El modo anglosajón en la poesía peruana. Entrevista a Maureen Ahern

 

Vallejo & Co. reproduce la presente entrevista de Juan Ulises Zevallos Aguilar a la Dra. Maureen Ahern, una de las fundadoras de la mítica revista Haravec. La reunión se dió en la ciudad de Columbus-E.E.U.U., el 10 de diciembre del 2003. La Dra. Ahern falleció en 2012.

Una primera versión de esta entrevista fue publicada bajo el título «Entrevista a Maureen Ahern sobre Haravec.»  En Hostos Review 3. Monographic Volume on Destellos digitales. Escritores peruanos en los Estados Unidos 1970-2005. Editor invitado Roger Santiváñez. (2005): 337-350.
 
 

Por: Juan Ulises Zevallos Aguilar

Crédito de la foto: Izq. http://poetrycenter.arizona.edu/

enewsletter/april2009/enews0409_periodicals.shtml

Der. http://www.legacy.com/obituaries/

dispatch/obituary.aspx?pid=158141413

 

 

 

El modo anglosajón en la poesía peruana.

Entrevista con la Dra. Maureen Ahern

 

In Memoriam

 

 

En la historia de la poesía peruana se afirma que se introdujo el “británico modo” en los años sesenta.  Con el paso del tiempo se ha convertido en una frase hecha que se repite sin saber a ciencia cierta de que trata. No se ha reflexionado sobre su significado. A trazos gruesos “El británico modo” se refiere al hecho de que los poetas peruanos de los 60 modernizan la poesía tomando como modelos literaturas en inglés. Para ser más precisos, en estos años varios poetas asimilaron poéticas  británicas y norteamericanas. De allí que sería más acertado llamarlo el “modo anglosajón”. Término que incluye dos literaturas naciones que se escriben en inglés.

 

La introducción de las poéticas anglosajonas en los 60 ocurre por el bilingüismo de castellano e inglés de un nuevo grupo de poetas peruanos que se educaron en colegios bilingües limeños. El caso paradigmático es el de Javier Heraud (1942-1963) quien leía a poetas ingleses y aprendía la tradición literaria británica cuando era alumno del Colegio Inglés Markham de Miraflores. Róger Santiváñez acaba de publicar el artículo «Trascendencia de la poesía de Javier Heraud en la modernidad peruana circa 1960» en la revista digital Vallejo & Co.

(https://www.vallejoandcompany.com/el-poeta-javier-heraud-visto-por-roger-santivanez/) donde demuestra la intertextualidad de la poesía de Heraud con de la T.S. Eliot, poeta estadounidense que obtuvo la nacionalidad británica en su adultez. Años más tarde tenemos al poeta Abelardo Sánchez-León (1947- ), ex alumno del mismo colegio, cuya poesía está modulada también por el modo anglosajón.

 

Las biografías de poetas consagrados no son suficientes pruebas para rastrear la introducción de una nueva dicción poética.  La realización de una crítica e historia literarias bien hecha necesita investigar otros factores. La existencia de revistas literarias y grupos de intelectuales y artistas en estos años también contribuyeron, en palabras de Raymond Williams, a la nueva  “estructura de sentimiento” anglosajona de la poesía peruana. Entre ellos se encuentra una inusual presencia de escritores británicos y norteamericanos que se establecieron en el Perú y fundaron la revista con título en quechua Haravec [poeta] (1966-1968) en Lima.

