Vallejo & Co. presenta fragmentos de declaraciones de amigos sobre el poeta Carlos Oquendo de Amat. Sirven para acercarnos a él ya no sólo como escritor sino, además, como ser humano. Algunos de los mismos pertenecen a La poesía acéntrica de Oquendo de Amat (2013), por cortesía de la web: http://www.scribd.com/doc/191065566/La-poesia-acentrica-de-Oquendo-de-Amat#scribd
Reunión de textos: Mario Pera
5 amigos escriben sobre Carlos Oquendo de Amat
Jorge Cornejo Polar
El breve poemario de Oquendo (diecinueve poemas) constituye en verdad una fiesta para el lector de poesía en primer lugar por el despliegue libérrimo de una persona lee inédita visión de la realidad que tiende a expresarse en un lenguaje y una imaginería absolutamente nuevos, de vanguardia, así se trate de temas clásicos en la poesía como la madre, el amor, el paisaje y, con mayor razón, si se trata de novísimas entidades como la ciudad contemporánea o los inventos tecnológicos.
Arturo Corcuera
… alcanzamos a conocer al sepulturero que recordaba con precisión «el día que enterró al peruano». Nos dijo que sus cuadernos, con muchas páginas escritas, y que su escasa ropa fueron incinerados porque el joven había muerto de una enfermedad muy contagiosa. Así se perdieron los últimos poemas del más alto representante de la vanguardia en la poesía peruana contemporánea.
André Coyné
Los cuadros de Delaunay son entre los primeros responsables de tanta torre Eiffel que metaforiza la vanguardia poética, desde Apollinaire hasta nuestro querido Oquendo de Amat: » La torre Eiffel a tu lado flor geométrica para los poetas puros» y » La torre Eiffel sostiene el cielo cúbico de París / con el dedo pulgar». En 1920, se volvió conocido de todos por el artículo que escribió en la revista del colegio sobre Enrique Salgari, autor que los alumnos en su mayoría devoraban sin saber nada de su vida ni de sus aventuras. Cuando sigue el quinto año encanta a sus pocos amigos con los cuentos que inventa para ellos; uno de ellos lo recordaba como «un imaginista» que ya se divertía en «manejar palabras» y que los días lunes, volvía con «páginas literarias» arrancadas de diarios y revistas.
Alberto Tauro
Recuerdo a Carlos Oquendo de Amat como un personaje singular, inconfundible. De mediana estatura, delgado; sus hombros caídos afectaban una compleja actitud, que por igual trasuntaba cansancio o timidez; y siempre lucía pulcramente, aunque su atuendo mostraba las huellas del uso… A todos era evidente que su vida cotidiana transcurría entre dificultades. Muchos la reputaban desordenada, y más o menos envuelta en los delirios artificiales de la bohemia; otros se limitaban a juzgar que había algún misterio en su falta de ubicación precisa, así como en el nimbo trashumante de sus apariciones y ausencias.
Rosa Arciniega sobre la tumba de Carlos Oquendo de Amat
En lugar de un amoroso manojo de florecillas silvestres, arrancadas por manos de compatriotas de un rincón de la ladera, para derramarlas, en símbolo de recuerdo, por encima del metro cuadrado de tumba en la montaña, sobre aquella montaña y sobre aquella tumba donde quedó sepultado el poeta peruano Carlos Oquendo de Amat, llueve hoy compacta la metralla que siega vidas; y llueve además, una lluvia pertinaz, hecha con rojas gotas de sangres que nacieron hermanadas.