Por Yuleisy Cruz Lezcano*
Crédito de la foto (izq.) Ed. Garzanti /
(der.) www.corrierecesenate.it
Tito Balestra** un poeta que donó pequeñas
y perfectas flores poéticas
Un poeta que no tenía prisa por hablar, quién lo conoció se lo recuerdas así, como lo describe Renato Guttuso ( 1911-1987) (Pintor y político italiano):
Nos encontrábamos con Tito, por la noche, en la “Vetrina” de Chiurazzi. La cabeza echada hacia atrás, los párpados pesados, el último trozo de tabaco en la boca y su silencio en las conversaciones. Hablaba rara vez pero siempre de manera concluyente. Como un mago, de vez en cuando hacía aparecer de entre los pliegues de su ropa una estampa de Goya o de Daumier, o un epigrama. Era un hombre culto y misterioso, un amigo seguro con el que se podía contar, desinteresado e intransigente.
Tito Balestra nació en Longiano el 25 de julio de 1923, hijo de Flaminio y Santa Urbini. Después de la escuela obligatoria, se matriculó en el Istituto Magistrale de Forlimpopoli y en 1939 en la Facultad de Idiomas de la Universidad de Venecia, abandonada en 1942 por la Facultad del Magisterio de Urbino, ambas abandonadas posteriormente por culpa de los profesores, que no reconocían la independencia sobre lo que pensaban los estudiantes.
Entre 1941 y 1946 participó en la lucha “partigiana”, obteniendo el “Certificado Patriota”. Desde el 1945 Tito comenzó a colaborar con algunos periódicos y revistas como Il Resto del Carlino, Il Corriere Padano, Il Corriere Cesenate, Il Trebbo, La Piè.
Un acontecimiento central en la vida del poeta fue su traslado a Roma en septiembre de 1946 (donde el poeta Attilio Bertolucci pensaba que vivía “no como un nostálgico sino como un provinciano sufriente”). Sucesivamente consiguió obtener una beca y entrar en los cursos del Cepas (Centro de Estudios Profesionales para Trabajadores Sociales) dirigida por Guido Calogero; allí conoció a su futura esposa Anna Maria De Agazio.
Paralelamente a su amor por el arte, Balestra continuó cultivando su “necesaria” pasión por la poesía y la escritura, que de vez en cuando se revela a través de la colaboración con periódicos (entre ellos Il Mondo, Il Tempo Presente, L’Avanti, L’Italia Socialista, Il Caffè, Botteghe Oscure) y, posteriormente, con la publicación de algunas colecciones poéticas.
Balestra es un poeta ―como escribió Alfonso Gatto (1909-1976)― que no tiene prisa por imprimir, es un poeta que sólo sus amigos saben que escribe. Escribe poemas, epigramas, sátiras y da a todos confianza, sobre todo con su comportamiento humano, las cosas que elige, con su buen humor, con su mal humor, con el gusto por la vida que siempre nos comunica… La poesía de Balestra no termina con el ejemplo satírico, con el ejemplo dramático. La poesía de Balestra, además de ser esto, es también la cultura que poéticamente tiene de sí misma, es una poesía que en su aparente inmediatez popular es muy culta, nutrida de buena sangre y jugos antiguos.
La poesía de Balestra, afirmó Attilio Bertolucci
[…] casi nunca tiene profundidad de color, es en blanco y negro, sin manchas, como el gráfico Maccari[…] Tito Balestra no es un poeta nuevo, es un poeta diferente que no busca la diversidad, la encuentra en sí mismo.
La obra poética de Balestra se imprimió en un volumen por primera vez en 1974, cuando L’Arco Edizioni d’Arte publicó “Si tienes una montaña de nieve, mantenla en la sombra” acompañada de seis aguafuertes de Maccari, seleccionados de una colección de muestras. hecha especialmente por el artista. Ese mismo año Garzanti publicó otra colección: Quiproquo. También desde L’Arco Edizioni, en 1975, imprimió Le gambe del serpenti, once poemas en cincuenta y dos ejemplares con motivo de su quincuagésimo segundo cumpleaños, y en 1976 Objeto: la Via Emilia, con cuatro grabados de Alberto Sughi.
Tito Balestra falleció en Longiano el 19 octubre 1976. El mismo día de su muerte se publicó en Milán All’Insegna del Pesce d’Oro de Vanni Scheiwiller, Poesie di Liestal, con las palabras de Alfonso Gatto pronunciadas en el Arco el 7 de noviembre de 1975 y tres ilustraciones de Henry Goetz.