 

Para aclarar estos puntos entrevisté a la Dra. Maureen Ahern (1936-2012) en diciembre del 2003. Ella fue una  de las impulsoras de Haravec. Después de casarse con un ingeniero peruano, que hacía estudios universitarios en los Estados Unidos, residió en el Perú por varios años. Junto a su esposo y tres hijos peruanos vivió en el barrio limeño de San Isidro y en una casa de campo de Cieneguilla.  La Dra. Ahern, de nacionalidad norteamericana, obtuvo los grados académicos de Bachiller y Doctor en Letras en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en 1960 y 1961 respectivamente. Su tesis de doctor fue sobre el cuento peruano.  Alberto Escobar, eminente linguista y crítico literario, dirigió su tesis. La Dra. Ahern fue fundadora de la Escuela de Traducción de la Universidad Particular Ricardo Palma. Sus respuestas ayudarán a entender la introducción del modo anglosajón en el Perú. Asimismo se comprenderá como este modo seguía vigente veinte años después en varios poetas de los 80. Según los testimonios personales de Domingo de Ramos, Guillermo Gutiérrez y Róger Santiváñez,  los poetas de los 80 leyeron y dialogaron sobre las traducciones de artículos y poemas en habla inglesa publicadas en la revista Haravec.  Los cinco números de esta publicación se vendían a precios módicos en la librería de Juan Mejía Baca del Jirón Azángaro, los bazares suelo de Nicólas de Piérola, la Avenida Abancay, la Avenida Grau y las librerías de viejo del centro de la ciudad. Las lecturas de estos poemas y poéticas les sirvieron  para componer sus propias creaciones. Uno de los pilares de su propuesta artística fue el  “Verso proyectivo” del poeta norteamericano Charles Olson que apareció en Haravec Nro 4. Por esta razón, el otro lugar común de que varios poetas de los 80 son epígonos de los del 60 debido a que los leyeron e imitaron se desvanece. Se podría decir que los poetas de los 80 no sólo leyeron a los poetas de los 60 sino también asimilaron sus modelos poéticos pero con otros propósitos e intereses.

 

Aquí la entrevista:

 

1. Juan Zevallos Aguilar: ¿Quiénes fundaron Haravec?

 Maureen Ahern:  Haravec fue una iniciativa colectiva. Fuimos fundadores seis amigos poetas y traductores amantes de la poesía. Éramos los ingleses David Tipton, Richard Greenwell y  Alita de Lomellini; los norteamericanos Mathew Shipman y Maureen Ahern y  Marisa Valencia, peruana.  Pusimos cada uno 1,500 soles para sacar el primer número que apareció en noviembre de 1966 con 52 páginas de texto en inglés y español de 15 escritores: peruanos, colombianos, ingleses y norteamericanos. Luego siguieron 4 números más que aparecieron en marzo, julio y diciembre de 1967 y setiembre de 1968.

 

2. ¿Cómo se les ocurrió fundar la revista?

La idea de la revista surgió en un momento cuando “Poetry was in the air.”  En pleno boom la literatura latinoamericana cruzaba fronteras mediante la traducción que había captado el interés de los poetas norteamericanos e ingleses. Además una intensa vida literaria hervía en los cafés y salones de Lima, en aquel entonces la ciudad más importante del litoral pacífico y sede de reuniones culturales internacionales. Había ciclos de lecturas de escritores de habla inglesa en los centros culturales de The British Council y el Instituto Cultural Peruano Norteamericano. A menudo se organizaban presentaciones de poetas peruanos y latinoamericanos en el café-galería de la calle Ocoña de Juan Acha, en la Librería de Juan Mejía Baca del Jirón Azángaro, la Casa de Cultura del Jirón Ancash, las aulas de las universidades de San Marcos, la Católica y la UNI y en los locales del Instituto de Estudios Peruanos y el Instituto Raúl Porras Barrenechea.  Recuerdo que Lawrence Ferlinghetti y el británico Donald Davie leyeron sus poemas. La lectura a grito vivo del norteamericano Allen Ginsberg, de su larga elegía Kadish,  impactó fuertemente al público literario limeño.

