Selección y traducción por Raúl Soto*
Crédito de la foto Jeff Zelevansky –
www.abcblogs.abc.es
Poesía reciente de la otra América
La industria editorial del Norte Global permite la distribución eficiente de poemarios gracias a un circuito de circulación complementario ―premios, becas, recitales― que incentiva la producción poética. Si bien el mercado de poemarios es ínfimo en tiraje y ventas ―comparado con los géneros en prosa― la poesía en los Estados Unidos de América está vivita y coleando (alive and kicking, como les gusta decir a los anglos). La siguiente selección es arbitraria ―como todas― porque hay muchos poetas produciendo en la otra América. Estos les llevan la delantera a los narradores y, sin duda, hay poetas excelentes como en nuestros países. La poesía estadounidense reciente tiene una particularidad: las minorías escriben y publican gran cantidad de poemas, por eso esta selección refleja el predominio de poetas Latinx y afroamericanos. Otra característica: todos los seleccionados son catedráticos ―lo que no quiere decir que sean poetas académicos― y, además, han ganado premios literarios en su país. Los ejes temáticos de los poemas escogidos pasan por la política, la identidad personal y de género, las relaciones de pareja, el patriarcado y la crítica a la violencia indiscriminada del sistema, especialmente contra las minorías. Estos poetas sí patean (kick) y contradicen la poesía formalista que sigue perdiendo terreno. Sin embargo, la experimentación formal no está ausente y muchos de ellos también trabajan usando medios audiovisuales o articulan sus poemas con la danza y otras actividades performativas.
9 poetas estadounidense contemporáneos
Estados Unidos de América
(America)
de Nomi Stone
Esperamos en la oscuridad
hasta que el sol cubrió
las puntas de las hojas de las palmeras.
Llegó un líder
su boca era un garfio
él abrió cada cuerpo
ahí donde brillaba.
(de Kill Class, 2019)
Espectrología Negra No. 5: Negro como si siempre fuera el blues
(Black Hauntology N° 5: Black as if always the blues)
de Jonah Mixon-Webster
de una estridulada
media nota‒
cartílago nocturno,
chirrido de langosta,
cuello arqueado,
labios de cera, mancha húmeda‒
un cuerpo atiborrado
duro y enterrado
a plena luz
la raíz de él
desenterrado con la boca
abierta, tratando
de rasgar la soga
de su cuello
y darnos una canción
(de Stereo(TYPE), 2021)
o, ser la otra mujer
(or, on being the other woman)
(fragmento)
de Simone White
Para ED y WC
Soy una puta ignorante. difícil de acercarse en eso no soy sentimental ni íntima con todo el mundo. Eso tiene conexión con las dificultades que estoy trabajando a través de la metáfora. Como una forma de control patriarcal de la lengua y el capital del poder poético. Mi exesposo me llama una “puta ignorante” cuando me quejo de que su tremenda embarazada novia blanca, a la que no conozco, pero tolero porque desde el mes pasado y por un futuro indefinido mi hijo debe vivir en su casa dos veces por semana, no puede aparecer sin avisar en la escuela de mi hijo donde pago todas las cuentas y lo cuido y hago la mitad de nada y medio que ayudo en la adquisición del conocimiento y la razón. Digo que no hay lugar para esta mujer blanca; ella es una aprovechada de mi trabajo y del amor de mi hijo. No mantendré a ninguna persona blanca con mi trabajo. Le digo a él gritando. Él me llama una puta ignorante. ¿Ahora eres de la calle? ¿Qué, le vas a dar un puñetazo en la cara? He peleado exactamente con tres personas en mis 46 años de vida. Dos hombres. Y mi hermana.
“El Dolor‒expande el Tiempo‒/ Las Edades se enredan dentro / Del Minuto de la Circunferencia del Cerebro” “El Dolor‒tiene un Elemento del Vacío”
(de or, on being the other woman, 2022)
Trans contradice la nostalgia
(Trans is Against Nostalgia)
de Taylor Johnson
Todos los días construyo el bote pequeño,
mi bote-cuerpo, el envase para el único cuerpo,
el alma informe, el fuego azul
que persuade mi ser en ser.
