Cada libro como una especie de problema a resolver. Entrevista a Javier Moreno

 

Vallejo & Co. presenta esta interesante entrevista al reconocido poeta y narrador español, Javier Moreno, quien participará en la Semana Internacional de las Letras en Español – BENENGELI 2022, organizado por el Instituto Cervantes, y que se realizará entre el 06 y el 10 de junio próximo en cinco ciudades (Sidney, Nueva Delhi, Toulouse, Dakar y Chicago) de los cinco continentes y que será reproducido por diversos medios de comunicación e instituciones en ciudades como Buenos Aires, Lima, La Paz, Bogotá, Caracas, San Juan de Puerto Rico, San José de Costa Rica, Ciudad de Panamá, Las Palmas de Gran Canaria y Madrid.
Desde Vallejo & Co. los invitamos a participar en tan importante evento.

 

 

Por Mario Pera

Crédito de la foto (izq.) ©Lisbeth Salas /

(der.) Benengeli 2022

 

 

Cada libro como una especie de problema a resolver.

Entrevista a Javier Moreno*

 

 

Mario Pera [MP]: Hola Javier, quiero comenzar conociendo cómo te vinculas a la literatura, a veces la recomendación de un familiar o amigo suele determinar una vocación o un descubrimiento personal. A la vez, ¿cuáles fueron tus primeras lecturas, esas que te motivaron a escribir, a sentir que podías recrear el mundo mediante la escritura?

Javier Moreno [JM]: Siempre disfruté de la lectura desde niño. En mi casa apenas había libros, así que me nutría de lecturas escolares y procedentes de la biblioteca o de préstamos de amigos y familiares. Sin embargo, de niño o adolescente jamás fantaseé con la idea de convertirme algún día en escritor. No fue hasta mis veinte años, al leer a poetas como Whitman o Rimbaud o los cuentos de Borges que me planteé el hecho de ser escritor. Esos autores (tan distintos entre sí) produjeron la chispa de un deslumbramiento hasta entonces nunca experimentado y, a raíz de ello, el deseo de emularlos.

 

 

[MP]: Eres licenciado en matemática y eres profesor de la misma, algo que se pensaría, al ser una ciencia exacta, está muy alejado de las Humanidades y de la literatura. ¿Cómo crees que repercute o permea, si así lo piensas, tu formación profesional como matemático en tu obra literaria? ¿Quizás en cuanto a dotar a tus textos de un tema o de alguna estructura, forma de investigación o característica especial? Pienso ahora en autores reconocidos que también fueron científicos como Ernesto Sábato o Nicanor Parra.

[JM]: Bueno, además de matemática también cursé estudios de filosofía y literatura comparada. Sin embargo, como dices, los aspectos científicos son una constante en mi literatura, tanto en el género poético como ensayístico o narrativo. La ciencia forma parte de la cultura y, como tal, son una herramienta privilegiada a la hora de elaborar imágenes y metáforas que sirvan para definir emociones o situaciones de la vida cotidiana. Dichas metáforas tienen un doble sentido. Por un lado, me gusta llevar la ciencia (o la matemática) a terrenos concretos y, por otro lado, sirven para generalizar aspectos ligados a lo cotidiano. Creo que la escisión letras/ciencias no es sino un mito cultural extendido desde el sistema educativo como poco discutible.

 

 

[MP]: Tu primer libro, Buscando batería (1999), es un texto híbrido que puede considerarse poesía tanto como novela, aunque he leído que comentas que este último fue el registro con el que la escribiste intencionalmente. ¿De dónde nace esa hibridez en esta obra, de una búsqueda consciente por romper los límites del género? ¿Tal vez, en tus inicios, te hacía sentir más cómodo o seguro la narrativa como género literario que el poético?

[JM]: Mis inicios literarios fueron dentro del terreno de la poesía. Solo más tarde pasé al relato y, por último, a la novela. No fue hasta hace unos pocos años que me planteé expandir mi registro al universo del ensayo. Este gusto por la pluralidad y la mezcla de géneros me acompaña desde el principio de mi quehacer literario. Me resulta sugerente explorar las fronteras genéricas, experimentar con la mezcla de registros. Mi cerebro funciona en varios planos intercomunicados y me resulta complicado ceñirme a un género en exclusiva para dar cuenta de ellos. Se puede decir que mi ensayo El hombre transparente tiene bastante de literario, y que —asimismo— mis novelas incluyen una dosis considerable de reflexión. La unificación de todo esto que podría pasar por heteróclito o disperso ha de venir dada por la poesía, por constelaciones de sentido que sean capaces de agrupar lo aparentemente disconexo.