 

Estábamos muy cerca aún del movimiento Beat. El movimiento Beat  había cobrado auge a partir de un antología de 1958 que se llamaba México North de escritores viajeros y expatriados norteamericanos que vivían y/o pasaban por México. Jack Kerouac y Allen Ginsberg eran los  “ídolos” del momento. On the Road  fue la inspiración de muchos escritores itinerantes que pasaban por Lima camino a la selva en busca de ayahuasca como lo hizo Ginsberg en aquella época. Otros se dirigían al Cuzco para  experimentar “Las Alturas de Machu Picchu” de Neruda o trabajaban en los proyectos del Cuerpo de Paz.

 

En 1966 vino a Lima el poeta y traductor norteamericano, Clayton Eschleman, con fines de avanzar su proyecto de traducir la poesía póstuma de Vallejo. Propuso fundar una revista bilingüe que pensaba llamar La quena, pero no logró realizarla. Todo eso coincidía con la llegada a Lima del matrimonio de poetas ingleses David Tipton y Ena Hollis que fueron contratados por el colegio inglés Santa Margarita de Monterrico.

 

3. ¿Cuáles eran los modelos de Haravec?

Una gran inspiración y modelo inmediato para nosotros fue la revista El Corno Emplumado (1962-1969), dirigida desde México por los poetas Sergio Mondragón y Margaret Randall. El Corno Emplumado se había convertido en una publicación de éxito e importancia en ambos continentes al dar a conocer por primera vez en español la poesía de Charles Olson, Robert Creeley y otros del Black Mountain School; de Ezra Pound, Robert Lowell, y en inglés los versos del  cubano Eliseo Diego  y muchos poetas mexicanos y cubanos jóvenes. Su  formato bilingüe y visión abierta a nuevas corrientes invitaba a buscar vasos comunicantes semejantes en el Perú.

 

Otro modelo más cercano –por lo menos para mí—era la revista mensual Haraui (1963-1999), de impecable impresión manual del poeta y profesor de literatura de San Marcos, Francisco Carrillo. En sus hojas se leía nueva poesía peruana y versos europeos en traducción.

 

4. ¿Qué objetivos tenía Haravec?

Eran principalmente dos: dar a conocer al lector inglés y norteamericano la nueva poesía peruana y latinoamericana y también ofrecer a los poetas peruanos y latinoamericanos la oportunidad de publicar en una revista que circulaba en los Estados Unidos, Gran Bretaña y América Latina. En resumidas cuentas, el objetivo principal era traducir lo nuevo y lo bueno de la poesía actual y romper barreras de idioma.

 

5. ¿Qué poetas del 60 estuvieron más cerca de la revista?

Rodolfo Hinostroza, Antonio Cisneros y Julio Ortega. De otra parte escritores más adultos como Carlos Germán Belli, Cecilia Bustamante,  Raquel Jodorowsky, Washington Delgado y José María Arguedas aportaban textos a más de un número y/o varios poemas. También  había vasos comunicantes con  otros escritores como Francisco Bendezú, Winston Orrillo, Carlos Zavaleta y César Calvo.   El número 6, que nunca salió, estaba  proyectado para dedicarlo enteramente a la poesía peruana del momento  o sea  la producción de los 60  y de haberlo realizado creo que hubiera constituido un testimonio significante para la historia de la literatura peruana.

 

Por supuesto, en retrospectiva es fácil detectar  “lagunas” en cuanto a los poetas  activos en los 60 que no llegamos a publicar. Faltaban  poemas de Sebastián Salazar Bondy, de Javier Sologuren, de Marco Martos, Tulio Mora, Pablo Guevara, poemas de José Watanabe que recién comenzaba a publicar y de voces femeninas como la de Rosina Valcárcel —que de haber seguido la publicación Haravec yo los publicaba.  También faltaba poesía del interior del país, del Cuzco, Arequipa, Puno, Tacna y Piura ciudades donde había mucha actividad poética.

 

6. ¿Cómo se desenvolvían las relaciones con los escritores anteriores a la generación de los 60? ¿Recuerda alguna anécdota en especial?