Sí, había música en el bosque, y
estaba enamorado de los árboles, y un hombre bello
hizo crecer mis latidos en sus manos, y ahí
dormí junto al resentimiento de mi madre.
Vivir ahí no tiene sentido. Estoy construyendo un bote,
del mismo modo que construiría un amor nuevo‒
mirando la tierra delante de mí. Y el agua
está subiendo, y los generosos se van.
¡Oh Día Nuevo, yo llego a construir el bote!
Me digo que vuelva a vivir.
De algún modo logré tener 15
y tuve el deseo de saltar del techo
de mi cuarto-desván. Sobreviví mi soledad
como pude y vomitar en una celda.
Oh Día Nuevo, he roto mi propio corazón. El bote
sigue ahí, se ha fortalecido con mi ruptura.
He cogido el martillo cada día
y me he perdonado. Hay un nuevo
lenguaje que voy aprendiendo al hablarlo.
Soy un cartógrafo ciego, conozco el camino
temiendo la distancia. Oh Día Nuevo,
no hay parte tuya que no amo
temer. Estoy estrechando las manos
del poeta que habla de la luz, diciendo Lo he inventado
Lo he inventado.
(de Inheritance, 2020)
Viernes santo
(Good Friday)
de María Meléndez Kelson
Jesús, quiero que me devuelvas todos mis pecados.
Mi verborrea, mi orgullo, mis precios privados‒
subiendo, apretando, marcando tarjeta‒
Podría prestarte algunos para esta noche,
para que no te presentes a tu propia crucifixión
desnudo de todo propósito.
¡Pero por el amor de Dios, no derrames
ninguna redención sobre ellos! Ellos son mis
semblantes distintivos. Cuerpo por Envidia.
Maquillaje y Vestuario provisto por la Avaricia. ¿Señor,
si me quitas mis antojos desmedidos,
qué diablos me queda? ¿Sabes
cuánto pagué por mis mejores furias?
Quiero que me regreses todas si son
tanto para morir por ellas. O tritura mis palmas,
lava mi cara con saliva, deja que el azote
desate mi carne y libere la sangre desnuda,
déjame caer en la inmortalidad
del guiso de desperdicios del torrente
que es mi vida.
(publicado en Poetry Magazine, marzo 2014)
Soneto estadounidense para mi pasado y futuro asesino
(American Sonnet for my Past and Future Assassin)
de Terrance Hayes
Tú eres como el faraón cuya promesa de conseguir
trabajo para su gente significa dejarlos morir
construyendo sus pirámides. Como nunca vas a hacer
tu cama. Como construir es lo mismo que hacerlo
para ti. Como la propiedad significando más que construir.
Como la verdad que solo puede ser vista cuando la
miras. Tú eres como alguien tratando de distinguir
una cebra de un caballo sin mencionar las rayas.
Como la estupidez es un tipo de herramienta. Como el lenguaje
es un tipo de arma. Como una película de la Nueva Ola
donde los actores no dicen nada pero quién puede decir
y quién puede decir quién puede decir todo el tiempo.
Como la verdad es una cuestión de lenguaje. Como que no
hablas contigo. Como piensas que Dios no puede leer los pensamientos.
(publicado en Indiana Review, Summer 2018, 40.1. No fue incluido en su libro American Sonnets for my Past and Future Assassin, 2018)
Poema de amor poscolonial
(Postcolonial Love Poem)
de Natalie Díaz
Me han enseñado que la turmalina puede curar la mordedura de serpientes,
puede parar el desangre ‒la mayoría de la gente olvidó esto
cuando terminó la guerra. La guerra terminó
dependiendo a qué guerra te refieres: las que comenzamos,
antes de esas, hace mil años y adelante,
esas que me comenzaron, las que perdí y gané‒
estas heridas siempre floreciendo.
Me construyó el salario. Entonces pago con amor y peor‒
siempre otra campaña para marchar a través
de un desierto nocturno por el resplandor del cañón de tu piel pálida
asentada en una laguna plateada de humo en tu seno.
Desmonto mi caballo oscuro, me inclino hacia ti, te ofrezco
la dura atracción de toda mi sed‒
Aprendí Beber en un país de sequias.
