«El fabricante de sur». Poemas de Jean Portante

 
La presente, es una muestra de poemas del escritor luxemburgués Jean Portante quien a la par de su labor literaria, desarrolla una gran labor como traductor de poetas latinoamericanos como Gonzalo Rojas o Juan Gelman, y de otras latitudes como Pierre Joris. Ha sido, asimismo, director de revistas literarias como TranskritIntiuts dans la jungle.

 
 
 

Por: Jean Portante

Traducción: Carlos Clementson, José Reyes de la Rosa y Antonio R. López

Crédito de la foto: Anouk Antony

 
 

 * La traducción de estos poemas corresponde a Carlos Clementson, José Reyes de la Rosa y Antonio R. López, en las sesiones de trabajo colectivo celebradas en Córdoba (España) en el 2013, con la presencia de Jean Portante, y bajo la organización y dirección de La Manzana Poética dentro de su actividad VI Circulo de Traducción Poética, jornadas incluidas en Cosmopoética.

 
 
 

El fabricante de sur

 
 

Cae una hoja y se diría sombra

de asta derecha de ciervo o sangre coagulada.

 

Se diría sombra de mensajero

o muerte que se apoya

sobre lo que queda de noche

con sus girófaros sombríos.

 

Se diría mondaduras de noche

o sombra de lo que queda

cuando el mensajero antorcha en mano

cava una gruta en la oscuridad

 

Se diría túnel por donde pasa sur.

 

Se diría cola de cometa sacrificada.

 

 

 

 

 Cae una hoja y se diría herrumbre

de noche o noche de invierno sin nieve

o sur que pasa.

 

Se diría que hay manchas de pecas

sobre sur que pasa

y cola de cometa

es polvo cósmico que baja

a posarse en la lengua

y el que lo hace subir

fabricante de manchas.

 

Se diría que está sentado en el sur

el fabricante de manchas

y que el polvo es enjambre

de soles pequeños y secos

que desgarran la noche con sus rayos de proa

y hay un corazón diríase en la noche

y pulmón que aún bate

y lengua de extraño polvo.

 

 

 

 

Cae una hoja y se diría que la vida

está haciendo cola delante de la muerte

o que la vida al estar haciendo cola

delante de la muerte es también ella fabricante de manchas

o sombra de fabricante o rastro que deja en la lengua.

 

Se diría traidor o letrista de lo que cae

letrista que pliega en ocho las palabras

porque ocho está en su memoria

y detrás de ocho los pasos del carnicero

hacen gritar a las piedras

y delante está la antorcha que monda el túnel

y más adelante aún sigue cayendo la hoja.

 

Se diría paisaje vengándose.

 

 

 

 

 Cae una hoja y se diría que el invierno

está más desollado que de costumbre y más negro

y que se niega a morir

y que nieve le falta como le falta

sur que este año nada funde.

 

Se diría que está llorando este sur.

 

Se diría que polvo le cae de los ojos.

 

Se diría que el fabricante de manchas

trabaja sin tregua.

 

 

 

 

Cae una hoja y se diría que un mensajero

ha nacido del último cometa.

 

Una cuerda rodea su tobillo

y una mano la sujeta

para impedir que suba demasiado alto.

 

Se diría mondadura de ciervo volante.

 

Hay sangre coagulada en los cuatro brazos

del asta derecha y ello hace pensar

en portador de antorcha que como una luna desollada

atraviesa el cielo negro.

 

Se diría que recuerda que antaño

era cuchillo de sur sombrío.

 

Se diría que ha nacido carnicero.

 

 

 

 

Cae una hoja y se diría que ninguna cuerda

la encadena a la caída umbilical

el viento diríase desde ahora la mece

con su torbellino de ternura.

 

Se diría cascarón de huevo

flotando en un mar de algodón negro

se diría océano oscuro

perfilando los rastros de la noche

o viejo marinero de cara de carbón

poniendo rumbo a la tierra de porqué.

 

 

 

 

Cae una hoja y se diría

que hay indecisión en su caída.

 

Se diría es madre nocturna

de viento que monda la memoria

de viento que se cree un sol seco

y cuando tanto viento cae en la lengua

del fabricante de rastros

un olor de palabras quemadas

se derrama en la noche.

 

Se diría que el sur está contado.

 

 

 

 

Cae una hoja y se diría que sube

antes de tocar la tierra.

 

Se diría que el rastro queda en el aire

o que la tierra no tiene tiempo

de empaparse de su sombra

el jardín donde comienza la caída dónde está

sino en la boca del letrista

o en las manos del fabricante de manchas.

 

Se diría que se abre la boca.

 

Se diría que se abre el sur

y lo que cae cuenta los rastros

y cuando llega al tuyo aferrado

a la sombra del cometa que pasa

un ojo guiña en el corazón de noche verdadera.

 

 

 

 

Cae una hoja y se diría que se marcha

sin dejar dirección alguna.

 

Hace mucho tiempo que se fue.

 

Se diría que no se ha citado con nadie.

 

De ropa solo

lleva lo puesto.

 

Se diría que dijo volveré

pero la travesía es larga

y los viejos vestidos han puesto rumbo

a la tierra de porqué.

 

 

 

 

Cae una hoja y mientras cae piensa

en horizonte que alrededor desaparece.

 

Se diría que no deja rastro el horizonte

o que se disfraza de sol ya mondado.

 

Se diría que es sombra de océano volcado

y que los viejos vestidos  no existen

y no existe tampoco el fabricante de manchas

ni el letrista de sombra.

 

Se diría que todo está mudo y sombrío.

 

Se diría que una mano cuando recoge la sombra

se disfraza ella también de sol ya mondado.

 

Se diría que con tanto sol ya mondado

la oscuridad es verdadera.

 

 

 

 

Cayó una hoja

y se diría tintero volcado.

 

Se diría hoja de papel

si no hubiera sangre coagulada

ni viejo ocho vestido de sombra

o cola de cometa que pasa.

 

Cayó una hoja como cae

el ala del sol cuando ya nada vuela.

 

Se diría sol sin nombre

con rayos anónimos.

 

 

 

 

Cayó una hoja y se diría

que no está orgullosa de ello.

 

Una mano la ha recogido y se diría

que tampoco ella está orgullosa.

 

Se diría que ya no hay más portadores de antorchas

cavando una gruta en la oscuridad

y que las manchas se oxidan en el taller del fabricante

y el polvo cósmico cuando se posa

en la lengua perfila los rastros de noche.

 

Se diría que el fabricante de manchas

es un fabricante de sur herrumbroso.