Caminar no es suficiente. 5 poemas de Guadalupe Grande

 

Por Guadalupe Grande*

Crédito de la foto www.hectorcastilla.wordpress.com

 

 

Caminar no es suficiente.

5 poemas de Guadalupe Grande

 

 

Metafísica del dromedario

 

Piedras en los bolsillos para perderse

y tres palmeras acompañan al moribundo sin asombro sin aflicción.

 

Esa caravana de violines y dromedarios desborda el horizonte sin corifeos sin chocolatinas

Alforjas de arena en la arena, es lo que hay

No digas que no lo sabías señor de la montaña en busca de salud

 

Algo tenía que ver todo esto con el arte la sanación

Algo con la astrofísica de los salmones

Algo en letra pequeña del río de Parménides

 

Y los caracoles de la nostalgia lazarillos de musarañas de la historia

Y los indios perseguidos por chacales confederados

Y los girasoles de la abominación fertilizados en la caja fuerte del heroísmo

Y el pan sin pan y la cuchara con hambre

Y la cantinela en el filo del convenio donde la liebre persigue la sombra de la discordia

 

Nada se precipita y esa es su desmesura, Heráclito.

Anda comiendo zanahorias la tortuga a lomos del dromedario

Persiguen el mar

Esa fenomenología del destino expuesta a la historia

Y tres palmeras acompañan al difunto sin asombro sin aflicción.

 

La poeta Guadalupe Grande

 

Instante

 

Caminar no es suficiente

el polvo del camino no hace vida

La mirada se aleja

Agua sobre el papel

y espuma sobre la palabra

 

Eres una grieta en el tiempo, Padre:

nada en ti dura y todo permanece.

 

Pronunciar la primera palabra

y acudir el desastre fue todo uno,

en aquel instante en que te dibujamos

el rostro de los días.

 

No pudo ser,

nunca pudo ser,

nunca habría podido ser,

y sin embargo, tenaces son las sombras

en su vocación de carne,

obstinado su aliento

y terca su palabra.

 

Vivir no tiene nombre.

 

 

Azogue

 

Vivimos de costado

pasamos de puntillas

Gracias a dios nadie quedará para recordar

en nombre de quién

habrá de dirimirse la venganza

 

 

 

Cuando el tiempo se escapa sin rostro de las manos

dejando un polvo amarillo en el azogue

es menester estar atentos.

Cuando los días huyen a hurtadillas

despreciando nuestro estupor

(mientras se pudre el grano en el almiar)

es menester ser precavidos.

Cuando la vida se oculta en los rincones

y no hay perro de caza que pueda hallar su rastro

solícitos acudimos a las puertas del miedo.

 

El bosque de certezas ardió hace tres noches.

Y yo he venido a pregonar

la escarcha de la duda.

 

La poeta Guadalupe Grande

 

La huida

 

Vivimos como de prestado

vivimos como sin querer

vivimos en vilo y nuestro destino es la espera

vivimos fatigados de tanto sinvivir

 

Hui, es cierto.

 

Huir es un naufragio,

un mar en el que buscas tu rostro, inútilmente,

hasta convertirte en náufrago de sal,

cristal en el que brilla la nostalgia.

Huir tiene el olor de la esperanza,

huele a cierto y a traición,

se siente vigilado, está perdido

y no hay ningún imán que guíe

su insensato paso migratorio.

Huir parece alimentarse de tiempo,

respira distancia y mira, desde muy lejos,

un horizonte de escombros.

Huir tiene frío y en la piel de su vientre

resuenan palabras graves valor asombro lluvia.

Huir quisiera ser un pez abisal que ha llegado a la superficie:

después de tanto oscuro,

de tantos siglos anegado en la profundidad,

brillan las primeras gotas de luz

sobre su lomo albino de criatura castigada.

Pero huir es un naufragio

y tu rostro un puñado de sal

disuelto en el transcurso de las horas.

 

 

 

Meditación

 

Aturdidos de tanto saber

y de no entender nada

las cenizas de la memoria

se esparcen en el aire

 

 

Una cucharada más de polvo,

tan sólo otra cucharada de nostalgia.

Abre la boca, niña, come y calla.

Cruel alimento es la nostalgia,

naufragio desolado de la vida,

espejo injusto e insaciable.

 

Otro bocado más, niña, mastica y traga.

 

 

 

 

 

*(Madrid-España, 1965 – Madrid-España, 2021). Poeta, ensayista y crítica literaria. Antropóloga por la Universidad Complutense de Madrid (España). Obtuvo el Premio Rafael Alberti (1995). Publicó en poesía El libro de Lilit (1996), La llave de niebla (2003), Mapas de cera (2006), Hotel para erizos (2010), Métier de crhysalide (antología en traducción de Drothèe Suarez y Juliette Gheerbrant, 2010).

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