Repatriar el alma. 11 poemas de Francesca Cricelli

 

Por Francesca Cricelli*

Crédito de la foto la autora

 

 

Repatriar el alma.

11 poemas de Francesca Cricelli

 

 

Es un largo camino repatriar el alma

 

Hay que hacer silencio

para oír los dedos

sobre el viejo piano de la estación

Es un largo camino repatriar el alma

en el fondo la ruta es

un abrupto descenso

o una salida sin pausa –

 

demoler para construir

y no escaparse del terror sin nombre

de no ser incluido

apañado, entendido

es preciso seguir adelante

en medio del fuego y sin aliento

y si el dolor perdura

es preciso ser audaz

para mirarse

en otros ojos

distantes como en un espejo.

 

 

 

Azul

 

Hay algo triste en tus ojos azules,

algo perdido e infinito en este azul de tus ojos,

algo azul

………………..en la tristeza de tus ojos.

Hay algo de tus ojos en este triste azul, algo perdido

………………..en el infinito del azul de tus ojos,

algo infinito en el azul perdido de tus ojos.

Hay algo de azul

en la infinita tristeza

de tus ojos

perdidos.

 

 

 

Camina invisible

 

El amor camina invisible

entre la multitud adolorida y atrapada

por miradas dispersas.

 

El amor camina solo,

ángel cruzado por rápidos pasos.

 

Es menos que un mendigo el amor

en la hora del intenso tráfico, en la plataforma de los trenes;

y la ciudad se muestra incandescente

minutos antes de la puesta del sol.

 

 

Arránquense del cuerpo las costras del silencio

 

No se puede contemplar sin pasión

Borges

 

Arránquense del cuerpo las costras del silencio

todo lo que está expuesto y vivo grita

y gira en la avenida,

el dolor se junta al rumor.

 

Para alcanzar la clarividencia

búsquese un ritmo, cualquier ritmo

que haga perder el compás a las arterias –

 

la vida se arquea sobre la avenida

en su pecho nada más que la vorágine de lo eterno,

el fragmento de la onda sísmica

dibuja en la mano cataclismos.

 

[traducción de Francisco Lários en 16 poemas +1, 2017]

 

 

 

Nature boy

 

I never have the courage to speak of you

vast sky of my neighborhood

Never of you, Zbigniew Herbert

 

No tengo bajo los párpados de la memoria

una casa mítica hacia donde regresar.

 

He perdido los olores y los bordes

Los nombres de los objetos, los colores del jardín.

 

Es un cuerpo en pedazos el regreso.

Sólo me detengo sobre las sombras de las piernas

Sobre el rostro del pequeño mono silente.

nos miramos

detrás de la pared de vidrio en movimiento.

 

Converso con los mudos y los insensatos.

Soporto las tormentas entre las tumbas.

 

Me dices

es difícil ser el historiador de la propia historia

y dices que una señal cualquiera de futuro es más fuerte

que toda una antología de temas para no vivirlo.

 

El poeta también dice

No se sorprenda por no poder describir el mundo

Y tan solo expresarlo con ternura por el nombre.

 

Pero llueve y no puedo hablar

sobre el vasto cielo de este barrio.

 

Leo Zbigniew Herbert para no dormirme

so many feelings fit between two heartbeats

so many objects can be held in our two hands

 

Pero tú me hablas de los recortes del pasado,

de las fotografías, las matrioscas.

Desaceleres.

 

Todo se hizo barrio en esta cama

desde que mi alma salvada

soslaya en tu futuro.

 

[traducción de la autora y Tatiana Lima Faria en 16 poemas +1, 2017]

 

 

 

La gallinita ciega de los corazones miserables

 

Para Ana C.

 

En octubre, por primera vez, me despierto en mi propio mar.

 

Aunque turbia y desaliñada, logro ver.

De tanta vida hecha agua, unánimes mamparas crecen sobre los ojos.

El cuerpo desnudo.

La cabeza escafandra.

 

Los peces, fabulosas carnadas para el futuro, se esconden entre las anémonas.

Las anémonas en los rincones de estas paredes.

Y hay escombros, reliquias, destrozos.

Coral rojo en el centro del cuarto.

 

La muerte nos absorbe íntegramente.

Lloramos con la facilidad de la naciente.

Y horadada por el agua, el tiempo, soy vestigio de una nave.

Un timón me atraviesa el vientre.

 

Pero cuánto tiempo

tarda la muerte

para morir?

