La presente entrevista fue publicada, originalmente, en la revista Cultural (año 2 N°1, marzo de 2023) del Centro Cultural Peruano Norteamericano (sede Arequipa-Perú), y la reproducimos digitalmente dada su importancia. Agradecemos a su autora y a la institución mencionada por autorizarnos a reproducir la misma.
Por Celeste D’Addieco*
Crédito de la foto (izq.) Lucero del Castillo –
www.vistprojects.com /
(der.) Portada revista Cultural
La poesía es un espacio profundamente autocrítico.
Entrevista a Víctor Vich**
Celeste D’Addieco [CD]: Habiendo estudiado en EE.UU., ¿cómo ves la relación cultural entre Norteamérica y Latinoamérica hoy en día?
Víctor Vich [VV]: Me voy a referir, en primer lugar, a la relación entre la academia norteamericana y la academia peruana. Diría que es una relación muy dinámica y fértil, porque desde los años setenta hubo una migración de estudiantes peruanos, muchos de los cuales se quedaron como profesores; por lo tanto, los contactos, los intercambios, las teorías, los temas de investigación y la crítica literaria que se proponen allá, llegan rápidamente a América Latina y, en específico, al Perú. Al mismo tiempo, ellos suelen estar atentos a las cosas que trabajamos desde aquí. Obviamente, no se trata de un intercambio simétrico sin relaciones de poder; sin embargo, es una relación que al final termina siendo fértil para ambos lugares.
[CD]: Esto es desde el punto de vista académico. A los lectores de a pie esa información, al parecer, no les termina de llegar.
[VV]: Claro, por ello empecé diciendo que era una relación académica y no desde el punto de vista general. Si consideramos que las relaciones geopolíticas entre los Estados Unidos y América Latina tienen raíces históricas y que la mayor migración que recibe el país del norte proviene de nuestra región, constatamos que el tránsito, el flujo y la influencia son enormes; no obstante, esto no sucede en el caso específico literario, porque la literatura norteamericana contemporánea no tiene un impacto más allá del público especializado, porque los grandes autores de finales del siglo XX no son best sellers, sino narradores de culto que circulan en espacios muy limitados. Entonces, en ese aspecto, todavía hay una relación por construir.
[CD]: ¿Cómo percibes la producción de políticas culturales en las sociedades latinoamericanas contemporáneas y cuál sería el rol de la cultura popular?
[VV]: Creo que, en las últimas dos décadas, América Latina ha experimentado cambios muy importantes respecto de las políticas culturales, las cuales se descentraron porque el Estado dejó de ser el único responsable de dirigir y regular la vida cultural de las naciones. En realidad, ante la sociedad civil el Estado siempre había sido un actor débil en asuntos culturales, por ello, surgió la necesidad de un ministerio capaz de diseñar políticas en diálogo con los diversos actores sociales. Es así que, con el objetivo de separar el quehacer cultural del Ministerio de Educación, se empezaron a crear ministerios de cultura en la mayoría de países, inclusive en Perú. Esto, por lo menos a nivel conceptual y de estrategia institucional, es positivo.
Muchas de las políticas culturales se han venido desarrollando gracias al trabajo de los puntos de cultura, las comunidades o los colectivos que han propuesto políticas culturales localizadas y en permanente diálogo con las necesidades de la población. Estas acciones, además, vienen acompañadas por el comienzo de una reflexión académica cada vez mayor a partir de diplomados, maestrías y carreras que están fortaleciendo la figura del gestor cultural profesionalizado.
[CD]: Entonces, ¿vamos por buen camino?
[VV]: Diría que se han creado ciertas bases y que estas todavía están muy desaprovechadas y desarticuladas entre sí, pero existen y eso es lo positivo.
[CD]: En un país tan diverso como el nuestro, ¿cómo hacer para que la gestión cultural no se dirija en exclusiva a un público minoritario, sino que busque articularse con distintas problemáticas de la vida social?
