Por Carlos Fernández y Valentino Gianuzzi*
Crédito de la foto www.linkgua-digital.com
César Vallejo, rumbo a Rusia
Durante su corta e intensa vida, César Vallejo logró visitar Rusia en tres ocasiones. El primer viaje lo realizó en octubre de 1928, cuando partió desde París, donde residía, a la capital rusa, con ayuda del dinero concedido por el gobierno peruano para regresar al Perú. En carta a Pablo Abril de Vivero del 29 de octubre, Vallejo escribe: “Lo del Soviet es una cosa formidable. Más todavía: milagrosa” y a pesar de ello, afirma “no creo que podré quedarme en Moscú. Lo del idioma es terrible”. El segundo viaje lo realizó en 1929, y fue parte de un periplo europeo junto con quien sería su esposa, Georgette Philippart. Este viaje estuvo financiado por una herencia de ella, cuya madre había fallecido meses antes. Los dos primeros viajes sirvieron de base para su libro de reportajes, de título engañoso, Rusia en 1931. El tercer y, hasta donde alcanzamos, último viaje, lo realizó en octubre de 1931. El poeta viajó solo desde Madrid, donde estaba viviendo expulsado de Francia, para asistir a un congreso de escritores del que muy poco se sabe, como poco se sabe del dinero que uso para viajar. Ya que la situación económica de Vallejo en 1931 no era la mejor, se puede especular que el poeta haya viajado por invitación del Soviet, que en esos años organizaba visitas de intelectuales extranjeros. Debió ser en este tercer viaje que Vallejo afianzó su relación amical con el hispanista ruso Fédor Kelin, quien prologa la traducción al ruso de su novela El tungsteno, publicada en Moscú en 1932 y traducida al ucraniano en 1933 (la única obra de Vallejo traducida en vida).
Con motivo de la publicación de esta novela en Rusia, primero en la revista literaria Literatura de la Revolución Mundial y luego como libro, Vallejo comienza su intercambio epistolar con Kelin, a quien dirigió doce cartas entre marzo de 1933 y septiembre de 1935. Estas han permanecido inéditas, pero las hemos logrado rescatar recientemente de los archivos rusos. Las cartas revelan, entre otras informaciones de interés, dos aspectos importantes y hasta ahora desconocidos sobre la biografía de Vallejo. El primero es de carácter literario y tiene que ver con su producción teatral; el segundo es que Vallejo planeaba un cuarto viaje a Rusia, y esta vez con intención de permanecer por un tiempo prolongado en tierras soviéticas.
El poeta intentó que por lo menos dos de sus obras teatrales, Lock-Out y Presidentes de América, sean representadas en Rusia y todo indica que quería intentar suerte ahí como autor teatral. El interés por ambas obras, según se desprende de las cartas a Kelin, nació de los mismos intelectuales rusos. La primera carta a Kelin, que citamos aquí completa, así lo sugiere:
Querido camarada:
Recibí sus cartas del año pasado y le agradezco las noticias que me da. Ya vi que fue publicado «El tungsteno». Hoy les escribo a los camaradas de la revista literaria.
Como usted me lo pide, le envío el manuscrito de mi drama español «Lock out» para el teatro [Alexander] Tairoff. Usted verá si les interesa. Espero que comprenderá mi letra para leerlo.
Me ha tenido usted viajando durante todo el año. Pero ahora me quedo en París y aquí espero sus noticias lo más pronto posible.
Le suplico decirme la cantidad de dinero que me deben por la publicación del «Tungsteno». Quiero ir a Moscú a pasar una temporada y necesito saber con cuánto cuento para vivir allí un tiempo. Yo solo tengo dinero para llegar hasta la frontera rusa. A partir de allí necesito del dinero del «Tungsteno».
Si hay algunas aclaraciones que hacer a «Lock out», dígamelas para hacérselas inmediatamente.
Dígame si conoció al escritor español [Rafael] Alberti y si está todavía en Rusia y su dirección.
Le ruego contestarme lo más pronto posible a todos los puntos que toco en esta carta.
Acabo también de terminar un gran reportaje social en español sobre la situación actual en América del Sur. ¿Cree usted que este reportaje interesaría a la prensa de Moscú? Contésteme también sobre este punto.
¿Solovief publicó en volumen el «Tungsteno»?
¿Y la traducción ukraniana [sic]?
Escríbame sobre todas las cosas. Pienso ir a Moscú en abril y quiero saber cuánto de dinero tengo allí para los gastos de mi permanencia. Escríbame sobre «Lock out». Cuanto antes posible.
Afectuosos recuerdos de su compañero.
César Vallejo.
A raíz de esta carta, y como se desprende de las misivas subsiguientes, Vallejo recibió una invitación para participar en una olimpiada teatral, pero al parecer nunca se logró concretar el envío de los pasajes para él y su esposa. El ansiado viaje a Rusia quedó frustrado, la representación de Lock-out no se realizó y el interés de los intelectuales rusos pronto decayó. El 4 de marzo de 1934 Vallejo insistía en la oportunidad de ir a Rusia una vez más: “Le dirijo estas líneas suplicándole gestione de nuevo mi viaje a esa capital, donde puedo prestar mis servicios, yo y mi compañera, en cualquier ramo intelectual de la actividad soviética: como ponente, como director de las actividades literarias latino-americanas y como autor español”; y a finales de ese mismo mes es más directo en su intención de quedarse en Rusia. El 27 de marzo escribe desde París: “Varias cartas le he escrito en menos de un mes y estoy realmente inquieto de no recibir sus noticias. ¿Qué pasa? ¿Está usted fuera de Moscú? […] En todas ellas, le he manifestado mi deseo de ir a Moscú, con mi compañera, para quedarme largo tiempo y llevar a cabo los trabajos de relación con la juventud y la literatura de América Latina. Para los primeros meses de nuestra permanencia en Rusia, cuento con la suma de dinero que se me adeuda por derechos de autor de mi novela. En fin, le suplicaba también en mis cartas por la manera de que yo y mi compañera entremos en el orden económico de su país, para ganar nuestra vida, dedicándonos a los trabajos de que me ocupo. […] Todos mis trabajos se hayan paralizados en espera de realizar este viaje. Esta larga espera nos perjudica a todos, como usted lo comprende”.