La anécdota que se me ha quedado más grabada es la tarde que pasé con José María Arguedas en su casa de Chaclacayo revisando la traducción de su poema, “Ijmacha”,  para la selección trilingüe de poesía quechua actual que iba a salir en abril del número 4 en diciembre de 1967, al cumplirse un año de Haravec. Tomábamos té y él iba comentando renglón por renglón las imágenes que comunicaba su quechua original  y yo iba preguntando y  apuntando lo que mejor captaba en inglés. Es decir,  saltábamos de quechua al inglés por las imágenes orales que voceaba el autor sin referirnos a la traducción al castellano que iba en medio. De Arguedas me impactaban su lucidez y ternura para la palabra y cómo cada renglón o imagen resultaba ser una especie de poema en sí. Las horas pasaban sin darnos cuenta hasta que él quedó satisfecho con lo que yo había logrado cuajar en mi cuaderno en inglés, mientras yo me daba cuenta cuan limitado era mi acceso a la cultura andina profunda sin dominio del quechua. Ese método de traducción “por imágenes” me serviría años más tarde, como modalidad de trabajo, en la labor que hice con la colaboración del profesor peruano Julio Noriega, del poemario trilingüe, Pichka Harawikuna: Five Quechua Poets (The Americas Society/Latin American Literary Review, 1998). Definitivamente ésta es una de las muchas herencias de Haravec y de José María Arguedas que quiero reconocer y agradecer.

 

7. ¿Cuándo y porqué cerró la revista?

Los socios fundadores del grupo editor se iban yendo de Lima para radicar en los Estados Unidos o regresar a Inglaterra. Richard  y Alita habían  emigrado a Arizona. A fines de octubre de 1968 ocurrió la trágica y repentina muerte de Ena Hollis, dejándole a David Tipton con 3 hijos muy pequeños. Después del entierro de Ena en Lima, David renunció a su trabajo y regresó de inmediato a Inglaterra.  Por aquella época yo dictaba cursos en  universidades privadas. También era madre de 3 niños pequeños y tenía la salud minada por una hepatitis que me internó un mes en el hospital. Por otra parte, sacar la revista requería ser director orquesta: redactar y corresponder en dos idiomas, corregir galeras, llevar la contabilidad, administrar el avisaje, las suscripciones, los canjes y la distribución. Estas circunstancias determinaron el cierre de Haravec.

 

8. ¿Había interés en introducir o hacer conocer una nueva poética del mundo de habla inglesa con la traducción de poemas al español?

Me parece que Haravec sí significaba un quiebre de aguas de la poética peruana moderna. Es decir, el cambio de guardia de los modelos de la poesía española, francesa e  italiana que se venían leyendo en el Perú desde el siglo XIX al viraje hacia la poesía de lengua inglesa y los grandes cambios culturales e ideológicos que se gestaron aquellos años en los escenarios nacionales, continentales e internacionales.

 

El mundo cambiaba radicalmente y los modelos poéticos también. Sin embargo, quisiera dejar en claro que en ningún momento considero que Haravec, en su breve vida, fuese el único o aun el principal vehículo de tales cambios en el corpus cultural peruano.  Creo que Haravec transcendió más allá de sus escasos 5 números pero como parte de un  proceso más amplio que compartía con revistas como Haraui y Amaru  y proyectos plásticos, editoriales y políticos de esa época. Ante todo me acuerdo de que había una verdadera sed de parte de los poetas jóvenes por conocer modelos alternativos que les sacasen del escollo de hacer o ‘poesía abstracta’ o ‘poesía social’.

 

9. ¿Cuáles serían las características más importantes de las nuevas poéticas de lengua inglesa que se introducen en Latinoamérica en los 60? ¿Es decir, cual sería el ‘britanico y norteamericano modos? ¿Podrías explicar en breves palabras las propuestas de los versos proyectivos de  Charles Olson y la de “The Angry Young Men”?

A grandes rasgos, diría que son mayormente dos corrientes culturales que transmiten sus nuevas poéticas al Perú en particular,  en los ’60. Sin embargo, ambas comienzan en la década de los 50 en sus lugares de origen.