[VV]: Bueno, digamos que el reto de la gestión cultural es la democratización de la producción simbólica. En un contexto como el que vivimos, de una sociedad donde la producción simbólica es una mercancía más y, en tanto mercancía, es excluyente porque comprar un libro es caro, ir a un concierto es caro, ir al teatro es caro, etcétera, nos preguntamos: ¿cómo hacer para que la cultura no solamente llegue a quienes puedan pagar? Este es el reto de la gestión cultural, y eso es lo que marca la diferencia entre la gestión cultural y la producción de espectáculos. La gestión cultural no tiene como principal objetivo la producción de riqueza, sino la democratización, la preocupación por contribuir a una reeducación de la sociedad haciendo accesible la información necesaria para interpretar el mundo desde la sensibilidad, ampliando de los marcos estéticos de sus imaginarios.
El gran reto consiste en la generación de espacios públicos para democratizar la producción cultural. Por ejemplo, ahora que vienen las elecciones municipales, podríamos convencer a los alcaldes y los gobernadores que invertir en educación no es solamente implementar escuelas sino, también, promover espacios públicos para que la población salga al parque de su barrio y encuentre ahí un festival de teatro, una danza, una performance, un concierto.
Por otro lado, la labor que realizan los centros culturales y las galerías es admirable, pero necesitan hacer una mayor difusión estando articulados con organizaciones sociales y con la escuela. Voy a muchas galerías de arte en Lima y, por lo general, están vacías porque hay una cierta pasividad. Es necesario que el gestor cultural trabaje para que esa muestra sea visitada por universitarios, escolares y distintas organizaciones. El trabajo de gestión es un trabajo de difusión de lo que se hace, es un trabajo en el cual todavía en el Perú queda mucho por aprender.
[CD]: ¿Crees que, en la actualidad, en el Perú tenemos algún colectivo de impacto como el caso del colectivo Huayco?
[VV]: ¿Qué entendemos por impacto? El impacto en las artes se va construyendo a lo largo del tiempo y siempre está por construir. Son los gestores culturales, los profesores y los docentes los que tienen que construir el impacto de las obras que les parecen importantes. Publiqué el año pasado un libro que se llama Políticas Culturales y Ciudadanía, donde estudio varias intervenciones callejeras en el espacio público limeño para poner en escena problemáticas de género, medio ambiente, raza, explotación laboral, corrupción y de conservación del patrimonio. Esas intervenciones son de muchísima importancia por la potencia de los símbolos que han construido, por ello, tanto las grabaciones en YouTube como el registro fotográfico de dichos eventos, merecen ser más difundidos.
En ese sentido, las intervenciones del colectivo Emergente sobre medioambiente o las intervenciones de los colectivos Triple Espiral de Trujillo o el Desatorador contra la corrupción, son imágenes que, si conseguimos difundirlas, pueden impactar en la población y en los políticos, estimulando una reflexión sobre el país que tenemos y que, a partir de dicha reflexión, nazcan verdaderas políticas públicas para neutralizar todo aquello que deteriora la vida colectiva.
[CD]: ¿Tendrían los medios, igual, algo de culpa?
[VV]: Bueno sí, porque los medios de comunicación nunca cubren el espacio artístico sino los deportes y lo peor de la política. Los medios de comunicación podrían mostrar la escena artística no como un programa específico, sino como algo integrado en la vida cotidiana de tal manera que, cuando la gente escuche el noticiero, también se entere de las cosas que puede ver el fin de semana y así enriquecerse y enriquecer a la sociedad. Es posible que así podamos construir una sociedad más informada, con más instancias de cuestionamiento sobre lo que somos.
[CD]: En la sociedad contemporánea hay una creciente banalización del arte y de la literatura, así como de la vida cultural en general. ¿Cómo impacta la sociedad del espectáculo en la convivencia social?
[VV]: Lo que vivimos en el Perú y en el mundo entero es una frivolización de la vida. Este fenómeno es causado por un sistema individualista que convierte a la riqueza y la fama como los únicos objetivos de la vida. Ese es el ideal que se ha impuesto generando una sociedad por completo vacía de ideas, de preguntas éticas, de reflexión histórica y en absoluto ignorante de la diversidad estética de la contemporaneidad. La sociedad del espectáculo homogeniza el gusto y la vida bajo el único imperativo del individualismo, la competencia y el negocio. El imperativo hoy no es ser ético, no es ser responsable, no es ser informado, no es ser culto, no es compartir. La sociedad del espectáculo es, según el filósofo Guy Debord, la forma última de mercancía, la forma última de la acumulación de capital, eso es lo que estamos viendo hoy.