Se entiende de la siguiente carta que el silencio de Kelin duró hasta junio, cuando le escribió al poeta pidiéndole una nueva pieza teatral, esta vez de tema peruano. Vallejo le envió la sátira Presidentes de América (luego titulada Colacho Hermanos). Por tratarse de uno de los pocos comentarios de Vallejo sobre su propia obra, citamos aquí la carta completa:
Querido compañero:
En respuesta a tu carta del mes de Junio ppdo., te envío con estas líneas, mi pieza de teatro «Presidentes de América», para que, sin pérdida de tiempo, gestiones sea representada en Rusia.
Por la lectura de esta obra, verás el partido que una mise-en-scène puede sacar de ella, desde todos los puntos de vista y, particularmente, en lo tocante a su éxito en las masas. Se trata de algo muy distinto de «Lock out».
Es una sátira sangrienta de la política actual en América del Sur. Una bufonería cáustica e implacable de la burguesía imperante. Un latigazo en plenas posaderas de Wall Street. Una carcajada incontenible produce su lectura, desde las primeras réplicas. Los personajes encarnan de modo tan clownesco y trágico a la vez, intereses y pasiones tan auténticos de clase, que despiertan con sus palabras, sus gestos y sus menores intrigas, el desprecio, la piedad, la cólera, la indignación, la condena, en fin, un sacudimiento complejo e irresistible de múltiples emociones. Y, sobre todo, risa, mucha risa. Me recuerda, a veces, «Millones de San Antonios» de nuestro Kirchon.
Conocedor íntimo del medio social y psicológico en que se desarrolla «Presidentes de América», creo haber transuntado fielmente la realidad latino-americana, materia de la obra. Una bocanada de humanidad desconocida para Europa, salta de esta farza [sic] tropical. Todo en ella es inédito para ustedes: paisaje, música, preocupaciones, pasiones, ideas, hombres, cosas y, particularmente, la manera como aparecen trabadas y orientadas las materias y fuerzas sociales que en la obra se agitan. Una sola cosa es en ella común a antecos y periecos de todos los tiempos: el motor y el destino económicos, que impulsan y dirijen a las clases sociales en pugna en esta lucha escénica.
En «Presidentes de América» verás surgir al yanke, al peón que salta de clase, al comisario, al profesor, al general, al abogado, al ministro, al embajador, al Prefecto, al arzobispo, al nuncio, al comerciante, al diputado, al presidente de la cámara de senadores y, por último, al indio. Al indio soldado raso, campesino, elector, minero, siempre víctima de la canalla oficial y mandona. La jerarquía social entera está allí, al desnudo.
Sin duda, habrá pasajes en la obra cuyo alcance y sabor podrán escaparte, a causa de ciertos giros muy indo-americanos, que he conservado en el lenguaje y, especialmente, en el diálogo. Pero estos pasajes son, me parece, muy contados. De todos modos, te enviaré una pequeña lista de tales frases, para aclarar tu comprensión.
Ahora bien, compañero: no te quedes en silencio. Contéstame. Dime si «Presidentes de América» puede o no ser representado allá y cuando, más o menos, puede ser representado. Ponte al habla con el grupo teatral del que me has hablado. Muéstrales la obra. Yo le escribiré al compañero que tú me indicas, en esta misma semana, hablándole de mi obra. Le diré que te la he enviado a ti, para que tú se la muestres. Lo importante es ponerse en actividad y no dormirse. Estoy seguro que «Presidentes de América» puede tener un éxito enorme.
Escríbeme cuanto antes. Yo volveré a escribirte. Un fuerte apretón de manos de tu compañero.
César Vallejo
Una vez más, el interés inicial de los escritores rusos parece haber decaído pronto. En agosto de 1934, Vallejo insiste: “Vuelvo a recordarte lo mucho que se puede hacer, una vez yo en Moscú, en lo que toca a la literatura y al teatro latino-americanos y, en general, a cuanto se relaciona con el intercambio intelectual y artístico entre la URSS y América Latina. Estableceríamos una central de informaciones diarias, de una parte, para la prensa rusa, y, de otra, para la prensa latino-americana”.
Pero la respuesta de Kelin es el silencio. El 15 de febrero, en la penúltima carta conservada que le dirige, Vallejo expresa su descontento por el súbito desinterés en gestionar su codiciado viaje a Rusia: “Si esto ocurriese en la burocracia burguesa, no me llamaría la atención. Tratándose de ti y de las oficinas soviéticas, me parecen increíbles. Esto está muy mal compañero Kelly [sic]. Lo que haces, al no contestar mis cartas, es realmente inadmisible. Lamento en decírtelo”.
La última carta a Kelin, una breve nota para enviarle un libro de la escritora peruana Zoila Aurora Cáceres, y en la que lo trata de usted, sugieren el distanciamiento entre ambos intelectuales.
El sueño de Rusia de César Vallejo había quedado frustrado.