La curva dorada de los parques. 5 poemas de Victoria Mallorga

 

Por Victoria Mallorga*

Crédito de la foto la autora

 

 

La curva dorada de los parques.

5 poemas de Victoria Mallorga

 

 

cuerpo incógnita

 

sobre ser un cuerpo incógnita,

de carencias extendidas para cubrir tus muñecas,

del ritmo de tus caderas al andar,

puedo escribir una o dos cosas

que derramen sobre la noche la misma gracia

que el deseo de una vela sobre el cuerpo durmiente.

 

háblese en silencio

mientras la noche se hace constelación venus

horizonte de sentido que lleva a la cama con la misma calma

de mariposa en cuarto oscuro,

aurora entrecortada sobre

los cuerpos que

dejan las caretas

y se tocan

(en el cuarto de las mariposas)

hasta que muera el día.

 

 

 

revelado fotográfico

 

te veo en la tarde

de lima, el rosado pardo

de la ciudad nublada de sombra

 

el revelado es torpe

me comentas

que olvidaste tus tiempos

y bates el folio en el aire como

alas de mariposa

 

(el papel hace ruidos de ave.

si supiera cómo ascender

lo amarrarías a tu mano

hasta que aprenda a

saltar desde tu brazo)

 

el revelado oculta los rasgos

me dices

es turbio, como una tarde de bar

en verano, como el charco de agua al

volver del mar

petróleo al borde de la cisterna

mira tus ojos

parecen un poco idos

mi mano casi es un garabato

 

(es un video,

tan viejo que tomar capturas es torpe

todo es torpe

todo intento de reconstrucción

pierde su gracia innata

cuando el material origen se sumerge

en las aguas hasta que es imposible

aguantar la respiración

tanto)

 

tu vestido es una sombra

y no podríamos recordar el lugar

las letras se han desdibujado

hasta ser manchas de agua

 

lo lamento

el revelado es tonto

es tembloroso

 

pero me insolo bajo los árboles revelados

el sonido arrulla desde lo alto

la memoria borrosa que

dibuja sobre sí misma otras caras,

otros ojos y

otra ciudad que no es la de nuestras bocas

se posa en mis pestañas

 

canta como las aves

que intentas dibujar para la clase de ecología

en el jardín de letras

que reproduces infinita en tus libretas de

dibujo reciclaje

pero que no corresponde a ninguna de las aves

de la zona

que no está catalogada

como sujeto de existencia

o ha excedido su tiempo de reconstrucción.

 

 

 

melos

 

las canciones viejas tienen una sonoridad conectada a la nostalgia donde silasila

significa la infancia, la curva dorada de los parques, los juegos herrumbrados llenos de gérmenes y recuerdos en toma picada. todos los árboles de mora de la cuadra más cercana a la avenida agachando sus ramas a tu boca llena de mentiras inocentes, de muchacha cubriéndose de normalidad.

 

no podría decirte otro sonido que evoque mejor la torpeza de mis manos,

pero podría cantarte otro tono

otra cosa, cualquiera que desprenda la memoria como se arranca la piel de un animal indefenso

clínicamente,

entre gritos,

en vida

para que el pelaje no pierda su brillo

 

(no te digo que sea cruel,

pero es humano)

 

así, ante las reverberaciones del

tick

no me pidas que no recuerde las ciencias de lo incierto, nuestros caminos en busca de espacio, el último adiós frente al cemento frígido de los jardines. no me pidas que no recuerde el albión de nuestro eco: ¡nosotras antes del mito!

los susurros antes del misterio

las bocas antes de la idealización

por la que pasa el cariño

después de extrañarse tanto.

 

si es una divergencia,

recuerda que el tiempo no lineal

es como las mates complejas,

la geometría no euclidiana,

como utilizar metáforas cuyo origen temático escapa ligeramente de tu entendimiento,

sabemos que correr hacia el azul implica el abandono del ser, pero jamás confirmaremos la realidad de la memoria.

 

no te pido entonces que cierres los ojos,

apenas que los entreabras

como rejillas de incertidumbre

para ver las sombras de las hormigas que pastan sobre nuestros cuerpos

¿sabes que odio la ausencia de lo liso?

no lo explico nunca en palabras,

pero odio los cráteres de tu ausencia en mi historia, los montes y los cabellos abandonados en la superficie helada y fresca de las sábanas,

odio las rupturas, los bordes de la herida que cicatriza,

los puntos sosteniendo mi interior

 

que pugna por ser liso por

abandonar los puntos abandonar

todo intento de hacinamiento o preservación

que si no puede ser liso quiere

llorar, llorar

infinitamente,

recordar el sonido del volumen

sentarse al borde de la noche y

 

volverlo a llorar.

 

 

 

ix.

así se sienten los mártires cuando besan la cruz de tu frente:
abril del 98, botellas y botellas de vino local, la fragancia de la sangre fresca, el olor de amapolas endulzadas en menta, cortinas rasgadas, terremotos en ciudades de densidad poblacional elevada.

así se sienten los mártires cuando cometen un acto de fe:
mayo del 98, el olor de sangre vieja, las tizas de sal, la tierra fresca, votos de alianza incumplidos, rodillas húmedas y llenas de fe. fe de montañas, fe de hermanos, fe de enfermedad y cura, fe de vida.

si los objetos pudieran evocar
lo diría hoy
entre dientes y a la broma, como una promesa de la alianza
si las campanas fueran más que hierro vacío,
nos dirían que

así se sienten los mártires tres años después de un acto de fe:
silencio. paz. azufre.

 

 

 

vi.

el Leteo se presenta en traje de día, ofrece una gracia con la aspiradora de último modelo que el hogar de un viudo requiere:

el olvido más pleno
que el vesubio.

las memorias en ojos de medusa, quirúrgicamente apartadas de lo sensible, vestigios rocosos incapaces de evocar el torrente
de antaño
que aciago
permanece en polvo

su sonrisa eléctrica ofrece un bolígrafo, sus manos sujetan tu pecho,
el Leteo se entrega con la promesa de la saciedad

a décadas luz
reverbera la erupción
medusa contemplando tu iris
tus brazos alrededor de su nuca

reverbera hasta los pasos de la amapola.

 

 

 

 

 

*(Lima-Perú, 1995). Tauro, trickster y literata. Estudió Literatura hispánica en la Pontificia Universidad Católica del Perú, en donde ahora trabaja como predocente. Fue editora y es miembro del colectivo literario verboser. En 2015 obtuvo una beca anual para estudiar en la Universidad de Bonn (Alemania), ahí nació albión (poemario de próxima publicación).