 

[traducción de la autora y Sergio García Zamora en 16 poemas +1, 2017]

 

 

La poeta Francesca Cricelli leyendo

 

Capa freática

 

Epppure resta

che qualcosa è accaduto, forse un niente

che è tutto

Eugenio Montale

 

tan solo

una

línea imaginaria

divide la reserva de la superficie

el silencio caudaloso

alimenta a las cisternas

todo lo que el cielo devuelve

cuerpo recogido

entre los bancos

¿Qué es lo que queda incrustado

en el cóncavo de la memoria?

 

¿luz reflejada en el Arno?

¿sonido de un arroyo?

luna llena que colorea las arterias del Amazonia

¿o el Tiete putrefacto?

 

Solo

el incesante

hipnótico movimiento

dice:

‘no todo termina por aquí”

hay

tanto curso

hacia el mar,

nuestra existencia acuática

 

siempre hay un río

para medir la sed

del mundo

llevo bajo los pies

la capa freática del ausencia

 

[traducción de la autora y Paula Villanueva en 16 poemas +1, 2017]

 

 

 

Botón

 

Mi madre me insistía en que cosiese el botón suelto de la camisa de lino.

Que sacase el hilo que ya no lo prendía,

que rehiciese el hilvanado entre las fisuras.

 

Que el mismo se sujetase bien sobre el tejido,

para no tener que coserlo cuando al final se cayese,

podría perderlo por la calle, sin darme cuenta.

 

Madre que enseña a ver lo frágil antes de la ruptura.

Antes de que las cosas se pierdan por la calle.

Antes de que el pecho se exponga a la intemperie del tiempo y de la mirada.

 

Mucho más que costura,

madre, mirada atenta a las cosas por un hilo.

 

Tenerlas en los dedos con cuidado y paciencia.

Rehacer el camino del hilo entre los agujeros.

 

 

 

Ser la sal que quita del mundo la ceguera de lo blanco

 

Las torres de esta ciudad se elevan como declaraciones de amor

dice Zagajewski en un poema póstumo para Herbert

admiro la altivez regia de tus poemas

 

y yo me meto entre los tácitos hilos de esta conversación entre poetas

pido permiso para el recuerdo

en la Avenida Paulista no eran las torres

sino las antenas sobre ellas

y las confusas elevaciones

las que se reflejaban en los ojos de Gualtieri

que caminaba conmigo y decía

¿qué son estos brazos metálicos que apuntan al cielo?

¿serían éstas las catedrales de São Paulo?

 

donde no hay horizonte se hace en el cielo una salida

 

¿y qué salida se hace cuando todo es cielo y todo es mar

donde sólo hay horizonte

cómo represar el paisaje por detrás de los ojos?

retroceder en el espacio como los glaciares

tachar fiordos sobre la piel

 

nos deshilamos poco a poco cuando no nos perdemos

deberíamos autorizar al tiempo, a lo lejano, a las cascadas

el sueño que ronda nuestro sueño

planea sobre los ojos

sobre los párpados cerrados

 

hay tanto viento en ti y tanto camino al frente

las nubes no estarán sobre nosotros para siempre

 

en el equilibrio entre la melancolía y la risa

trazar la raya

enraizar las declaraciones de amor

plantarlas como condimento

hacer que crezcan hechas tomillo en un invernadero geotérmico

ser la sal que quita del mundo la ceguera de lo blanco.

 

[São Paulo, 14 de marzo de 2018]

 

[Traducción de Joan Navarro]

 

 

 

Las curvas negras de la tierra

 

Esta madrugada ardieron

como la muralla china incendiada de lume

los montes de Galicia;

 

el dorso del dragón en llamas

aguardó por un San Jorge de agua que nunca iba a llegar.

 

Una serpiente de lava subía y bajaba

por las curvas negras de la tierra entre Allariz y Redondela.

 

Desde aquí, desde la isla de San Simón, aún

envuelta en la bruma venenosa,

sueño la fecundidad de nuestro futuro.

 

La novedad de la muerte recorre

tu espinazo, brasa helada

convierte en llanto mudo el miedo

a las orillas del puerto azul que son tus ojos.

 

Se deshace la memoria, agua adentro.

 

Tememos la falta de lo que habría de habitar el porvenir

y entonces traduces lo que casi sé a una lengua desconocida.