 

 

[MP]: Eres narrador y poeta. Te manejas entre ambos géneros con fluidez, como autor ¿qué ventajas o elementos encuentras que te ofrece la narrativa o la poesía para expresar lo que quieres decir que no hayas en el otro género? Se suele pensar en la poesía, o incluso el cuento, como registros en los que tienes muy poco tiempo-espacio para capturar o noquear al lector, en tanto que en la novela puedes permitirte darte un tiempo para cautivarlo… ¿crees que es así?

[JM]: En puridad, cada género requiere de dotes concretas de emoción y un trabajo específico (como tú comentas) en relación al tiempo y al lenguaje. Cada uno de ellos, por tanto, aporta un grado distinto de intensidad y apela a parcelas distintas de la sensibilidad. Ciertamente la novela o la nouvelle permiten dosificar dicha intensidad a la vez que exigen un meticuloso cuidado de montaje de las escenas.

 

 

[MP]: Hay autores que parten de la construcción de una obra literaria en la que sus diversos textos están vinculados entre sí sea mediante personajes, historias, temas o escenarios. No hablo de una saga, que es un tema aparte. Como novelista, ¿sientes que tus libros tienen elementos “puente” que los vinculan entre sí? Pienso en si escribes cada libro de modo deliberado como un proyecto independiente, aunque de forma inconsciente estableces relaciones entre tus libros… quizá le dejas a los críticos establecer esos enlaces. ¿Trabajas tu obra literaria como un proyecto donde cada libro es una pieza que encaja en otras, o cada publicación es un proyecto autónomo?

[JM]: Siempre proyecto cada libro como un trabajo independiente. Trato de evitar la repetición y el manierismo a sabiendas de que la reinvención absoluta resulta imposible. Aun así, reconozco temas y obsesiones que reaparecen a lo largo de mi obra y, con el tiempo, he aprendido a convivir con ello, incluso a virtualizar dichas repeticiones.

 

 

[MP]: Y, siguiendo lo anterior, ¿cómo abordas la escritura de un poemario? ¿Escribes poemas independientes esperando que el tiempo o contexto en que fueron escritos les dé una unidad y así estructurar un poemario o prefieres tener el poemario preconcebido, con estructura, estilo, temática planificadas para trabajar en torno a ello?

[JM]: Depende del caso, aunque en general casi todos mis libros de poesía (pienso en Acabado en diamante, Cortes publicitarios, Renacimiento o Cadenas de búsqueda) parten de una idea original a la que se atienen los poemas del libro.

 

El escritor Javier Moreno participante en el Benengeli 2022.
Madrid, 2022.
Crédito de la foto ©Lisbeth Salas

 

[MP]: Así como hay escritores que tienen temáticas que abordan de manera frecuente a lo largo de su obra (novelas, cuentos, poemas); hay también de los que huyen de ciertos temas, sea de manera consciente o inconsciente. ¿Hay temas a los que le rehúyes como escritor? ¿Hay temas que merecen más la atención para ser expresados o crees que todo puede ser objeto literario?

[JM]: Creo que no hay ningún tema excluido por naturaleza de la literatura. Yo, al menos, trato de no rehuir ninguno de ellos. Soy bastante ecléctico, como lector y como escritor, tanto en lo referente a los temas como a las formas en las que estos temas se expresan.

 

 

[MP]: En la narrativa, salvo que se trate de una autobiografía, el lector suele ser más permisivo con el autor para no identificarlo con todo lo que este relata en la misma. En una novela, me parece, los lectores diferencian entre el personaje y el escritor, no creen que todo lo que se narra le sucedió al autor. En poesía suele ser lo contrario, lo personal del género hace que los lectores difícilmente diferencien entre el sujeto poético y el autor. Alguna vez comentaste en una entrevista que requiere valentía para el escritor “despersonajizarse”. ¿Cuánto de ficción hay en tu narrativa y en tu poesía? ¿Cuánto nutre la realidad, tu realidad, vida cotidiana, recuerdos o experiencias tu obra literaria en cada género?

