Por JL Williams*
Traducción por Nilton Santiago**
Crédito de la foto (izq.) la autora /
(der.) Shearsman Books
5+1 poemas After Economy (‘Después de la economía’, 2017),
de JL Williams
Woodnote
Mi hogar es el lugar donde sueño que no soy yo.
llegaron desde algún lugar a un claro entre los árboles
después de caminar a través del río, encontraron la luz del sol
perder el alma es un signo de puntuación para una oración
que nunca termina cuando vuelves a casa sintiendo
que no necesitas preocuparte en ningún caso, entre los árboles
una mujer apoya su mano sobre una luz dorada
pesada entre las hojas de los árboles de seda, la presión
del crepúsculo se condensa antes de que anochezca caigo
y estoy cansada, no hay ternura ni siquiera
en el silencio hay un jardín flotante entre los árboles
un ciervo con la cara hecha de flores agrestes su cola
un río de montaña rompí el tallo de una rosa silvestre
y no ella gritó, su sangre blanca goteó
sobre mis dedos recordarás que una semilla se quedó dormida
todos esos planes perdidos de los pinos arrojados a los incendios
cada cubo de agua volando y formando una red de agua
cada pequeña gota refleja la muerte de la llama
en tus ojos los planetas siempre olvidados
se transforman en un eco, en una estrella destrozada, en un puño abriéndose.
Después de la economía
Primero eligen el bosque con más árboles,
luego atan cada árbol con cuerdas luminosas.
Después traen electricidad a las raíces,
y cubren los tomacorrientes para evitar incendios.
Luego traen camiones de bomberos,
es invierno, ¿recuerdas? —cada camión rojo brilla como un juguete nuevo.
Luego desenrollan las mangueras, abrazan cada manga blanda,
y tres personas empiezan a abrir sus válvulas de agua.
El primer chorro de agua toma algo de tiempo, como si fuese de vidrio,
el segundo hiela cada rama en un instante,
todo el bosque congelado resplandece y brilla
desde adentro —cada bombilla de luz está envuelta en hielo
una boca desde la cual la última palabra
del mundo brilla; luz, luz
¿Has oído sobre los kurdos en Turquía?
¿Por qué estás tan serio, Goldschmied?
¿Te has olvidado de cómo reír?
¿Qué tipo de risa, jovenzuelo, alguna vez tuve?
Jakov Lind, del cuento Resurrección
¿Has oído que la tierra empieza a moverse fuera de su órbita?
qué curioso, la gente sigue matando gente,
¿sabes un secreto?
los insectos más pequeños son menos violentos que las personas creativas.
Es una broma muy divertida, como este viejo mundo
se está yendo cada vez más cerca a Marte,
haciendo que los océanos chapoteen por todos lados
y que los terremotos controlen el crecimiento de la población.
“No hay de qué preocuparse” siguen gritando todas las voces:
en eso somos los mejores,
parlotear balbucear parlotear cotorrear balbucear,
has escuchado el sonido del océano,
¿es quizás el sonido de las burbujas que empujan las olas?
Eso es un poco como reír, todo ese aire caliente impenetrable.
Un hombre sin dinero y su perro conducen por un acantilado en Irlanda,
Te parece gracioso ¿verdad? Te ríes tanto que lloras
quizás es un viejo recuerdo del holocausto: lloras tanto que te ríes.
De cualquier manera, el océano ríe, se quita la ropa y la piel,
y deja sus huesos salados en la playa para que los escarabajos los encuentren.
Los escarabajos saben cómo construir casas, aunque solo hablan el idioma escarabajo,
no ríen, construyen sus casas en las espaciosas cámaras de huesos.
Todos esos cuerpos en la calle. No olvides que hay un francotirador
mirando a tu madre a través de la mirilla de su escopeta.
No esperes que ella saque tu cuerpo podrido fuera de la carretera.
Ella se unirá a ti de todos modos; morirá de conmoción o de una huelga de hambre.
Esa es otra broma que escuché. Hay muchas bromas como esa.
Solía reír todo el tiempo.
¿Me preguntas en tu idioma por qué no me estoy riendo?
¿Me preguntas por qué no me río?
Asterismo
Toses un resplandor y veo estrellas.
¿Es que has olvidado otra vez lo que soñaste? Una larga piscina, cuerpos, estrellas.
Hay amenazas que provienen de otra gente, pero en realidad es porque hay una estrella dentro de ti que las atrae todas.
En tu frente: una estrella. Aquí, una estrella. Aquí.
El infinito no es la oscuridad, es la luz dentro de la estrella.
La luz te golpea y veo un tatuaje lleno de estrellas.
Quizás porque en todos los lugares rotos hay constelaciones.
Una vez hubo un universo sin gente, tan sólo estrellas.
Te enojas contigo mismo. Cierras los ojos e implosionas.