 

Llueve y no puedo caminar por la playa

para recoger tu mirada de esa margarita,

cristo blanco, levantada sobre piedras centenarias,

flor dilatada al viento con mirada que suplica al cielo:

como mis latidos cuando, en mi sueño, tú los sorbes

 

[San Simón, Galicia, octubre de 2017]

 

[Traducción versión de Antón García]

 

 

Las negras curvas de la tierra

 

Han ardido esta madrugada

como muralla china incendiada de lume

las montañas de Galicia;

 

el dorso de un dragón en llamas

a la espera de un San Jorge acuático

que nunca hubo de llegar.

 

Era una serpiente de lava subiendo y descendiendo

las curvas negras de la tierra entre Redondela y Allariz.

 

Desde aquí, desde la isla de San Simón, todavía

envuelta en la bruma tóxica,

sueño la fecundidad de nuestro futuro.

 

La novedad de la muerte te recorre

la columna, brasa gélida

se convierte en un llanto mudo el miedo

al márgen del puerto azul de tu mirada.

 

Se deshace la memoria, agua adentro.

 

Tememos la falta de lo que habitaría el porvenir

y entonces traduces lo que casi sé en una lengua desconocida.

 

Llueve y no puedo caminar por la orilla

para atraparte el mirar de aquella margarita,

cristo blanco, erguida sobre las piedras centenarias,

flor dilatada al viento con ojos de súplica al cielo:

igual que mis pulsos cuando, en mis sueños, los sorbes.

 

[San Simón, Galicia, octubre de 2017]

 

[Traducción versión de Yolanda Castaño]

 

 

 

Do you know god?

 

protege toda una ciudad el Esja

como nadie

como nada más

protege

dices

amparo contra el más cortante de los vientos

 

pero hay algo de contorno o travesía en el día

salta más allá de la pared rocosa

viene del mar

viene y corta el rostro

viene y trae la sal a los labios

 

un deshielo demorado podría no avistarse nunca en el horizonte

el cielo lechoso agazapado crece como pasto sobre nuestras cabezas

yo no alcanzo sus raíces aéreas

no deshago con los dedos el blanco

me pesa sobre el pecho lo incoloro

y mis ojos anzuelos

y sus ojos

pozos de sal y miel

detrás de las yabuticaberas

pozos de sal y miel

él ama su amor y la ausencia de ella como se ama a Dios

dice

do you know God?

pero si no creo cómo saberlo?

 

crees?

 

sé que el dolor no se deshace

no hay Penélope posible

ni ovillo al revés

 

y si destituyésemos lo que nos ampara

y fuésemos de nuevo intemperie?

 

me crecen, por dentro, las alas

como las que llevan los pájaros de Islandia

plumas azuladas que brotan escápulas adentro

y dicen

es en el vuelo que se rehacen las creencias

 

[12 de junio de 2018]

 

[Traducción de Elías Portela]

 

 

 

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(poemas en su idioma original, portugués)

 

La poeta Francesca Cricelli

Repatriar a alma.

11 poemas do Francesca Cricelli

 

 

É uma longa estrada repatriar a alma

 

Há que se fazer o silêncio

para ouvir os dedos

sobre o velho piano da ferrovia

é uma longa estrada repatriar a alma

a rota é na medula

descida íngreme

ou subida sem estanque –

 

demolir para construir

e não fugir do terror sem nome

de não ser contido

apanhado, compreendido

é preciso seguir adiante

no fogo e sem ar

e se a dor perdurar

é preciso ser destemido

para espelhar o rosto

em outros olhos

distantes como num espelho.

 

 

 

Azul

 

Há algo triste no azul dos teus olhos,

algo perdido e infinito neste azul dos teus olhos,

algo de azul

………………….no triste dos teus olhos.

Há algo de teus olhos neste triste azul, algo perdido

………………….no infinito do azul dos teus olhos,

algo infinito no azul perdido dos teus olhos.

Há algo azul

no infinito triste

dos teus olhos

perdidos.

 

 

 

Caminha invisível

 

Caminha invisível o amor

na multidão doída e apressada

entre olhares dispersos.

 

O amor caminha só,

anjo atravessado por passos rápidos.

 

É menos do que um mendigo o amor

na hora do rush, na plataforma dos trens

e a cidade incandesce

minutos antes do pôr do sol.

 

 

 

Remover do corpo as crostas do silêncio

 

No se puede contemplar sin pasión.

Borges

 

Remover do corpo as crostas do silêncio

tudo que é vivo e exposto grita

e gira, pela avenida

a dor se junta ao rumor.

 

Para chegar à clarividência

procura-se um ritmo, qualquer um,

que descompasse as artérias –

 

a vida enverga sobre a avenida

no peito só a voragem do eterno,

a fração do abalo sísmico,

desenha na mão cataclismos.

