Poemas inéditos de Javier Payeras

Presentamos aquí algunos poemas inéditos del poeta y novelista guatemalteco Javier Payeras.

 

Por: Javier Payeras

Crédito de la foto: http://www.prisaediciones.com/can/autor/javier-payeras/

NO HAY MUERTE (ANOTACIÓN)

 

1

El piloto se estrella, pero sigue acelerando. No retrocede, sigue estúpidamente hacia el frente y las personas detenidas viendo el espectáculo se ríen. Algunos lo ayudan a salir, otros lo alientan para que siga destruyendo su carro contra el poste de alumbrado. Me pregunto  ¿Lo hace por su propia voluntad?, ¿no sabe conducir? ¿viene intoxicado? Sólo sé que insiste, sólo sé que sigue acelerando su vehículo hasta dejarlo inservible.

2

Desayuno escuchando Fabuestereo: Frank Pourcel. ¿Fui feliz en aquellos tan lejanos sábados cuando mi madre sintonizaba la radio? Negroazulygris. Aquel primer libro de Julio Cortázar.

Maldita sea la nostalgia.

3

No asumir la miseria; no temblar. Quedarse quieto como la hoja que terminó de caer.

El ruido volverá contra el ruido y las palabras perforarán las palabras.

El silencio mueve todo; pero es un arma reactiva.

Dolor es hablar frente a una hoja caída y silenciosa.

 

4

La calle del perro muerto, donde la gente va con sus bolsas del mercado.

Las niñas llevan abrigos y tienen sus regalos de navidad. Hay oscuridad y apenas son las cinco de la tarde.

El perro tiene los ojos abiertos y la lengua de fuera.

Por encima las familias pobres van conversando acerca de sus compras. Buscan la parada de su autobús.

 

5

No existe algún cambio. Todo cambio es preexistente.

 

6

Salida al mar.

Siete años para volver a la playa.

Siete años esperando lampos de cielo claro.

 

7

¿Horizonte recto o curvo? Un ave fuera del nido: calma-baja-zambulle. El destino de las olas. El canto de un gallo en la orilla.

El oleaje arrastra conchas y micro conchas. Arena de playa.

El mar es la remota grandeza. Livingston: pueblito en la bahía.

El mar es la métrica del sonido.

En cada palabra cabe una intención. Dejaré de hablar.

 

8

Esta noche es un globo oscuro.  Orlando de Virginia Woolf habla de un hombre que al despertar es mujer y es otro siglo. Habla de un poema. Del silencio. Habla de enterrar y jamás abrir de nuevo la fosa.

Ya no importa escribir acerca de un Yo podrido. Importa el difícil acto de pensar.

 

9

La boca se abre, pero la boca no piensa.

El lapicero se mueve, pero el lapicero no piensa.

 

10

Tanto que se hace viejo al llegar ese extraño vacío.

Sobrevive la habitación silenciosa.

El ruido siempre se apaga.

El brillo vuelve al silencio

Esa es la verdad del refugio, no la del temporal.

 

11

Sendero: caminar en silencio sobre la grama.

La grama es como nacer, pero el silencio es como morir.

Con los ojos cerrados se ve la caída.

 

12

A momento la catarata de imágenes. Respirar sin congestión. Viene el sueño.

 

13

Que las voces, los rostros, las letras y el sabor amargo de las despedidas se borren

Claridad es sostenerse.

Poesía en mis pensamientos, poesía en mis acciones, poesía en mis palabras o en mi silencio.

 

14

Algo se adelanta al trazo de lo que pensamos.

 

15

El ojo busca partículas. Tonos de vida.

 

16

Pensar distinto es escribir distinto,  ambas cosas necesitan educar la mirada, hacer ensayos instantáneos.

La vieja ciencia.

La tristeza inteligente.

 

17

Concentrar luz y sombra antes que llegue el minuto.

El minuto se ha ido.

Se ha ido lo anteriormente dicho.

Queda la memoria de la luz y de la sombra.

 

18

Afuera veo hogueras encendidas y misteriosamente abandonadas.

 

 15 xii 2013 – 11 ii 2014