Hay una bodega olvidada en Egipto en la que hay un mapa de estrellas distantes de 6000 años.
Piedras cuyas constelaciones intercambian sus lugares con las estrellas.
El mercado de Gólgota
En el jardín, los tallos de las flores
son las lanzas que los legionarios romanos
hundieron entre las costillas de Jesús.
Las mujeres recogen, en frascos de cristal,
las lágrimas de esos soldados
para venderlas y así ganar algo de dinero
para comprar a los hombres que las prostituyen.
Menos una puta, mi madre,
que prefiere la verdad.
El artilugio inmaculado
La tormenta que te fecundó anoche fui yo.
No siempre digo lo que quiero decir, quizás es por mi educación católica.
Mamá solía hacernos rezar y me llevó muchísimo tiempo ver
la cabeza de mi hermano, rodando a la distancia, cantando.
Arriba, en el cielo, me muevo a una velocidad que lo penetra todo.
Tanto que las aves terminan en mis entrañas: defeco plumas regularmente.
Nadie te culpará por el pequeño bastardo que tú y yo estamos creando.
No les diré que ella es la salvadora de este jodido planeta.
Piensa en mí como una máquina, en un artilugio con alas de una milla de largo
muy lejos sobre el mar, con planetas sobre mí y sobre petróleo,
mi corazón está tan lleno de placer que los bordes de mi cuerpo tiemblan
tanto como la primera vez que probaste pizza en King’s Road, cuando tenías 21.
No eres especial porque te elegí, eres especial porque eres humano.
Nada de lo que hagas en este cuerpo será olvidado nunca.
Pregunto por ti
Para reír en la oscuridad del sonido,
y transcribir lo inexplicable.
Para conectar con la mirada como se conecta con un puente,
para hacer del cuerpo una caja de resonancia,
para entender, como el lenguado
entiende el agua con sus agallas,
como el mirlo entiende el aire al moverlo con sus plumas,
como el hombre entiende la piel cuando le pasa la lengua.
Para existir,
para crear el desconcertante enigma de la industria,
para invocar la porcelana de la luna llena,
para decir “luz a través de un cristal color arándano”,
para dormir en una hamaca y despertar con la luz
aún empapada de la humedad de los sueños.
Para saber todas las palabras que me dicen azul,
para encontrar una nueva forma de describir el poder
diciendo los otros nombres del azul:
uliuli blua mawaawa zils blau glas manga azurine obwato ixki azul sinine luhlaza bleu.
Para saber que las palabras nacen de diferentes lugares
primero tienen que ser dichas: entonces los poemas sobre la muerte
vienen de la tierra donde sólo hay oscuridad,
los poemas sobre la amistad vienen de la tierra donde siempre brilla el sol,
los poemas del silencio vienen de la tierra donde siempre cae la nieve,
los poemas de dolor vienen del océano donde el agua
debe ser extraída del corazón arrancado de un esclavo.
Para entender que en una isla
los cuerpos de los pájaros fueron usados como velas,
que sus picos se abrieron
para que una mecha ilumine su garganta seca.
Para saber qué poeta amó al pájaro,
qué poemas fueron escritos bajo la luz del pájaro,
para saber que el poeta sabía cómo preservar el pájaro,
aplanando el cadáver y doblándolo como un libro.
Para oler el humo en la habitación oscura,
para saber lo que significan las palabras, aunque no las reconozcas,
para reconocer el nombre que pronuncia el viento.
—————————————————————————————————————————-
(poemas en su idioma original, inglés)
5+1 poems from After Economy (2017),
by JL Williams
Woodnote
My home is the place where I dream I am not I someone
somewhere came to a quiet opening in the trees
having walked through the river they found sunlight
lost a soul is a punctuation mark for a sentence
that never ends when you come home feeling
you don’t need to worry anyway between the trees
a woman is holding her hand in the gold light
heavy in the leaves of the silk trees the pressure
of dusk is condensing before it is dark I fall
and I am tired isn’t there tenderness even then
in silence a floating garden between the trees
a deer with a face made of wild flowers its tail
a mountain river I broke the stem of a wild rose
and it did not scream its white blood dripped
over my fingers you’ll remember a seed drifts off
all those lost plans of pine thrown on fires
each pail of water flying into a veined web each
droplet reflecting the death of the flame
in your eye forever forgotten the planets
are shifting an echo a shattered star a fist opening.
After economy
First they choose the forest with the most trees,
then they bind each tree in strings of brights.
Then they bring electricity to the roots,
covering the plugs so as not make fires.
Then they drive the firetrucks up,
it is winter, you remember — each red truck shiny as a new toy.
Then they unwind the hoses, embrace the soft tubes
and three people at each wheel begin to turn.
The first rinse takes some time, a glassy sheathing,
the second ices each branch quick and soon
the entire frozen forest glitters and shimmers
from within — each bulb encased in ice
a mouth through which the final word
of the world is shining out; light, light.