 

La nueva poética llegaba desde Norte América del grupo asociado con el Black Mountain School que publicaba primero en la revista Origins de Cid Corman  (1951-1957) y luego en los 7 números de The Black Mountain Review (1954-1957) del experimento radical del pequeño Black Mountain College, North Carolina,  entre los ’40 y los ’50. Reaccionaron contra el verso cerrado de la escuela académica del “New Criticism” para proclamar una poética ‘abierta’ y ‘orgánica’ que ofrecía una vía abierta para el fluir del ser más allá del ego.  Descartaban las formalidades de la métrica,  la rima, los márgenes de la página para que la forma poética se plasmara espontáneamente conforme se iba concibiendo el sentido. El  arte, declaraba Robert Duncan,  es ‘aventura’ no ‘logro’. Los modelos de ellos eran William Blake y Walt Whitman, y en especial,  Ezra Pound y William Carlos Williams.  En este grupo estaban Robert Creely, fundador de la revista, Charles Olson,  Robert Duncan (quien envió un poema inédito para Haravec, No. 2), Paul Blackburn (también traductor de Vallejo, Neruda y otros poetas latinoamericanos), Denise Levertov, Edward Dorn y otros.  En su famoso manifiesto, Projective Verse, publicado como panfleto en 1950, Olson proponía un verso ‘proyectivo’ o ‘abierto’ que aspiraba transferir la energía del mundo directamente al lector sin ninguna mediación artificial. Fue el sonido lo que plasmaba la sintaxis y el significado se comunicaba mediante las percepciones no el raciocinio; la recepción del lector se dirigía por el espaciamiento libre (free spacing) entre las palabras y los renglones (lines) en la página (on the page). La poética del Black Mountain School influyó fuertemente en los escritores Beat, como Ginsberg y Ferlinghetti; en la poesía y la política editorial de Randall y Mondragón de El Corno Emplumado quienes  tradujeron a Olson y Creeley, y sobre todo a Eschleman, quien era amigo personal de Blackburn y Duncan.

Otra corriente que llegaba de Inglaterra era la del cine y la narrativa del grupo de escritores de los años 50 cuyos personajes compartían actitudes de rebelión y crítica hacia la hipocresía de la acartonada sociedad inglesa tradicional, “The Establishment” y también vertían en cine la frustración e ira de su propia impotencia, tal como se  representaba en la novela de Leslie Allen Ball, Angry Young Men  (1951),  en el drama de John Osborne Look Back in Anger  (1956) y en varios films, como ‘The Loneliness of the Long Distance Runner’ y todo lo que siguieron produciendo en los 60. Creo acordarme que  los poemas de Ted Hughes y Phillip Larkin figuraban entre las lecturas preferidas de David Tipton y Alita Lomellini.

 

10. ¿Puedes reflexionar sobre el legado de Haravec? ¿Qué hacen ahora los fundadores de la revista?

Efectivamente, cabe reflexionar sobre el legado de Haravec.  Si bien cesó su publicación como revista no murió sino que a lo largo de los años ha venido cobrando otras vidas, habitando otros cuerpos, emigrando a otros lares y  hablando en otras voces.

 

Han sido las traducciones iniciales de Haravec que  dieron a conocer a la poesía peruana de los ‘60 en Londres en las selecciones traducidas por Tipton y Ahern que se publicaron en London Magazine, Strand, Twentieth Century y  Encounters, todas revistas ‘mainstream’ de circulación internacional. En los Estados Unidos el grueso número de la conocida revista TriQuarterly  (nos. 13/14, 1968-69), publicada por Northwestern University, que se dedicó al tema de “Contemporary Latin American Literature” en co-edición de  José Donoso, introdujo la poesía peruana de los 60s al lector norteamericano. Mi  selección titulada “An Anthology of Peruvian Poetry” presentó poemas de Antonio Cisneros, Washington Delgado, Julio Ortega, César Calvo y Juan Gonzalo Rose. Aquellas traducciones generaron muchos pedidos de traducciones de estos poetas para otras revistas y colecciones. Ambas selecciones formaron el núcleo de la antología Perú: The New Poetry (Allan Ross, London, 1970) compilada y traducida por David Tipton y Maureen Ahern que reunió textos de 15 poetas peruanos de las generaciones del 50 y 60. En 1977 se publicó una edición ampliada (New York: Red Dust, 1977).

