5 poemas de «El libro Alcohol» (2010), de Ion Mureșan

 

Por Ion Mureșan*

Traducción del rumano al español por Ioana Alexandrescu**

Crédito de la foto (izq.) ©Tadao Shibata /

(der.) Editura Charmides

 

 

5 poemas de El libro Alcohol (2010),

de Ion Mureșan

 

 

Poema

(a Nichita Stănescu)

 

Cada vez hay más direcciones que debo olvidar.

Cada vez hay menos casas en las que soy recibido como una persona honorable.

¡Ay, si yo fuera ingeniero,

si yo fuera doctor,

si yo fuera contable…!

Me tomaría otras dos onzas de vodka.

 

 

 

La lástima

 

Me doy lástima. De esta lástima

que me mendigo

con desenfreno y me concedo

con una generosidad indecente, de esta lástima

vivo.

 

Y si estoy en la ventana

doblado, muerto de hambre

y si los huesos, de dolor, explotan dentro mío,

de lástima explotan.

 

Taberna obrera, ¿qué haces tú en la orilla

del río? ¿Y qué hacen mis ojos

en estas aguas sucias que van apagando

una tras otra las velas

que arden alegres en los muros amarillos

del matadero?

 

 

 

Acerca de los dioses

 

Ellos llevan en la mano objetos estúpidos.

Ellos destilan en el aire el desajuste: nada va con nada.

En un perímetro, pongamos, de diez metros a su alrededor

hay una suerte de desgarbo amargoso,

una capa fina de estupidez.

El cielo encima de la calle está igual que el ojo del borracho:

de un verde desteñido, tirando a dorado,

con un hoyito negro en lugar del sol,

en medio.

Es como si encima de las cercas

miles de niños estuvieran a punto de asomar sus cabezas,

de imitarte con gestos burlones

y de arrojar hacia ti miles de palabrotas

entre risitas con voces delgaditas.

Pero las cosas, sobre todo, son humilladas: de pronto

parecen objetos de museo olvidados en la letrina.

Cuando sientes que te empiezan a dar lástima los objetos,

y una lástima infinita te das tú mismo también,

puedes estar seguro de haber visto un dios

y de que él, mientras pasaba, a su vez te vio

y, en ese mismo instante, te olvidó.

 

 

 

Nosotros vamos a casa

 

Todo el verano me quedé a la sombra de un viejo roble,

como quien ya no tiene nada que hacer,

puesto que Dios ya hizo el mundo

y lo hizo la mar de bien.

 

Pasó el bus, pasó el mediodía,

la hierba crepitó reseca.

Y las ventanas de la taberna brillaban bajo el sol,

rojas cual chiles puestos a secar en una cuerda.

En verdad ya no había nada que esperar.

En verdad ya no había nada que hacer.

 

Y de repente, las cosas se me aclararon,

como cuando escribes un poema tras llorar mucho tiempo,

y ya no quieres entender nada.

 

Pasó el bus, pasó el mediodía,

la taberna se abrió.

Y de ella salió una mujer que llevaba de la mano a dos niños

que flotaban en el aire como dos globos y

el aire silbaba a su alrededor.

Y sus manos eran delgadas como una cuerda.

Y se reían con la cabeza hacia abajo.

Y cuando pasaron a mi lado,

uno de ellos sonrió con la cabeza hacia abajo

y el otro

habló con la cabeza hacia abajo:

“¡Buenos días, señor!

Nosotros, ahora, vamos a casa a lavarnos

y a limpiarnos y a tranquilizarnos.

Pero, un día, nos empezaremos a sentir mal

y nos llevarán al hospital”.

 

 

El poeta Ion Mureșan

 

La esperanza

 

Está mal.

Y tan solo la esperanza de que mañana sea peor

nos mantiene con vida.

Pero nosotros

esperamos con tantísima fuerza

que de repente mañana es hoy

y está muy mal.

Pero nosotros

con un último esfuerzo esperamos una vez más

y, de repente, mañana es ayer

y está muy mal.

Cuanto alcanza la vista alrededor

está muy mal:

un mar de plomo,

con olas pequeñas y dulces.

Pasamos al lado de

islas calladas y azules

que ondean sobre las olas

cual manchas de aceite

y gasolina.

Y ahora está bien,

porque está muy mal

y el mal

se estabilizó en la cota

suprema.

No puede estar peor ni siquiera en el pasado.

 

 

 

 

 

*(Cluj-Rumanía 1955). Poeta, ensayista y dramaturgo. Se desempeña como jefe de redacción de la revista Verso. Ha obtenido el Premio de la Unión de Escritores de Rumanía (1981, 1993 y 2010), el Premio de la Academia Rumana (2010) y el Premio de Poesía Mihai Eminescu (2014), a toda su obra. Ha publicado en poesía Cartea de iarnă (‘El libro de invierno’, 1981), Poemul care nu poate fi înțeles (‘El poema que no puede ser entendido’, 1993), Pahar (‘Vaso’, 2007), cartea Alcool (‘el libro Alcohol’, 2010) y las antologías Poezii (‘Poemas’, 2014), Iluminarea marilor construcții (‘La iluminación de las grandes construcciones’, 2016) y Izgonirea din poezie (‘La expulsión de la poesía’, 2020), entre otros.

 

 

 

**(Oradea-Rumanía, 1975). Poeta y narradora. Doctora en filología por la Universidad Autónoma de Barcelona (España) y profesora en la misma universidad. Es autora de tres libros de teoría y crítica literaria y de varios artículos sobre temas literarios y lingüísticos. En el campo de la creación, ha publicado los poemarios Calla Lilies (2015) y Prados azules (2017), así como de microficción.