[CD]: Y eso impacta, en definitiva, en nuestra forma de convivir con los demás como sociedad. ¿Crees que esta situación nos obliga a hacer todo hacia afuera?, ¿que perdemos vida interior y capacidad de reflexión? El arte nos ayuda a la reflexión si se crearan políticas de más impacto, ¿eso de alguna manera nivelaría la balanza?
[VV]: Sí, una sociedad que tiene buen cine, que tiene mucho teatro, que lee poesía, que conoce y disfruta de las diferentes expresiones musicales del mundo, una sociedad cuyos distritos están cargados de actividad cultural, es una sociedad más culta, más informada, con mayor capacidad de reflexión sobre sí misma, con mayor capacidad de observar las contradicciones del sistema y, en absoluto, es una sociedad que va a formar niños y ciudadanos más conscientes de su responsabilidad frente al bien público.
El arte es el espacio que demuestra que lo que existe no es la única posibilidad, que uno siempre puede ser otro, que la realidad siempre puede ser otra, el arte apunta a mostrar posibilidades no desarrolladas para la vida. Entonces, frente a la inercia, el arte ofrece una interrupción; frente a la pasividad, el arte ofrece una pregunta; frente a la superficialidad, el arte ofrece una densidad mayor para entender la vida. Frente al vaciamiento de todo, el arte es el archivo que resguarda algo de la verdad.
[CD]: Hablando de poesía, y ya que es un tema que le interesa mucho a nuestra biblioteca, ¿cuál es la importancia de la poesía en el entorno cultural peruano actual?, ¿tiene alguna importancia? Y si pudieras, por favor, recomendarnos algunos autores contemporáneos.
[VV]: La poesía es un discurso fundamental, porque es un tipo de arte que requiere una pausa, que exige una lectura detenida y un silencio frente a la vida diaria. Frente a la demanda de productividad, frente a la superficialidad, la poesía pone una pausa nada autocomplaciente, apareciendo como un lugar para confrontarse con los límites, con las heridas, con las complicaciones. La poesía es un espacio profundamente autocrítico en medio de una sociedad nada autocrítica. La lectura de la poesía nos interpela, nos desestabiliza y nos abre hacia lo desconocido de uno mismo y de la realidad. Ese es el valor absolutamente subversivo y fértil de la poesía.
Felizmente, en el Perú contamos con una tradición poética estupenda. El siglo XX ha sido el siglo de oro de la poesía peruana y, en lo que va del XXI, seguimos manteniendo una tradición muy sólida. No quisiera decir nombres, pero sí motivar a que la poesía se retome en los colegios, porque ha sido excluida. Además, sugiero que la poesía sea parte de actividades en los centros culturales a través de recitales y presentaciones de libros. También deseo que la poesía tome los espacios públicos con los grafitis y los murales, marcando una presencia en la ciudad. Este año se cumplen los 100 años de Trilce, estamos celebrando los 100 años de ese libro que fundó no solamente la estética contemporánea en el discurso poético sino, también, el arte contemporáneo en el Perú. La celebración de Trilce puede ser un dispositivo para difundir la importancia de la poesía en la vida cotidiana.
*Gestora cultural. Dirige la biblioteca del Centro Cultural Peruano Norteamericano (Arequipa-Perú) desde agosto de 2019. Es miembro del consejo editorial de la revista Cultural.
**(Lima-Perú, 1970). Investigador y ensayista. Doctor en Literatura Hispanoamericana por Georgetown University (EE.UU.). Se desempeña como profesor principal en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Ha sido profesor invitado en diversas universidades de los Estados Unidos de América y de América Latina. En 2009 ganó la beca Guggenheim. Investiga temas de cultura popular, políticas culturales y literatura peruana. Ha publicado en ensayo El discurso de la calle, los cómicos ambulantes y las tensiones de la modernidad en el Perú y El caníbal es el otro. Violencia y cultura en el Perú contemporáneo, y libros sobre poesía contemporánea como Voces más allá de lo simbólico. Ensayos sobre poesía peruana (2013), Poetas peruanos del siglo XX (2018) y César Vallejo: un poeta del acontecimiento (2021), entre otros.