 

La selección de 12 poemas de Antonio Cisneros traducidos por Tipton y Ahern que aparecieron primero en Haravec 5 en 1968 atrajo la atención del peruanista  inglés William Rowe quien se encontraba en el Perú en aquel año y también había comenzado a traducir la poesía de Antonio. Decidimos colaborar y de ahí se produjeron dos volúmenes de traducciones colectivas compiladas y traducidas por nosotros tres en Antonio Cisneros, The Spider Hangs Too Far From the Ground  (Londres: Cape Goliard, 1970) y At Night The Cats (New York: Red Dust, l985)  comentados extensivamente en la prensa literaria inglesa y norteamericana.  Más recientemente David Tipton y C.A. Lomellini (Alita) han traducido hermosos poemarios de dos poetas peruanos. La primera,  Path Through the Canefields (Edinburgh, 1997),  reunió textos del segundo y tercer poemarios de José Watanabe El Huso de la Palabra (1989) e Historia Natural (l994), ganándole reconocimiento internacional para Watanabe en un Festival de Poesía Internacional celebrado en Londres en 1997. La segunda,  es la  pulida edición de poemas de Tulio Mora, A Mountain Crowned by a Cemetery (Redbeck Press, 2001), lamentablemente poco conocida fuera de Inglaterra.

 

Hace muchos años que no me encuentro con los fundadores de Haravec aunque mantengo comunicación con David y Alita. Alita cursó el programa de literatura hispánica en la Universidad de Arizona en Tucson y optó el título doctoral con una tesis sobre la narrativa de Bryce Echenique. Actualmente imparte cursos de lengua y cultura en Pennsylvania State University-Delaware Country.  En Bradford, West Yorkshire, UK, David Tipton fundó y sigue dirigiendo la editorial Redbeck Press y escribiendo poemas y prosa, entre ellos,  Crossing the Rimac: The South American Poems, (White Adder Press, 1995)  y su memorial sobre su vida en el Perú en los sesenta, A Sword In the Air (Appliance Books, 2003). Richard Greenwell es zoólogo fundador y secretario de la International Society of Cryptozoology que tiene su sede en Tucson, Arizona. Ha publicado extensivamente y participado en expediciones en busca de animales ‘no verificados’ tales como el Sasquatch en Norteamérica; el Yeren en China y el Mokele-Mbenbe en el Congo. Nada sé de Mathew Shipman o Marisa Valencia.

 

Por mi parte a lo largo de los años he ejercido la traducción y enseñanza de  literatura peruana y latinoamericana en la Universidad Particular Ricardo Palma de la cual fui fundadora en los años 1969-1972. Desde 1972 hasta 1989 enseñé literatura contemporánea y colonial latinoamericanas en Arizona State University, Tempe, Arizona donde fundé y dirigí el Programa de Estudios de la Traducción. Publiqué una antología en traducción de la poesía, prosa y teatro de la escritora mexicana Rosario Castellanos,   A Rosario Castellanos Reader (U.Texas Press, 1988) y en 1998 la traducción de los poemas de cinco poetas quechuas en la edición trilingue Pichka Harawikuna cuyo modelo fue la selección que apareció en el número 4 de Haravec, 1967. Desde 1990 enseño e investigo literatura mexicana y peruana indígenas y coloniales en el Department of Spanish and Portuguese, The Ohio State University, Columbus, Ohio.

 

 

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