Hey did you hear about the Kurds in Turkey?
Why so serious, Goldschmied?
You forgotten how to laugh?
What kind of laughter, young man, did I ever have?
from the story Resurrection by Jakov Lind
Hey did you hear the earth is moving out of her orbit?
It’s funny how people keep killing people,
it’s a secret did you hear
the tiniest bugs even are less violent than inventive people.
It’s the funniest joke, how this big old earth
is shifting up closer to Mars,
making the oceans splash around
and the earthquakes are working on population control.
No worries all the voices keep shouting —
that’s what we’re best at,
babble babble babbling babble babble,
did you hear the sound of the ocean
is the sound of all the bubbles jostling in the waves?
That’s a little like laughing, all that impervious hot air.
A man and his dog with no money driving off a cliff in Ireland,
that’s funny right? You laugh so much you cry,
or that old holocaust memory — you cry so much you laugh.
Either way, the ocean laughs up, takes off the clothes and fur,
leaves the salty bones on the beach for the beetles to find.
Beetles know how to build houses, they only talk in beetle language,
they don’t laugh, they build their houses in the airy chambers of bones.
All those bodies in the street, don’t forget there’s a sniper
with his sights trained on your mother.
Don’t expect her to pull your rotting body out of the road.
She’ll join you anyway; die of shock, die of her hunger strike.
That’s a joke I heard. There are lots of jokes like that.
I used to laugh all the time.
You ask me in your language why I’m not laughing?
You ask me why I do not laugh?
Asterism
You cough out a mouthful of glitter and I see stars.
Did you forget your dream again? In the long pool, bodies and stars.
There is a threat coming from other people, but really it is because there is a star inside you sucking everything toward it.
On your forehead, a star, here, and a star, here.
Vastness is not darkness, it is the light within the star.
The light hits you and I see a tattoo with stars.
In all the broken places, constellations.
Once there was a universe with no people in it, just stars.
Disgusted with yourself, you close your eyes and implode.
Forgotten cellar in Egypt in which there is a 6000 year old map of distant stars.
Stone whose constellations shift in time with stars.
Market at Golgotha
In the garden, the stems of flowers
are the spears of the legionnaires
who aimed between the ribs of Jesus.
Women collect the tears
of the soldiers in crystal vials,
sell them to make enough money
to buy out their pimps.
Except for one whore, my mother,
who prefers the truth.
The immaculate contraption
The storm that impregnated you last night was me.
Don’t always say what I mean, it comes from my Catholic upbringing.
Mother used to make us pray and it took me longest to see
my brother’s head rolling off into the distance, singing.
Up in the sky the speed at which I move is penetrating.
Birds wind up in my bowels, I shit out feathers at regular intervals.
No one will blame you for the little bastard you and I are creating.
I won’t tell them she’s the saviour of this god-damned fucked up world.
Think of me like a machine, some contraption with mile-long wings
far out over the sea with planets above and oil below,
my heart so filled with delight that the edges of my body are trembling,
like that first time you tasted pizza, 21 on the King’s Road.
You’re not special because I chose you, you’re special because you’re human.
Nothing you do ever again in this body will be forgotten.
I enquire of you
In order to laugh in darkness at the sound,
to transcribe the inexplicable.
In order to connect with the eye as with a bridge,
to make of the body a sounding board,
to understand as a plaice does
water with its gills,
as a dipper does air with its feathers,
as a man does skin with his tongue.
In order to exist, to reproduce
the utter enigma of industry,
to conjure the porcelain of moonlight,
to say ‘light through cranberry glass’,
to sleep in a hammock and wake in light
drenched with the wetness of dreaming.
In order to know all the words for blue,
to find a new way to describe all power
via the names for blue:
uliuli blua mawaawa zils blau glas manga azurine obwato ixki azul sinine luhlaza bleu.
In order to know that words are born of places
they are first said and that poems of death
come from the land where the sun never shines,
poems of friendship come from the land where the sun always shines,
poems of silence come from the land where the snow always falls,
poems of pain come from the ocean where the only water
must be sucked from the slave’s torn out heart.
In order to understand that on an island
bodies of birds were used for candles,
bird beaks opened and wick threaded down
the bird’s dry throat and lit.
In order to know that the poet loved the bird,
that poems were written by the light of the bird,
that the poet knew the practise of preserving the bird,
of flattening the corpse and folding it like a book.
In order to smell the smoke in the dark room,
to know what the words mean though you don’t know the words,
to recognize the name being spoken by the wind.
*(Nueva Jersey-EE. UU.). Poeta. Reside en Escocia. Su poesía dialoga entre idiomas y culturas y transita por distintas formas de expresión cultural (artes visuales, danza o teatro). Ha publicado en poesía Condition of Fire (2011), Locust and Marlin (2014) y After Economy (2017). Esta es su web personal www.jlwilliamspoetry.co.uk