguna vez dijo que escribir significaba para él “derribar barreras”. ¿Pensás la escritura como un ejercicio de incesante indagación?, si es así ¿qué barreras intentás vos combatir?

[SF]: Michel Butor, y también Agnès Varda, Alain Robbe-Grillet y Marguerite Duras, entre otros que parecen muchos pero son pocos, nos dejaron el campo libre de prejuicios artísticos. Los cuatro escribieron y filmaron. Y otro maestro, para completar la palma de la mano: Jean-Luc Godard, que filmó y también escribió algunos de sus guiones en forma de verso. Estoy muy agradecida de ser contemporánea de tremendos maestros y maestras, con toda la distancia del mundo que me separa. Sí, claro que practico la escritura como espacio de indagación, todo lo que pueda llegar a escribir es apenas una aproximación a donde quiero llegar, incluso la mayor parte de las veces no sé adónde quiero ir, lo voy definiendo mientras escribo. Están las primeras barreras, las de las condiciones cotidianas, allí se abre la batalla por hacer el tiempo a la escritura una vez terminado el trabajo para pagar el alquiler, la luz, el gas… Después vienen las barreras del lenguaje y con ellas, las del lenguaje artístico.

 

 

[AM]: ¿Pensás que renovación y vanguardia pueden considerarse sinónimos?, ¿por qué?

[SF]: No toda renovación es vanguardia. La vanguardia es más bien ruptura con la tradición y con la institución burguesa del arte, y también es transformación del modo de producción y de circulación del arte.

 

 

[AM]: ¿Quiénes fueron tus poetas formativos?

[SF]: Desde el dadaísmo y el simbolismo hasta la poesía francesa, polaca y alemana de posguerra, pasando por la poesía argentina contemporánea. Y aún hoy me siguen formando, en el sentido de transmisión del saber de la forma, escritores como Víctor Shklovski o poetas como Volker Braun o Inger Christensen.

 

La poeta Silvana Franzetti

 

[AM]: Además de Buenos Aires, has participado en innumerables festivales de poesía en Europa, estando permanentemente en contacto con muchos poetas contemporáneos de todas partes del mundo. ¿Te interesa leer mucha teoría literaria?, ¿te estimula e impulsa para ayudar a pensar y escribir tus poemarios?

[SF]: Aunque me hubiera gustado muchísimo, no siempre asistí personalmente a los festivales que mencionás. Muchas veces viajó solo la obra, es el caso de los videopoemas. La teoría literaria me interesa, aunque la leo de vez en cuando. El impulso para pensar y escribir siempre viene de otro lado: de los viajes, del cine y de la lectura de ensayos, en especial sobre cine.

 

 

[AM]: Silvana, ¿en qué estás trabajando actualmente?

[SF]: Estoy dedicada a la traducción de poesía alemana contemporánea, que saldrá por El jardín de las delicias; un libro muy esperado, una selección de poemas de la obra de Volker Braun que abarca el período 1963-2013. Paralelamente estoy escribiendo un libro que me gustaría que llegue a ser un solo poema. No sé si lo voy a conseguir. En este libro sigo ensayando aspectos de montaje. Por ahora se llama Sujetos a variación, es un título provisorio que le di adrede, para recordarme que puede llegar a salir otra cosa. Por eso ahora mismo, después de escribir esta respuesta, debería cambiarlo por Sujeto a variación.

 

 

 

 

 

 

*(Buenos Aires-Argentina, 1965). Poeta y traductora. Ha realizado montajes de sus textos poéticos en instalaciones, performances y videopoemas. Estos últimos fueron exhibidos en festivales internacionales de poesía en Barcelona, Berlín, Bristol, Helsinki y Madrid. Ha publicado en poesía las plaquetas “Destino de un hombre agitado” (1994), “Cuadrilátero circular” (2002) y los libros “Mobile” (1999), “Edición bilingüe” (2006); así como los libros objeto “Telegrafías” (2001) y “Mentiras” (2010).

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