Poemas de «La casa de playa» (2018), de Mario Nosotti

 

Por Mario Nosotti*

Crédito de la foto Club Hem Ed.

 

 

Poemas de La casa de playa (2018),

de Mario Nosotti

 

 

Junio

 

Me voy por unos días. A buscarlos.

Es un celo constante guardar

ese poco de sol en un pequeño espejo.

Voy a desenrollar mi indecisión en el silencio.

Calles de tierra, mate y animales.

Un ritmo imaginario. Real que se me imponga.

Líbrame en este día de tener que elegir.

 

 

 

Poco después se encuentra en el tembladeral

del tiempo libre. Se deja suceder.

La mirada atraviesa los exvotos leñosos

de una forma tronchada. De lo que fue la huerta

flamean unos trapos, atados a las cañas.

Un pájaro en la viga va desnudando el grano

golpea la piedrita

y pudo ser el ruido donde alguien te llamaba

en el sueño de la noche anterior.

 

 

 

Acá no llegan cartas, no hay señal.

Entre los pinos sube el humo blanco

de los que cuecen algo.

 

                       *

 

Hace más de seis meses navega entre dos casas.

Ahora se detiene. Escucha.

En un cuaderno aplica

lo que juzga importante.

 

 

Apartado de todo lo que amaba

su desierto lo condujo hasta acá.

 

El poeta Mario Nosotti
El poeta Mario Nosotti

 

                                  *

 

Partir como el que intenta desmontar

un conjuro

vérselas cara a cara

con ese mecanismo

el sol entre las ramas

el sonido envolvente

pájaros que se encastran

en bloques apilados.

 

Armar una figura

en la tenue insistencia de intuir

sendas en la mirada

la luz entre las hojas

los ojos o el hocico

que convienen o no

a los llamados

de una correspondencia

más cerca de la bestia

donde vive lo humano.

 

                  *

 

Entró por esa tarde

por esa casuarina

lo que asiste

 

estructura de luz

en la griega tragedia

 

había que volver y que alejarse

hasta hacer foco

hasta encontrar el grano

en eso incontrastable

ceguera que bombea

ir y venir de la ciudad a la casa

la ruta 36 la once

una cinta que tiene

sus rupturas

agujeros negros pozos

en donde la neblina del invierno

abre la flor espesa que en el ripio

se defiende y florece.

 

BATTILANA-ARAUJO prueba de galera

 

                *

 

Sólo abrir

empujar la ruedita

 

para narrar lo multitudinario

sedimento de flores

fantasía

 

plantas, árboles,

cielo

pintados en la tela

batallando en la caja

sobre el telón de fondo

de la batalla.

 

               *

 

Enero

 

La sensación de ir solo

manejando ese auto

es como destapar el gas de una botella

llegar hasta el verano

sin nada en el asiento del acompañante

ni en el patio de atrás

de la memoria

 

imaginar qué viene

en esa casa nueva

o en la próxima curva

donde ahora es probable el

descontrol.

 

Bienvenidas las últimas luces de la tarde

los foquitos dispersos que encienden unos ranchos

apenas sostenidos en el lazo

de vencidos alambres.

Bienvenida esta fiebre donde cada parada

es una fundación

la posibilidad de un monolito

en el calor absurdo

hipnótico y letal de un baño de campaña

un calor que se oye

en la misma frecuencia que construye

el estímulo dulce de una voz.

 

 

 

 

 

*(Buenos Aires – Argentina, 1966). Poeta. Cursó estudios de Letras por la UBA (Argentina). Entre 2004 y 2006 editó la hoja de poesía Música Raray en 2006 organizó el 1er Encuentro de Revistas de Poesía en la Biblioteca Nacional Argentina “Las ínsulas extrañas”. En 2014 obtuvo la Beca de Fondo Nacional de las Artes en el área de Letras. En la actualidad coordina talleres de lectura y escritura creativa y colabora con el suplemento “Radar libros” (Página 12), la revista Ñ (Clarín) y la revista Los Inrockuptibles. Ha publicado en poesía Parto Mular (1998), El proceso de fotografiar (2014) y La casa de playa (2018).