Nos complace herir, dejar marcas
del tamaño de las piedras ‒cada una el cabujón pulido
por nuestras bocas. Yo, tu lapidario, tu rueda lapidaria
dando vueltas ‒verde jaspeado rojo‒
las vetas de nuestros deseos.
Hay flores silvestres en mi desierto
que toman hasta veinte años para florecer.
Las semillas duermen como geodas debajo de la arena feldespato caliente
hasta que la inundación súbita desboca el arroyo, levantándolas
en su corriente de cobre, las abre a la memoria‒
las semillas recuerdan lo que les susurró su dios
en sus costillas: Despierta y duele por tu vida.
Donde han estado tus manos han sido diamantes
sobre mis hombros, bajando a mi espalda, muslos‒
soy tu serpiente.
Estoy en la tierra por ti.
Tus caderas son peligrosas luz de cuarzo,
dos carneros cuernos de rosa ascendiendo un desierto lavado y suave
antes que el cielo de noviembre desate una inundación de cien años‒
de repente el desierto retorna a su mar antiguo.
Se alzan los heliotropos silvestres, la maleza escorpión,
la phacelia azul que contiene morado como una garganta puede contener
la forma de cualquier mano grande‒
Manos grandes es como ella llamaba las mías.
La lluvia eventualmente llegará, o no.
Hasta entonces, tocamos nuestros cuerpos como heridas‒
la guerra nunca terminó y de algún modo comienza otra vez.
(de Postcolonial Love Poem, 2020)
La araña cuelga como si fuera un pulpo
(Chandelier Hangs in the Shape of an Octopus)
de Christopher Soto
Trajimos flores a su madre
pero las flores no // contestan sus mensajes de texto
o alimentan el perro encadenado a una espiga
en un jardín amarillo
l a d r a n d o
Esta es su casa // Le suplicó al viento que la agarre
los reporteros dijeron que el asesinato fue justificado
pero nosotros pensamos // nadie debería ser asesinado por la policía
entonces lo escribimos // en una banderola
en el campamento
Su madre // sepultó a su hijo // déjenla descansar
quisimos decirle a ella
los muertos no pueden ser buenos o malos // solo muertos
pero no pudimos hablar debido a la timidez
Su madre estaba destrozada y
encendiendo velas durante la vigilia
¿La vela encendida se crispa como nosotros
cada vez que perdemos?
Querida policía
confiar significa que yo te doy la pistola
tú no disparas
tú no mereces
nuestra confianza
(de Diaries of a Terrorist, 2022)
pliegues húmedos
(wet folds)
(fragmento)
de Kameelah Janan Rasheed
después, tú
despareciste
detrás de cortinas
de hospital por muchas
horas. un azul estrangulado. mientras estabas acostado en la cama del hospital
con un pulmón y una mandíbula floja, yo estaba comiendo los frascos
de cerdo en salmuera sobras de la canasta de regalo dejada por la tía
martine. cuando terminé, comencé a contar las losetas del cielo raso
(habían noventa y seis en total).
tu ojo izquierdo estaba hinchado y cubierto de una costra, como la masa
de harina de maíz que usabas para freír pescado los viernes por la noche
cuando vivíamos en la casa pequeña en stockton que estaba pasando la
iglesia a la que te negabas asistir. (pero, a la que ibas los sábados por la
mañana a recibir cajas gratis de frejol enlatado y pollo enlatado en agua,
no en aceite) el otro ojo sano y alerta, parpadeaba sin compromiso.
miré a una enfermera pescar pedazos irregulares de piña de tu boca con
sus dedos desnudos cuando te atorabas y dormí a los pies de tu cama.
cuando tu respiración superficial cesó dos días después, encajé mi
cabeza en tu axila húmeda como un bloque de tetris y esperé que la
enfermera recogiera tu cuerpo.
(publicado en The Poetry Project, noviembre 2017)
(publicado en Hueso Húmero 78, Lima, noviembre 2023)
*(Perú). Escritor y traductor. Vallejo, Humareda y otros textos indisciplinados será publicado por Heraldos Eds. en los próximos meses. Dicho libro está compuesto por ensayos, reseñas y traducciones publicados en El caballo rojo, Cambio y la revista de arte Kantú durante la década de 1980, además de los recientes en Hueso Húmero, la revista mexicana Intervención y Coyuntura y Vallejo & Co.