Vallejo & Co. presenta una breve selección de poemas del reconocido vanguardista Vicente Huidobro (1893-1948) quien fuera creador del movimiento literario Creacionista.
*Agradecemos a la Fundación Vicente Huidobro por facilitar la publicación de estos poemas.
Por Vicente Huidobro*
Selección por Fundación Vicente Huidobro
Crédito de la foto (Izq.) Ed. Ercilla /
(Der.) www.letras.mysite.com
3+1 poemas de Ver y palpar (1941),
de Vicente Huidobro
El paladín sin esperanza
Torbellino al galope qué haces desventurado hermano
Aúlla la montaña con dolor de universo
En un vuelo sincero para el salvaje ardiente
Cuando crece la espiga de las constelaciones
En la mirada adivinatoria de la vieja demencia
Que cree en los caminos goteados de silencio
Atardecer de nevazón en la mirada estupefacta
Aventura de luz para el abismo prisionero
Con sed de rocío y suerte voluptuosa de volcán
Liberta los leones de tu espíritu como se leva el ancla
de los barcos
Cuando el convoy de corazones galopa hacia el naufragio
El naufragio que es la llaga del mar en delirio
En donde sangra eternamente un ebrio abstracto
Soñador de planetas de vidrio
Signos hay en las olas de mundo en mundo
El horizonte calcinado se aleja de las playas del tiempo
Sin puerta en sus fronteras sin gesto de dureza
Espanto sin reposo mira abrirse las murallas del cataclismo
Escucha los rumores de tu pecho sepulcro de héroe
Hierática serpiente devorando la esperanza
En vano extiende sus manos de enfermo
Lazos de soledad para el que piensa
Qué hacer si la violencia alza la temperatura de los ojos
Como una descarga en la zona del canto
Lejanía sin entrañas
Respeta las palmeras con las manos abiertas
Respeta la actitud de las rocas anticuadas
Respeta a la noche que vuelve después de un largo viaje
Respeta mi pecho donde las olas se pasean
Y el sueño del paisaje que sale de mis ojos
Ella
Ella daba dos pasos hacia adelante
Daba dos pasos hacia atrás
El primer paso decía buenos días señor
El segundo paso decía buenos días señora
Y los otros decían cómo está la familia
Hoy es un día hermoso como una paloma en el cielo
Ella llevaba una camisa ardiente
Ella tenía ojos de adormecedora de mares
Ella había escondido un sueño en un armario oscuro
Ella había encontrado un muerto en medio de su cabeza
Cuando ella llegaba dejaba una parte más hermosa muy lejos
Cuando ella se iba algo se formaba en el horizonte
para esperarla
Sus miradas estaban heridas y sangraban sobre la colina
Tenía los senos abiertos y cantaba las tinieblas de su edad
Era hermosa como un cielo bajo una paloma
Tenía una boca de acero
Y una bandera mortal dibujada entre los labios
Reía como el mar que siente carbones en su vientre
Como el mar cuando la luna se mira ahogarse
Como el mar que ha mordido todas las playas
El mar que desborda y cae en el vacío en los tiempos
de abundancia
Cuando las estrellas arrullan sobre nuestras cabezas
Antes que el viento norte abra sus ojos
Era hermosa en sus horizontes de huesos
Con su camisa ardiente y sus miradas de árbol fatigado
Como el cielo a caballo sobre las palomas
El célebre océano
El mar decía a sus olas
Hijas mías volved pronto
Yo veo desde aquí las esfinges en equilibrio sobre
el alambre
Veo una calle perdida en el ojo del muerto
Hijas mías llevad vuestras cartas y no tardéis
Cada vez más rápidos los árboles crecen
Cada vez más rápidas las olas mueren
Los récord de la cabeza son batidos por los brazos
Los ojos son batidos por las orejas
Sólo las voces luchan todavía contra el día
Creéis que oye nuestras voces
El día tan maltratado por el océano
Creéis que comprende la plegaria inmensa de esta agua
que cruje sobre sus huesos
Mirad el cielo muriente y las virutas del mar
Mirad la luz vacía como aquel que abandonó su casa
El océano se fatiga de cepillar las playas
De mirar con un ojo los bajos relieves del cielo
Con un ojo tan casto como la muerte que lo aduerme
Y se aduerme en su vientre
El océano ha crecido de algunas olas
El seca su barba
Estruja su casaca confortable
Saluda al sol en el mismo idioma
Ha crecido de cien olas
Esto se debe a su inclinación natural
Tan natural como su verde
Más verde que los ojos que miran la hierba
La hierba de conducta ejemplar
El mar ríe y bate la cola
Ha crecido de mil olas
Canción de la muervida
Mi mano derecha es una golondrina
Mi mano izquierda es un ciprés
Mi cabeza por delante es un señor vivo
Y por detrás es un señor muerto
Los muertos han perdido toda confianza
En los cimientos de nuestras casas y de nuestras lenguas
Y aun de nuestros relojes enrollados en el infinito
Qué podemos decirles
Ellos suben sobre el tejido de la eternidad
Y miran a lo lejos
Atan sólidamente las nubes que están llenas
Tocan la campana del vacío que debe saludar a los siglos
Como un sombrero
Llevan un anillo en cada uno de los cinco sentidos
Y un pájaro en cada cielo
Están desterrados de la tierra y encielados en el cielo
Ellos mondan la corteza de los siglos
Los vivos alargan su ciprés
Para decir buenos días a la golondrina
Se alejan sonrientes hasta el horizonte
Suben cantando hasta el piso de la muerte
Hablan con una lengua adormecida desde mucho tiempo
Son póstumos como los ecos de la flor del trueno
Y lo mismo que los perfumes
Llevan su cuerpo como el tallo de un nenúfar precioso
Y no van más lejos que un tiro de pistola
Cuentan los días con huesos de frutas
Que guardan en jaulas como pájaros
Cuentan las estrellas y les dan nombres amistosos y tibios
Es preciso no confundir los lechos y no equivocarse de plato
Es preciso cantar como un nenúfar precioso
Un pájaro trina para mil orejas anónimas
Una estrella brilla para mil ojos recién nacidos
El pájaro cambia de día con una mirada
La estrella deposita la muerte y sigue su camino
(de Ver y palpar)