Sobre “Mantos y otros fantasmas”, exposición de Alice Wagner

 

Por Miguel Lescano*

Crédito de la foto Alessandro Currarino /

www.elcomercio.pe

 

 

Estética x estética

“Mantos y otros fantasmas”.

Exposición individual de Alice Wagner

 

 

I. La frontera un camino por descubrir

Ingresar a la sala donde Alice Wagner expone su muestra individual Mantos y otros fantasmas es como penetrar en una biblioteca de piedra. Un espacio de memorias. Son imágenes transformadas en estructuras que simbolizan la espera. Reconstruidas con retazos de cerámica, a manera de frazadas, y que colgadas con cuerdas de metal se erigen. Estremecen en primera instancia la visión. Al lado izquierdo de la sala, objetos blancos a manera de estructuras de telas paralizadas, descansan sobre anaqueles de plástico. La museografía ensimisma. Las imágenes son contundentes. Sólidas. Georges Didi-Huberman asevera que: “Uno de los grandes poderes de la imagen consiste en producir al mismo tiempo síntoma (una interrupción en el saber) y conocimiento (la interacción en el caos)” (25).

Mantos y otros fantasmas desplaza las ofrendas-objetos por el espacio y lo convierte en mágico recuerdo. Ofrece un panorama museístico didáctico. Misterioso. Inicia intrigas y preguntas. El hecho explota. Un silencio se extiende lentamente. El conjunto expositivo nos impulsa a mirar el horizonte. Más allá del horizonte mismo. ¿Hay que descubrir lo que encierran los objetos y estructuras? ¿Hay que dejarse llevar por la intuición? Penetrar en esta selva de cerámicas extintas, es buscar metáforas sobre la realidad y el tiempo.

 

«Muralla», pieza de la exposición «Mantos y otros fantasmas”, de Alice Wagner

 

II. Una puerta a la eternidad

La muralla que ha erigido Alice Wagner con frazadas en su exposición personal, nos recuerda simbólicamente a construcciones incas. Fortificaciones construidas con piedras (frazadas en el caso de Wagner). Recintos colosales. Para defenderse de proclives guerras. La gigantesca puerta como gran muralla se deja ver en lo profundo del recinto. Es un acto humano. Condición misma de salvaguardar la vida. Víctor Vich diría que: “La voz poética afirma que hay algo en la condición humana que no puede controlarse del todo pero que, sin embargo, es necesario afrontarlo y simbolizarlo con valor” (22). La barrera-monumento construida con frazadas de uso diario por la población limeña, se transforma en ígneo de pasión. Para ver y sentir esta construcción colosal hay que driblear estructuras y texturas. Abstracción que resuena. Que extendidas en el infinito proclaman su independencia. Permiten inquirir un hallazgo histórico. Sensación insólita. Como la instalación que realizará J. Beuys con rollos de fieltro y en el centro de la sala colocará un piano para escuchar sólo silencios. El estruendo es mudo diría Vallejo. La gigantesca manta de colores tenues y fríos te invita a ingresar a un destierro hidalgo. A una pasión por vivir. Un ligero calor costeño se acerca como fantasma. Son 42 frazadas de lana o telares artesanales que persuaden las miradas.

 

«Tigres», pieza de la exposición «Mantos y otros fantasmas”, de Alice Wagner

 

III. Refugio de la memoria

Los significados de la memoria en Mantos y otros fantasmas no se agazapan en una linealidad, se enmarcan en una zigzagueante plataforma conceptual de ver y sentir una explosión de artefactos que giran en la percepción del espectador. Las memorias se refugian en mantos de simbólicas piedras, a punto de disgregar y explota en su infinito.

Una imagen recurrente se presenta en algunas frazadas petrificadas de Wagner. Como el Tumi, el rostro de Túpac Amaru y la figura del tigre. El Tumi es un tipo de cuchillo ceremonial usado por la cultura moche en el antiguo Perú. Los felinos recuerdan a los tigres de bengala que Borges apuntalaba cuándo se le preguntaba: ¿cuál era el último color que vio antes de perder por completo la visión? Borges respondía el color amarillo. Fieras de su imaginario infinito. Amarillo es color de la muerte. Amarillo como explosión nuclear.

 

«Túpac Amaru», pieza de la exposición «Mantos y otros fantasmas”, de Alice Wagner

 

El rostro de Túpac Amaru es emblemático. Vigila la estancia e insufla historia libertaria. El rostro del revolucionario está rodeado de flores de cantutas. Perú refugio de historia. Jorge Luis Borges precisaría que: “La piedra eternamente quiere ser piedra y el tigre un tigre” (50).

 

 

Referentes:

Borges, Jorge Luis. El Hacedor. Buenos Aires: Emecé Editores. 1989.

Didi-Huberman, Georges. Arde la imagen. Oaxaca: Ediciones Ve. 2012.

Vich, Víctor. César Vallejo: Un poeta del acontecimiento. Lima: Editorial Horizonte. 2021.

 

Lima, junio 2021.

 

 

 

 

 

*(Lima-Perú, 1963). Artista plástico, poeta e investigador. Desarrolla e interactúa las disciplinas de las artes visuales y la literatura con el objetivo de crear una obra de arte autónoma. Magíster en Escritura Creativa por la Universidad Mayor de San Marcos (Perú). Ha realizado 25 exposiciones individuales en Nueva York, Buenos Aires, París, Boston, Ottawa, Madrid, Barcelona y Lima. Con la artista Liliana Avalos dirige desde el año 2000 el Taller de Grabado Cono Norte. Ha publicado los libros Migratorio (2021), ILUSIÓN Caja de Poesía (2018), DISONANTE, Texto & Imagen (2017), La música dibuja el cielo (2011), Sonrisa Negra (2002) y Lima Sobre Lima (1987).