[JM]: Como autor me gusta a veces jugar con el lector en ese terreno límite que es el que separa la realidad de la ficción. Así ocurre en novelas como Buscando batería, Alma o Null Island. Sin embargo, en otras como Omega, Acontecimiento o 2020 esa distancia se elonga y por tanto el terreno de lo ficcional predomina sobre el biográfico. No mantengo una posición beligerante contra la autoficción, ni mucho menos. Es cierto que la evolución social y psicológica de las últimas décadas ha aumentado la producción de autoficción hasta niveles nunca vistos pero eso, al fin y al cabo, no constituye sino un reflejo más (literario, en este caso) del tiempo que nos ha tocado vivir.

 

 

[MP]: ¿Qué elemento no puede dejar de tener una novela y un poemario para que te atrape como lector?

[JM]: El humor y la inteligencia, sin duda.

 

 

[MP]: Ahora una pregunta algo complicada. ¿Qué te produce más satisfacción como autor, escribir el libro para hacer catarsis y que salga en este todo lo tienes que decir, o que el libro sea muy bien recibido por los lectores, que se lea y perdure en el tiempo como una lectura constante tras generaciones? Entendiendo, claro, que lo óptimo sería que un libro consolide en sí ambos aspectos, pero si tuvieses que elegir…

[JM]: La verdad es que no pienso en ninguna de ambas cosas cuando escribo. Me planteo la escritura de cada libro como una especie de problema a resolver (cuyas variables son el tema, los personajes, etc.). La escritura no es más —ni menos— que el planteamiento y la resolución de ese problema, a partir de un ímpetu inicial que nunca es racional sino que tiene que ver con un conglomerado de emociones, inquietudes y vivencias. Como ocurre con los teoremas matemáticos, la solución a ese problema debe ser elegante, exquisita, prescindiendo de superfluidades y, sobre todo, convincente. A partir de ahí, y lo digo con toda sinceridad, que la obra encuentre más o menos lectores, me parece una especie de efecto secundario (siempre bienvenido, por supuesto) de la escritura.

 

 

[MP]: Has obtenido dos premios por tu obra literaria. ¿Cómo consideras que repercuten los premios, becas, distinciones, en los autores? ¿Crees que estos, además de un mayor prestigio, reconocimiento y dinero, aportan algo a su obra?

[JM]: Los premios constituyen sin duda un espaldarazo, y siempre son bienvenidos. Sin embargo, en mi caso, no constituyen ninguna obsesión. Con el paso de los años, se me antojan cada vez más prescindibles.

 

 

[MP]: Para finalizar, Javier, ¿qué expectativas tienes para tu participación en la Semana Internacional de las Letras en Español, Benengeli 2022? ¿Cuán importante es la realización de este tipo de eventos para la literatura y los autores?

[JM]: Me gustan mucho los festivales o congresos literarios. La escritura es una tarea solitaria como pocas, de modo que este tipo de eventos constituye una oportunidad para entablar contacto directo y personal con otros autores y con posibles lectores. Creo que es importante corporeizar y visibilizar al escritor, que se le conceda la relevancia y el papel social que muchas veces los medios pasan por alto. Sin duda, poder acudir al festival Benengeli constituye un hito en mi carrera al que acudo con muchísima ilusión.

 

 

 

 

 

*(Murcia-España, 1972). Poeta, novelista, ensayista y crítico literario. Reside en Madrid (España). Licenciado en Matemática por la Universidad de Murcia (España) y en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada por la Complutense de Madrid (España), también realizó estudios de Filosofía. Se desempeña como profesor de matemática en enseñanza secundaria y como crítico en las revistas Quimera, Deriva y Revista de Letras. Ha obtenido el Premio Nacional Fundación Cultural Miguel Hernández (2006) y el Premio Internacional de Poesía Joven La Garúa (2009). Ha publicado las novelas Buscando Batería (1999), La Hermogeníada (2006), Click (2008), Renacimiento (2009), Alma (2011), 2020 (2013), Acontecimiento (2013) y Null island (2019); en relato corto Atractores extraños (2010); y en poesía Cortes publicitarios (2006) y Acabado en diamante (2009).