Por Javier Gil*
Crédito de la foto Ed. Espacio Hudson
5 poemas de Poemas de la bancarrota
y otros poemas (2018),
de Javier Gil
Hospital de día
¿Toda la arena de esta playa quiere llenar mi boca?
Héctor Viel Temperley
el desierto es mi pastor todo me falta
Mario Montabetti
extraña paz la de este lugar de muerte,
extraña luz y extraño olor
que inunda la sala y los pasillos
y llega limpio a mí, hasta mis ojos,
y me anega y me inunda y me somete,
porque el tamaño del sueño y de la prisa
tiene una nueva textura aquí, una textura extraña,
en este lugar,
en este lugar de vida
y muerte,
una textura blanca y lisa.
aquí nada me falta, todo me falta,
tengo
un asiento cómodo y una vía,
una pantalla enfrente
y una gasa con una pequeña gota de sangre
-NADA ME FALTA TODO ME FALTA-
en este desierto blanco, extraño de luz,
limpio de paz y terso;
y yo floto y nada me falta
-todo me falta-,
llega la enfermera, calibra el aparato,
que deja de pitar,
y vuelve la paz, y vuelve,
y todo se anega, y me somete el sueño,
y mis párpados pesan y pesan y pesan,
y mi boca se anega de arena y gasas,
y mis párpados pesan,
todo se ha parado, todo está en el aire,
aquí, en este lugar de vida
y muerte,
todo se ha detenido,
y yo respiro y en cierta manera
no
quiero
salir
de
aquí.
Los poemas de la morgue
II
El mito de la mujer esperando
incansablemente,
sintiendo la espera como algo más que un ritual de la vida,
como la vida misma,
tiene poco que ver con roles asumidos
y sí con la naturaleza intrínseca del hombre.
El hombre hilando, tejiendo incansablemente,
acumulando puntadas,
metros de hilo y horas,
haciendo un inmenso tapiz
definiría perfectamente mi labor.
Durante años y años me dediqué
a la espera y la contemplación.
Mi afición era camuflarme,
ladrillo en la ciudad,
matorral en la selva,
para poder esperar pacientemente,
incansablemente.
Nunca supe bien qué esperaba,
de quién, cuándo, cómo, por qué,
por quién seguir siempre en mi sitio.
Solo podía esperar.
Nunca supe cuándo, cómo, por qué
aparecí de pronto en esta morgue.
A todos, hasta a los muy pacientes,
nos llega la hora,
pero los ladrillos, los matorrales
y los tapices, de alguna manera,
nunca mueren.
HABLAR SOLO, sólo
no ser otra cosa
que palabras para nada
para nadie
De la impermeabilidad de ciertas prendas de vestir
Habrá cosas de mí con que yo pueda
seguir hacia delante,
y entonces
no respirar sino
oír respirar;
no vivir,
oír vivir.
My way (versión de Nina Simone)
¿Cómo darle al poema las luces de tu voz?
El pentagrama está poblado
de pájaros que anoche
volaron, sin pensarlo, del alféizar
azul
de tu mirada.
Y hoy, tuyo el poema, tu canto oscuro
será tanto la luz que crepita como
el surco callado que a la mano avisa como
el prisionero ciego que ansía un mundo lento y perfecto como
la ruta esmeralda que la musa mira como
el espacio que queda entre dos pieles que se aprietan
/fuertemente como
las tardes en que nada puede ser porque son todo como
el anuncio, olor a tierra, de la tormenta inminente como
una rosa que estalla,
pétalos incrustados en el corazón del mundo.