Mis consideraciones sobre la obra de Tito Balestra
Creo que Tito Balestra fue un poeta de sátiras y aforismos, con el toque y la escritura de un gran poeta, sobre todo cuando dejaba correr en su pluma la melancolía por el tiempo pasado y futuro.
El libro que tengo entre las manos Se hai una montagna di neve tienila all’ombra (1979). (Si tienes una montaña de nieve, mantenla en la sombra) es ya un aforismo poético evocativo. En este libro el poeta domina sus propias imágenes ilógicas, traza su visión del arte de vivir, entre un equilibrio inestable, debido a los golpes de la vida y a una cierta insatisfacción que lo empujó a buscar los aspectos más sorprendentes y preciosos escondidos en los pliegues de la existencia. En sus pensamientos se recoge el mensaje de cómo “un hombre pueda ser feliz, con sólo leer libros y dedicarse a la reflexión/contemplación con una copa de vino”, es así que Tito muestra la habilidad con la que, a pesar de todo, mantiene el equilibrio. En los versos del poeta se puede observar como ama las cosas sencillas, como sabe darle valor a cada momento de la vida. Sin embargo, su escritura parece surcada de venas que nutren la melancolía. “Melancolía” que también revela aburrimiento.
Es así que Tito Balestra, no es solo un poeta, es un esteta que sabe dibujar la parte más profunda de su alma, es capaz, con muy pocos rasgos, lábiles y débiles, pero vigorosamente repetidos, ilustrar su dictado interior, retener en la exploración de los recuerdos paisajes, aunque sean de desvanecimiento. Su poética sabe dibujar espléndidamente retratos sin nada, con pocos atributos, con pocas aliteraciones que sirven de vínculo con hechos que llevan a un momento sin tiempo y así crear su autorretrato.
Balestra escribe poemas como si estuviera mirando a través de una lupa, lo que hace que los objetos extraños que observa se acerquen a él. En particular, cabe señalar que los adjetivos calificativos, aunque pocos, suelen presentarse de dos en dos: “claro y distraído”, “largo y astuto”, “vidente y muy curioso”, todos ellos referidos a los ojos, o “caliente y cocido”, “ocupados y tontos” y sirven para aclarar el aspecto psicológico de las personas, que no se presentan nunca en el mismo modo y reúnen en los comportamientos tractos de ambivalencia.
Y así continúa “Distraída y mezquina” son los pensamientos del espléndido poema “Una voragine il tempo”.
Los pasos del pensamiento de Tito Balestra se reconocen en la metáfora que se hace mediadora de la imagen, vista como centro y germen de toda realidad que presenta dualismos de posibilidades. La poesía tiene, sí, una finalidad en sí misma, pero su finalidad lo abarca todo. Es así como, a causa de la validez intrínseca de sus creaciones y hallazgos, el poeta intentó conjurar la ausencia de finalidad. Los versos del poeta rompen con todo casualismo, irrumpen como una inexplicable explosión de anunciación, donde la metáfora sencilla va hacia la imagen que se vuelve el centro de las posibilidades.
*(Longiano-Italia, 1923 – Ibid., 1976). Poeta y coleccionista de arte italiano. Estudió en las facultades de Lengua y de Magisterio, pero no terminó ninguna. Entre 1941-1946, se involucró en la lucha Partisana. Publicó en poesía Se hai una montagna di neve tienila all’ombra (1974; 1979), Quiproquo (1974), Le gambe del serpente (1975), Oggetto: la via Emilia (1976) y la reunión Quiproquo. Se hai una montagna di neve tienila all’ombra (póstumo, 2023).
**(Cuba, 1973). Reside en Marzabotto (Italia). Emigró a Italia a los 18 años. Licenciada en Ciencias enfermerísticas y obstetricia y en Ciencias biológicas por la Universidad de Boloña (Italia). Se desempeña en la salud pública. Ha publicado Pensieri trasognati per un sogno (2013), Fra distruzione e rinascita: la vita (2014), Piccoli fermioni d’amore (2015), Frammenti di sole e nebbia sull’Appennino (2016), Soffio di anime erranti (2017), Inventario delle cose perdute (2018), Demamah: el señor del desierto (2019), L’infanzia dell’erba (2021), Doble acento para un naufragio (2023), entre otros.