 

[do Repátria, 2015]

 

 

Nature boy

 

I never have the courage to speak of you

vast sky of my neighborhood

Never of you, Zbigniew Herbert

 

Não tenho sob as pálpebras da memória

uma casa mítica para a qual retornar.

 

Tenho perdido o cheiro dos contornos

os nomes dos objetos, as cores do jardim.

 

É um corpo de atritos o retorno.

Só me detenho sobre as sombras das pernas

sobre o rosto do sagui emudecido,

olhamo-nos

por trás da parede de vidro em movimento.

 

Converso com os mudos e os insensatos.

Suporto dilúvios entre os túmulos.

 

Você me diz

é difícil ser historiador da própria história

e diz que um aceno de futuro é mais forte

que a antologia de motivos para não vivê-lo.

O poeta também me diz

não se surpreenda por não poder descrever o mundo

e só abordá-lo com ternura pelo nome.

 

Mas chove e não posso falar

do vasto céu desse bairro.

 

Leio Zbigniew Herbert para não dormir

so many feelings fit between two heartbeats

so many objects can be held in our two hands

 

Mas você fala dos recortes do passado,

das fotografias, das matrioscas.

Desacelera.

 

Tudo se fez bairro nesta cama

desde que minha alma salva

esbarrou no seu futuro.

 

 

 

Cabra-cega dos corações miseráveis

 

Para Ana C.

 

Em outubro, pela primeira vez, acordo imersa em meu próprio mar.

Ainda que turva e em desalinho, há a vista.

De tanta vida liquefeita, crescem inteiriços, ao redor dos olhos, óculos, algum anteparo.

O corpo nu.

A cabeça escafandro.

Os peixes, fabulosas iscas do futuro, escondem-se entre as anêmonas,

nos cantos, entre as paredes.

E há escombros, relíquias, destroços.

Coral vermelho no centro do quarto.

A morte nos absorve inteiramente.

Choramos com a facilidade da nascente.

E consumida pela água, pelo tempo, sou vestígio de uma nave.

Um timão atravessava-me o ventre.

Mas quanto tempo

tarda a morte

a morrer?

 

 

Lençol freático

 

Epppure resta

che qualcosa è accaduto, forse un niente

che è tutto

 Eugenio Montale

nada mais do que

uma

linha imaginária

divide da reserva a superfície

o silêncio caudaloso

alimenta as cisternas

tudo que o céu devolve

corpo recolhido

entre as margens

O que resta incrustado

no côncavo da memória?

 

luz refletida sobre o Arno?

som de córrego?

lua cheia colorindo as artérias da Amazônia

ou o Tietê putrefato?

 

o hipnótico

incessante movimento

diz:

‘nem tudo termina por aqui’

há tanto curso

até o mar,

nossa existência aquática

há sempre um rio

para medir a sede

do mundo

levo sob os pés

o lençol freático da ausência

[do 16 poemas +1, 2017]

 

 

Botão

 

Minha mãe insistia que pregasse o botão solto à camisa de linho.

Que removesse o fio que já não o prendia,

que refizesse o alinhavado entre as fissuras.

 

Que o mesmo se segurasse bem sobre o tecido,

para não ter de pregá-lo quando enfim caísse,

poderia perdê-lo pelas ruas, sem notar.

 

Mãe que ensina ver o frágil antes da quebradura.

Antes das coisas se perderem pelas ruas.

Antes do peito se expor à intempérie do tempo e do olhar.

 

Muito mais do que costura,

mãe, olhar atento às coisas por um fio.

 

Tê-las nos dedos com cuidado e paciência.

Refazer o caminho do fio entre os furos.

 

[do 16 ljóð + 1, 2017]

 

 

 

Ser o sal que tira do mundo a cegueira do branco

 

As torres desta cidade elevam-se como declarações de amor

diz Zagajewski num poema póstumo para Herbert

admiro a altivez régia dos teus poemas

e eu adentro os tácitos fios desta conversa entre poetas

peço licença pela lembrança

na Avenida Paulista não eram as torres

mas as antenas sobre elas

e as confusas elevações

que se refletiam nos olhos da Gualtieri

que comigo caminhava e dizia

o que são estes braços metálicos que apontam para o céu?

seriam estas as catedrais de São Paulo?

onde não há horizonte faz-se no céu uma saída

e que saída se faz quando tudo é céu e tudo é mar

onde só há horizonte

como represar a paisagem por trás dos olhos?

retroceder no espaço como as geleiras

rasurar fiordes sobre a pele

nos esgarçamos aos poucos quando não nos perdemos

deveríamos autorizar o tempo, o longínquo, as quedas d’água

o sonho que ronda o nosso sono

paira sobre os olhos

sobre as pálpebras fechadas

há tanto vento em ti e tanta estrada à frente

as nuvens não estarão sobre nós para sempre

no equilíbrio entre a melancolia e o riso

traçar o risco

enraizar as declarações de amor

plantá-las como tempero

fazer com que cresçam feito tomilho numa estufa geotérmica

ser o sal que tira do mundo a cegueira do branco

 

[São Paulo, 14 de março de 2018]

 

 

 

As curvas negras da terra

 

Nesta madrugada arderam

como a muralha chinesa incendiada de lume

as montanhas da Galícia;

 

o dorso do dragão em chamas

esteve à espera de um São Jorge aquático que nunca chegou.

 

Era uma serpente de lava a subir e descer

as curvas negras da terra entre Allariz e Redondela.

 

Daqui, da ilha de São Simão, ainda

envolvida na bruma tóxica,

sonho a fecundidade do nosso futuro.

 

A novidade da morte percorre-te

a espinha, brasa gélida

converte-se em pranto mudo o medo

às margens do porto azul dos teus olhos.

 

Desfaz-se a memória, água adentro.

 

Tememos a falta do que habitaria o porvir

e então traduzes o que quase sei numa língua desconhecida.

 

Chove e não posso caminhar à beira-mar

para colher-te o olhar daquela margarida,

cristo branco, erguida sobre as pedras centenárias,

flor dilatada ao vento com olhar de súplica ao céu:

igual os meus pulsos quando, em meu sono, os sorves.

 

[São Simão, Galícia, outubro de 2017]

 

 

Do you know god?

 

protege toda uma cidade o Esja

como ninguém

como mais nada

protege

dizes

anteparo para o mais cortante dos ventos

 

mas há algo de contorno ou travessia no dia

salta além da parede rochosa

vem do mar

vem e corta o rosto

vem e traz o sal aos lábios

 

um degelo demorado pode nunca se avistar ao horizonte

o céu leitoso acachapado cresce como capim sobre as nossas cabeças

eu não alcanço suas raízes aéreas

não desfaço com os dedos o branco

pesa-me sobre o peito o incolor

e os meus olhos anzóis

e os olhos dele

poços de sal e mel

por trás das jabuticabeiras

poços de sal e mel

ele ama o seu amor e a ausência dela como ama-se Deus

diz

do you know God?

mas se não creio como sabê-lo?

 

crês?

 

sei que a dor não se desfaz

não há Penélope possível

nem novelo ao revés

 

e se destituíssemos os anteparos

e fôssemos de novo intempérie?

 

crescem-me, por dentro, as asas

como aquelas que carregam os pássaros da Islândia

plumas azuladas que brotam escápulas adentro

e dizem

é no voo que se refaz a crença

 

[12 de junho de 2018]

 

[do Errância, 2018]

 

 

 

 

*(Ribeirão Preto-Brasil, 1982). Poeta, traductora e investigadora. Máster en Teoría política por la Universidad de Sao Paulo (Brasil); en la actualidad realiza un doctorado en Estudios de traducción por la misma universidad. Ha traducido el intercambio epistolar entre Ungaretti y Bizzarri (2013) y hecho la curaduría de las cartas de amor de Giuseppe Ungaretti a Bruna Bianco (2017). Ha traducido también a Luzi, Pasolini, Ungaretti, Leopardi, Jacopone da Todi Elena Ferrante y Igiaba Scego. Ha publicado en poesía Tudo que toca o olhar (2013), Repátria (2015), Repátria (2017), 16 poemas +1 (2017), 16 ljóð + 1 (2017), Errância (2018).

 

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*(Ribeirão Preto-Brasil, 1982). Poeta, tradutora e pesquisadora. É doutoranda em Estudos da Tradução na Universidade de São Paulo (Brasil), e estuda as cartas de amor inéditas de Giuseppe Ungaretti para Bruna Bianco. Traduziu as romancistas Elena Ferrante e Igiaba Scego no Brasil e poetas como Giuseppe Ungaretti, Pier Paolo Pasolini, Giacomo Leopardi, Jacopone da Todi, Mario Luzi. Publicou Tudo que toca o olhar (2013), Repátria (2015), Repátria (2017), 16 poemas +1 (2017), 16 ljóð + 1 (2017), Errância (2018).